Alma de Gaza
Alma de Gaza
En Gaza el viento llora sin cesar,
sus calles guardan historias de pesar.
Alma Abu Tair, niña de risa fugaz,
bajo escombros quedó, sin poder soñar.
Sus ojos, dos luceros apagados,
los soldados israelíes los tornaron en pasado.
¿Dónde están los juegos, los años dorados?
Solo quedan zapatos rotos, olvidados.
El cielo, antes azul, hoy es metralla,
la guerra devora sueños en su batalla.
¿Quién borró su nombre de la pizarra?
Su vida fue un verso truncado por la bala.
No hay abrazos que calmen este frío,
ni canciones que restauren el vacío.
La infancia, en Gaza, es un laberinto:
muros de miedo, sueños sin tinta.
¿Por qué el hierro golpea cuerpos pequeños?
¿Por qué el odio siembra inviernos tan llenos?
Alma, flor arrancada por la sinrazón,
tu nombre grita al mundo nuestra vergüenza.
Que las risas infantiles sean trincheras,
que el llanto se vuelva semilla en tierras negras.
Basta ya de cenizas, de noches sin velas:
los niños merecen cielos sin metralla.
Gaza clama justicia, no más silencio,
que el dolor de sus hijos sea nuestro espejo.
Alma, desde la tierra, nos repite al paso:
*Ningún niño es trofeo de un poder insano*.
—LAB
