Alma Sin Prisa
Alma Sin Prisa
No soy de esas noches que pasan sin huella,
mi amor es raíz que en tu pecho se enreda.
No busco recuerdos, prefiero el presente:
robar cada instante que el tiempo nos miente.
Soy fuego que nace en el centro más frío,
caliento tu sangre con besos de invierno.
Mis versos no escriben palabras vacías:
son huellas que trazan caminos de almíbar.
No tengo fronteras ni miedo al abismo;
abrazar tu alma es mi oficio más cierto.
Si acaso te pierdes, mi voz será el mapa,
y en piel dibujada, mi boca es el atlas.
No guardo la luna en un cajón olvido,
te entrego el planeta que gira en mi gritó.
Las estrellas mueren, mas brillan en vano:
las tuyas las guardo tejidas en mis manos.
Soy música lenta de acordes antiguos,
notas que despiertan secretos dormidos.
Mi guitarra llora preguntas al viento:
¿qué hechizo escondes tras ese silencio?
Tu risa es un río de luz celestial,
un misterio dulce que quiero descifrar.
No busco respuestas, solo tu mirada,
donde el universo se vuelve posada.
No soy temporal, soy eterna en cenizas,
en versos que laten como arterias vivas.
No pido perdón por querer sin medida:
mi amor no es cautivo, es semilla que anima.
Si un día la vida nos grita «¡basta!»,
tejemos un mundo donde el fin no aplasta.
Porque yo no miento: mi piel es tu escudo,
y en cada suspiro... renacemos desnudos.
Soy ladrona audaz de tus miedos oscuros,
los cambio por alas, por cielos futuros.
No hay caja ni olvido que apague este empeño:
contigo, hasta el polvo se vuelve un sueño.
Disculpe si acaso mi ardor la asombra,
pero no conozco otro idioma que el alma.
Si el mundo se apaga, aquí sigo escribiendo...
versos que se besan con tu nombre adentro.
—Luis Barreda/LAB
