Amor Ausente
Amor Ausente
En el jardín de mis noches sin luna,
creció una rosa que nunca abrió,
sus pétalos guardaban una esperanza,
que el tiempo, silencioso, se llevó.
Mis amigos tejían risas y promesas,
mientras el viento me hablaba en voz baja,
sus manos hallaban luces en la niebla,
yo solo abrazaba sombras de nostalgia.
Recorrí senderos, llamé a cada puerta,
buscando un eco que jamás escuché,
el mundo giraba en parejas eternas,
y yo me perdía en un mar de quizás.
La primavera a otros les dio alas,
a mí me enseñó a contar las estrellas,
mientras el amor, esquivo como el agua,
se escurría entre mis redes vacías.
Otros tejieron sueños entre flores,
sus manos hallaron otras manos cálidas,
mientras mis palmas, vacías de promesas,
acariciaban sombras melancólicas.
Preguntan por qué mi noche no tiene estrellas,
por qué en mi puerta no llaman las auroras...
Yo solo sé que el amor, viajero esquivo,
no quiso habitar en esta casa rota.
Tal vez mi alma nació sin brújula ni mapa,
sin esa luz que a dos mundos enlaza;
soy barco sin puerto, canción sin eco,
hoja que el viento arrastra... y nunca pasa.
Hoy me preguntan con miradas tristes:
¿Por qué tu cielo no brilla de colores?.
Y yo respondo con versos sencillos,
que escribo en el muro de mis dolores:
*No fui tallado para el dulce beso,
ni hay labios que busquen los míos al final,
solo soy un faro sin puerto,
iluminando un mar de soledad.*
*Mis pasos no hallaron compañía,
ni hubo canciones que al alba brotaran,
el amor fue un mapa sin rutas,
un jardín donde las flores nunca llegaron.*
Tal vez algún día, bajo otra constelación,
alguien entienda este silencio sin nombre,
mientras, sigo tejiendo versos al viento,
guardando en ellos todo aquello que no existe.
Porque hay almas que nacen sin espejo,
sin otro corazón que les marque el compás,
y aunque el mundo cante a dúo su fiesta,
algunos bailamos con la ausencia nada más.
—Luis Barreda/LAB
