Cicatrices y Sonrisas
Hay nudos en el estómago que aprietan sin parar,
caminos en el pecho que cuesta recorrer,
cicatrices que pican y tardan en cerrar,
y algunas, muy adentro, que no han de sanar.
Hay lágrimas que caen con sabor a sal,
que queman las mejillas al rodar sin cesar.
Hay sonrisas que vuelan, sin rumbo ni final,
como pájaros libres que no vuelven más.
Hay besos que se guardan, que nunca se han de dar,
promesas suspendidas en el aire sin más.
Hay otros que son últimos, sin tiempo para hablar,
abrazo que se pierde, silencio al caminar.
Pero hay brazos que abrazan con fuerza y calidez,
que juntan los pedazos con suave firmeza.
Son refugio seguro, son paz y son sostén,
que ayudan a sanarte, renaciendo otra vez.
Hay gente que se aleja, sin mirar hacia atrás,
hay que dejar que sigan, no intentar retener.
Mas otras, fieles siempre, jamás te dejarán,
contigo en la tormenta, dispuestas a vencer.
Hay días que son grises, que pesan como plomo,
y horas que se arrastran con paso lento y lento.
Recuerdos que te atoran, que duelen hasta el hueso,
que quisieras borrarlos, quitarlos de tu sueño.
Pero hay otros instantes, tan claros y tan vivos,
que brillan en la mente como rayos de sol.
Sonrisas compartidas, abrazos fugitivos,
regalos inolvidables que guarda el corazón.
Hay sensaciones tibias que nunca se te van,
un olor, un sonido que vuelve a emocionar.
Tradiciones que unen, que nunca se quebrarán,
y amores que perduran, que no han de terminar.
Hay canciones que pinchan, que abren la heridita,
que hacen que las lágrimas empiecen a brotar.
Otras que dan alegría, que saltan y palpitan,
y te pintan una risa al comenzar a sonar.
Hay temas que te llevan a un mundo de ilusión,
o te traen el recuerdo de un ser que ya no está.
Te abrazan con su música, te dan consolación,
te dicen sin palabras que nunca se irá.
Sí, hay días complicados, de lucha y de dolor,
y otros más tranquilos, llenitos de color.
Hay odio en este mundo, es triste y es real,
pero también hay gente buena, sincera y especial.
Hay sonrisas que llegan cuando menos se espera,
pequeños rayos de luz que calientan el vivir.
Si las dejas entrar, si abres bien la puerta,
pueden cambiar tu rumbo, pueden hacerte feliz.
Hay amores tan bellos que llenan de fulgor,
que son como un faro en la noche oscura.
Hay ratitos fugaces, un gesto, un dulce amor,
que te salvan el día, calman la amargura.
Porque esto es la *vida*, un río que va y viene,
con tramos muy calmos y otros de gran caudal.
Aunque a veces se nuble, aunque a veces detiene,
iHay que vivirla plena, como si fuera el final!
Con todo lo que traiga, lo dulce y lo feroz,
aprendiendo del viaje... ¡hasta el final, adiós!
—Luis Barreda/LAB