El Camino, el encuentro y los destinos.
Hoy pienso en lo que me lleva
a caminar por esta vía.
Hoy siento una enorme porfía
de querer cargar la pena,
de no aceptar la despedida.
Y es que este rumbo incierto
que empezó cada uno de por sí,
ha trocado en encuentro.
Y aunque hoy parece que llega el fin
lo que yo anhelo es que no sea así.
Un camino a recorrer
con un propósito singular
que en la vía se ha hecho plural;
pues verlos y conocer
en la comunidad me hizo entrar.
Hoy mi camino ha sido encuentro,
y el encuentro lleva a continuar;
pues, siendo aún, que puedan no estar;
su presencia me ha recompuesto
y me impulsa a seguir y buscar.
Buscar lo que todos queremos:
Que nos quieran y querer,
buscar que no nos olvidemos
de que en cada nuevo amanecer
el otro configura mi ser.
Hermanos hoy les digo,
porque en mi camino han entrado,
porque unidos hemos estado;
y al pasar esto he ido
descubriendo lo que me es dado.
Y hoy no quiero otra cosa
que compartir lo que pueda ser,
que darme y recibir a su vez.
¡Realidad toda ella hermosa!
De ofrecer la vida y aprender.
Pues el otro a mi camino
no simplemente viene a morar,
los demás vienen a acompañar;
a formar esto en destino,
a hacer mi vida fructificar.
Y aunque hoy el corazón duela
por la distancia que nos llegará,
el encuentro hecho me consuela;
pues mi vida con las suyas está
y las suyas conmigo se queda.
Gracias he de decir al final,
porque la hermandad queda de lema;
y aunque todo pasa y todo queda,
y lo nuestro termine en pasar;
nuestro vínculo siempre va a estar.
Esta vida que llamamos nuestra
no la poseemos en solitario;
vivirla así sería un calvario,
sería del todo desposeerla;
pues, es dada, esto es lo extraordinario.
Ya, con todo, acepto el despido;
ya el camino me invita otro lado;
ya no somos simples extraviados;
y, aunque, variamos de destino
en la vía estamos encontrados.
Gracias camino.
Gracias hermanos.
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