Cuando dejé
que tu brisa entrara a mi nariz
y que con tu olor me mostrara
todo lo que me querías decir,
fue cuando me acordé de dónde vengo,
y todo lo que siente mi corazón,
que es el tuyo.
Esa emoción que me trae
la ciudad de noche y piedra.
Un sabor a fruta que no se va de mis dedos,
y que quisiera ser anónimo
en estas calles de mierda.