Mientras te espero
(aquel 11 de mayo)
Escribo esto mientras te espero.
Habitan en mi sentimientos encontrados:
expectativa, alegría e impotencia juntos.
Surge la frustración,
por tenerte a instantes y de lejos,
por querer y no poder,
por tener que represar sentimientos
ya desbordados.
Te espero,
pasan minutos, eternos cada uno
y no llegas.
Desespero,
imagino que ya no vienes.
Entre tanto,
mi corazón sufriente,
galopante,
jadeante, se niega a capitular.
Me abraza un sentimiento ambiguo.
Aunque llegaras,
la alegría y el alivio
de inmediato sucumbirían.
Pobre corazón,
sufriente,
galopante,
jadeante, no se rinde.
Deseo, presiento,
busco cualquier señal,
sombra,
o movimiento,
que me haga pensar
que eres tu.
Me estrello
con la inerte
e inamovible realidad
del aquí y ahora,
sin ti.
Pobre corazón,
sufriente,
galopante,
jadeante, no se resigna.
Aún te espero.
No llegas.
Precede la agonía
a un viejo sentimiento familiar:
la tristeza.
Pobre corazón,
sufriente,
galopante,
jadeante, no se somete.
No llegaste.
La cita fue contigo dolor,
viejo conocido.
Junto a ti, la agonía
Pobre corazón,
sufriente,
galopante,
jadeante.
C’est la vi mon ami
