Ahora que tienes todo lo que sabía que te merecías,
te digo olé por ti.
Que te vaya bien, que te quiera mucho, porque sé que lo va a hacer. Porque ella puede. Y que bien.
Gracias, por no dejarme caer. Por aguantar cosas que no tendrías que haber cargado. Porque mi vida era mi lastre, no el tuyo. Y gracias otra vez. Porque eres luz amigo mío. Lo sabes bien. Eres especial. Y ella también lo es. Con eso estoy tranquila. Con eso puedo dejarte ir, con eso puedo irme a dormir diciendo: afortunada yo, que lo conocí...