#Mexicanos #SigloXIX #Suicidio Poesía romanticismo romántica
Pues, señor, dije yo, ya que es pr… puesto que así lo han dicho en el… que rompa ya la bendecida prosa que preparado para el caso había, y que escriba en vez de ella algun…
A mi querido amigo Manuel Roa. Humanidad pigmea, tu que proclamas la verdad y el Cr… mintiendo caridad en cada idea: tu que, de orgullo el corazón beod…
Porque eres buena, inocente Como un sueño de doncella, Porque eres cándida y bella Como un nectario naciente. Porque en tus ojos asoma
Goza, goza, niña pura, Mientras en la infancia estás; Goza, goza esa ventura Que dura lo que una rosa. —¿Qué?, ¿tan poco es lo que dura?
¡Qué triste es vivir soñando En un mundo que no existe! Y qué triste Ir viviendo y caminando, Sin fe en nuestros delirios,
Junto a una pulquería cuyo título es “Los godos” disputaban dos beodos la tarde de cierto día. Yo pasaba por fuera
De los tres cielos que recorre el… de la existencia en la medida impí… cuando la gloria me enseñó tu nomb… yo estaba en el primero todavía. La pena que del pecho
Cuando todo era flores tu camino, cuando todo era pájaros tu ambient… cediendo de tu curso a la pendient… todo era en ti fugaz y repentino. Vino el invierno con sus nieblas,…
Si tu alma pura es un broche que para abrirse a la vida quiere la calma adormecida de las sombras de la noche; si buscas como un abrigo
¡Sin lágrimas, sin quejas, Sin decirnos adiós, sin un sollozo… Cumplamos hasta lo último... la su… Nos trajo aquí con el objeto mismo… Los dos venimos a enterrar el alma
Pensando las quinientas unidades que el número quinientos componían… que si quinientas eran al uno y nada más se lo debían; en sociedad se unieron, y los miem…
Sonaron las campanas de Dolores, voz de alarma que el cielo estreme… y en medio de la noche surgió el d… de augusta libertad con los fulgor… Temblaron de pavor los opresores
Mañana que ya no puedan encontrarse nuestros ojos, y que vivamos ausentes, muy lejos uno del otro, que te hable de mí este libro
Aún era yo muy niño, cuando un día… Cogiendo mi cabeza entre sus manos Y llorando a la vez que me veía “¡Adiós! ¡Adiós!” me dijo; “Desde este instante un horizonte…
Ante el recuerdo bendito De aquella noche sagrada En que la patria aherrojada Rompió al fin su esclavitud; Ante la dulce memoria