¡Qué pena esta de hoy! Haberlo dicho todo, Volcando por completo Lo que pesaba tanto, Y ver luego que todo

Las sendas que me obligo A recorrer por ti, No las borra la vida, Y en vez de flores, una venda, Dura como una máscara,

Huyo del mal que me enoja Buscando el bien que me falta. Más que las penas que tengo, Me duelen las esperanzas. Tempestades de deseos

La niebla si es cercana me parece Que oculta algún dolor, velo que n… A unos ojos la luz, a los que cieg… Con un blancor de llanto que estre… Pero si no es cercana, si se mece

Como un ala negra de aire Desprendida de hombro alto, Cuerpo de un muerto reflejo En duras tierras ahogado, La sombra quieta, tendida,

Hubiera preferido ser huérfano en la muerte, que me faltaras tú allá, en lo misterioso, no aquí, en lo conocido.

Mi soledad llevo dentro, torre de ciegas ventanas. Cuando mis brazos extiendo abro sus puertas de entrada y doy camino alfombrado

Tan clara que, invisible, en sí misma se esconde, como el aire o el agua, transparente y oculta; desierta no, surcada

Tuvo mi amor la forma de tu vida. Nunca el olvido le cerró los labio… A la estela ni al cauce, ni a la g… Que atravesabas tú; límite era Que se quedaba estático afirmando

No hay ningún paso, ni atraviesa nadie los dinteles de luz y de colores, cuando la rosa se abre, porque invisibles son los paraísos

No estás tan sola sin mí. Mi soledad te acompaña. Yo desterrado, tú ausente. ¿Quién de los dos tiene patria? Nos une el cielo y el mar.

Si para ti fui sombra Cuando cubrí tu cuerpo, Si cuando te besaba Mis ojos eran ciegos, Sigamos siendo noche,

¡Qué golpe aquel de aldaba Sobre el ébano frío de la noche! Se desclavaron las estrellas frági… Todos los prisioneros percibimos El descoserse de la cerradura.

Yo y la luz te inventamos, Ciudad que ahora en un alba De fantasía y de sol Naces al mundo; Ciudad aún imprecisa,

Entre alaridos se sostiene su débil rama, entre escombros de guerra, viva en mi corazón endurecido, como una flor sencilla