#EscritoresMexicanos (1876-1891) Poesías varias
Cuando a la sala entré, la luz ten… del velador tras la bombilla opaca… y hundida muellemente en la butaca con languidez artística leías. Cerraste el libro al verme, nos ha…
Idos, dulces ruiseñores: quedó la selva callada, y a su ventana, entre flores, no sale mi enamorada. Notas, salid de puntillas;
En dulce charla de sobremesa, mientras devoro fresa tras fresa, y abajo ronca tu perro Bob, te haré el retrato de la duquesa que adora a veces el duque Job.
En la sombra debajo de tierra, donde nunca llegó la mirada, se deslizan en curso infinito silenciosas corrientes de agua. Las primeras, al fin, sorprendidas
Anoche, mientras fijos tus ojos me… y tus convulsas manos mis manos es… tu tez palideció. ¿Qué hicieras —me dijiste—si en es… tu luz se disipara, si se rompiera…
Ala que en ebúrneos mimbres mecerán dedos pequeños, columpia cuando te cimbres ¡muchos sueños, muchos sueños! Y sostenlos en el aire,
El verso es ave: busca entumecido follaje espeso y resplandores rojo… ¿Qué nido más caliente que tu nido… ¿Qué sol más luminoso que tus ojos…
Tienes en tu laúd cuerdas de oro que el soplo del espíritu estremec… y tu genio, como un alto sicomoro, entre borrascas y huracanes crece. No te brinda la musa sus favores
Las novias pasadas son copas vacía… en ellas pusimos un poco de amor; el néctar tomamos... huyeron los d… ¡Traed otras copas con nuevo licor… Champán son las rubias de cutis de…
El tesorero Espinosa ha fabricado una casa, y así se explica la cosa: la tesorería, escasa, y ésta es casa de Espinosa.
Quiero morir cuando decline el día… en alta mar y con la cara al cielo… donde parezca sueño la agonía, y el alma, un ave que remonta el v… No escuchar en los últimos instant…
¡Huyen los años como raudas naves! ¡rápidos huyen! Infecunda Parca pálida espera. La salobre Estigia calla dormida. ¡Voladores años!
Ora blancas cual copos de nieve, ora negras, azules o rojas, en miríadas esmaltan el aire y en los pétalos frescos retozan. Leves saltan del cáliz abierto
Boileau se queda en el aula y Voltaire en la ciudad. ¡Musa, al campo! ¡Abre la jaula! ¡Señores versos, entrad! Alce la oda en el bosque
Mientras ufana la risa de tus labios no se aleje, si quieres que te aconseje ¡ama aprisa! Con raudo mariposeo