Y si...
... dejamos solo de llevar plata a casa y llevamos historias de alegrías y contamos a cuántos pudimos darle una nueva oportunidad, perdonar, apoyar, o dar la mano para alcanzar o recuperar sus sueños.
... dejamos de escribir para poder recibir un me gusta o vender un libro, y hacemos de ese amor no correspondido una historia de incondicionalidad por lo que amamos.
... dejamos de esperar y vamos al encuentro.
... decimos te amo, así no más, sin aspavientos, solo yo y ese amor viejo, que sigue nuevo por dentro y que tan solo necesita que no le sigas obstaculizando su expresión.
... abrazamos y callamos.
... renunciamos a seguir siendo los mismos y aunque sigamos trabajando, reimos.
... cada vez que mi hijo o hija toca la puerta mientras trabajo le abro y recibo con una sonrisa y no un luego te atiendo.
... desocupamos de ocuparnos para ocuparnos de nuestros deseos.
... dejas de buscar modelos y te conviertes en el propio tuyo.
... dejas salir tus lágrimas para que puedas reir sin prisa.
... tan solo aceptas que no está en ti haberlo podido lograr y por eso no eres fracasado sino que estás sin peso para que empendas un nuevo vuelo.
... te perdonas antes de esperar recibir perdón.
... dejas de culparte para poder ocuparte.
... actúas para acompañar tu miedo.
