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creo que ahora me hablan a mí

los árboles sangran
cuando se entierra el hacha
brota la savia como sangre
es difícil notar que algo está vivo
es necesaria una percepción activa,
las cosas muestran que están vivas porque
quieren seguir viviendo cuando son amenazadas
 
cuando se entierra el hacha
o la sierra
brota la savia como un pedido de auxilio silencioso
quien no se conmueve
es porque está seguro de que quiere y puede matar
 
cada árbol muere solo, aunque esté en un bosque o en una selva,
cada árbol que muere es un pedazo de desierto que nace
es una fracción de muerte que nos va acechando
es una tierra baldía que compramos en cuotas
 
en los baldíos hay muchos gatos muertos
gatos callejeros y gatos domésticos van a terminar a los baldíos
donde sus cadáveres son comidos por las ratas
en una especie de última ironía macabra
 
los gatos también mueren solos
o se dejan morir
lejos del mundo, hacia el desierto,
los gatos van solos a morir
 
son testigos mudos de la arena en la que van a quedar sepultados
la tierra reseca del baldío
cubre sus despojos, hasta que no queda nada
así como enterraron ellos en vida su mierda en la arena
 
me gusta salir a caminar solo
descalzo en la arena
es una experiencia táctil
que me ayuda a no pensar en otras cosas
 
me gustaría morirme solo
cuando me siento morir
escapo a un santuario alejado del mundo
el último bastión en medio del desierto
 
cuando salgo a caminar en busca de ese santuario
a veces encuentro remansos efímeros
y aprovecho hasta el límite la paz que me pueden dar
pero la paz artificial es siempre insuficiente
 
ahora estoy echado en una hamaca paraguaya
escucho las olas del mar romper contra la arena
escucho el viento colarse entre las ramas de los árboles que sostienen mi hamaca
escucho el graznido de las gaviotas que picotean cascarones vacíos de moluscos
y escucho voces, cada vez más cerca, más fuerte
creo que discuten
encontraron mi santuario, y sus manos violan y ultrajan el orden que yo había concebido
una botella de cerveza vacía pasa rozando mi cabeza
y choca contra una piedra a mi derecha sin llegar a romperse
un paquete vacío de papas fritas se va con el viento, probablemente hacia el mar
me vieron, y creo que ahora me hablan a mí
y ya no voy a poder morirme solo
pero no puedo evitar mi final
entonces muero amargado

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