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Ojalá nunca llegue el mañana

amanece y ya está con los ojos abiertos

Juan José Saer

A la hora tercera
hasta las sábanas pesan
La oscuridad absoluta
podría ser un consuelo
pero se filtra una luz por la cortina mal cerrada
Quisiera pensar menos
pero pensar
en la noche es inevitable
Debería preocuparme menos...
 
¡ojalá nunca llegue el mañana!
 
Pero no el mañana que empieza después de la medianoche
ese llegó hace tres horas
El que da miedo es el otro
ese que empieza cuando
la luz que se filtra por la cortina
es la del sol
Ese mañana que precede la alarma
que me avisa que tengo que levantarme
y sentarme en el borde de la cama
algunos segundos hasta que revivo
y después el apuro por no llegar tarde
me obliga a ponerme el disfraz cotidiano
prender la luz
y salir hacia las obligaciones
 
¿pero cómo salir de mí?
¿quiero salirme, pero estoy enfermo de mí?
¿QUIERO SALIRME, PERO ESTOY ENFERMO DE MÍ?
quiero salirme... pero estoy enfermo de mí...
 
Entonces me encierran los párpados
el cemento en la frente
el techo que se derrumba
sobre mi cabeza
el océano que me sepulta
en la presión profunda
de mi pecho náufrago
el perro que gruñe
debajo de la cama
cada vez que el sueño se asoma tímido
Va a quedar la penumbra
el ruido blanco de un televisor
encendido a alta hora de la noche
el resabio del viento
contra una ventana
 
Ojalá nunca llegue el mañana...
y si llegara
que no me encuentre despierto

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