Yo solía sonreír y
refugiarme en tu lealtad.
Como compañeros de ideales
vivíamos rodeados de libros
y vapores de café.
Éramos como
una pareja barranquina,
que se ensucia los pies,
piensa en Arguedas y
escucha a Pau Donés.
Ahora me hablan de ti
y pienso en todas las veces
que susurraste
«Este mundo está hecho para
andar de a dos»
¿Y dónde estás tú?
¿Y dónde estoy yo?