Inenarrable
Ahora comprendo
por qué las palabras se me escapan
cuando escribo
sobre la noche que me besaste
y trascendiste las barreras de tu razón.
En el fondo,
me rehúso a escribir sobre una noche
en la que hubo de todo,
menos amor.
Hubiera preferido quedarme
con tu mirada de lunes por la mañana;
con la intensidad de tu voz
cuando decías “gracias”, “adiós”.
Hubiera preferido quedarme con
mis falsa idea de que esto
podría ser amor.
Pero todo se jodió
cuando creímos que meternos a la calma
nos llevaría a la redención.
Ahora solo soy un ente
que captura palabras
para evitar la desazón;
y tú un disforzado interlocutor
que se adolece al decirme
“hola”, “por favor”.
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