Y cómo es que cada vez que toco el cielo solo veo tu iris pardo.
Entre pensamientos inhumanos me desvelo y pienso,
Y repienso tus abismos.
¿Hasta dónde llegaremos?
El partir hacia un lugar en el que nos encontremos, toquemos,
Me deja sitibunda, hastiada.
Nuestras mentes viven en simbiosis y nos preocupa algo tan mero como el alba.
¿En qué mundo vivimos?
Si no esperas que mi mano te susurre,
Y exaspere, el regreso de esconderse entre las sábanas,
De sentir ese sentimiento alígero y libre.
¿A quién perteneces?
¿A los mechones de mi pelo cuando les da el sol de invierno?
Me acuerdo de ti y miro a la nada, como si tu solo recuerdo me abrumara, me quemara,
Me sacara una sonrisa que baila desquiciada.