Osías el Osito en mameluco paseaba por la calle Chacabuco mirando las vidrieras de reojo sin alcancía pero con antojo. Por fin se decidió y en un bazar

Te acordás hermana qué tiempos aqu… la vida nos daba la misma lección. En la primavera del cuarenta y cin… tenias quince años lo mismo que yo… Te acordás hermana de aquellos cad…

Besé la mano del guardián y lo ayudé a bruñir cerrojos con esa antigua habilidad que teng… para borrar innecesariamente toda huella de bien habida corrupc…

Al este y al oeste llueve y lloverá una flor y otra flor celeste del jacarandá. La vieja está en la cueva

Ya preguntaba por el mundo mío, por la calle sin voz, por el pausa… retorno de la noche en el rocío y por el aldabón desmemoriado. Sorprendían los pájaros del frío

En sus mármoles y sus bronces parecía la Chacarita aquel viejo café del Once con orquesta de señoritas. Allá íbamos muchas tardes

Estamos invitados a tomar el té, la tetera es de porcelana pero no se ve, yo no se por qué. La leche tiene frío

Dios sigue haciendo piedras y anim… con las antiguas formas de la vida… Sigue poniendo pájaros iguales sobre la misma tierra repetida. Pero para la voz recién nacida

No son los ángeles que cantan no son los pájaros ni el mar es un señor lleno de cielo el señor Juan Sebastián. Hace muchísimos inviernos

Madrugada, hora cero. Resucito en tinieblas y espero mientras oigo el rocío caer allá lejos al amanecer.

Fui lapidada por adúltera. Mi esposo, que tenía manceba en casa y fuera de ella, arrojó la primera piedra, autorizado por los doctores de la ley y a la vista de mis hijos. Me arrojaron...

Había una vez un bru, un brujito que en Gulubú a toda la población embrujaba sin ton ni son. Pero un día llegó el Doctorrrr

En sus mármoles y sus bronces parecía la Chacarita aquel viejo café del Once con orquesta de señoritas. Allá íbamos muchas tardes

Como Fray Luis tras de su largo e… «Decíamos ayer...» también digamos… ¿Han pasado años? En la cuenta ha… O nosotros con ellos no pasamos. Donde ayer lo dejamos, dulce dueño…

Era el otoño y era la llovizna, la inicial certidumbre del ponient… Mis pasos desandaban su tristeza mientras sobre la tierra conmovida era el otoño y era la llovizna.