Si otras vidas existieran, me basta creer que también nosotros existimos.

Si otras vidas existieran, me bastaría imaginar tu cuerpo y el mío entre las sábanas una mañana, y el sonido de los pájaros entrando junto a la luz por la ventana, me bastaría imaginar tus dedos dibujando mi cara en un retrato silencioso, tan silencioso como el momento, y tan vividas como nuestras almas.

Si otras vidas existieran,
seguramente reconocería tus ojos,
a veces tristes, pero nunca dejando de estar vivos, acariciaría tu cabello,
y me guardaría tu imagen en el pecho.

Si otras vidas existieran, limpiaríamos los platos después de una cena, y reiríamos de lo tontos que pudimos haber sido al pensar en dejar pasar un amor que te cala hasta los huesos, ese que ahora está aquí, existiendo entre tu corazón y el mío.

Si otras vidas existieran, seguirías leyendo poesía frente al mar, y yo tratando de seguirte el ritmo al caminar, comeríamos entre escalones y museos, y nos inventariamos pícnics antes de correr por el siguiente autobús que ya se nos está yendo.

Si otras vidas existieran, reiríamos como niños pequeños y admiraríamos las estrellas más despacio.

Si otras vidas existieran, te tomaría la mano y te diría que está bien caminar, que me gusta cuando simplemente existimos.

Si otras vidas existirían, amor, sé que seríamos quienes fuimos.

No existiría el tiempo, no pensaríamos en la siguiente despedida, no contaríamos los minutos, no habría besos a destiempo, ni abrazos fugaces.

Si otras vidas existirían,

amor ¿crees que existan otras vidas?

Si tan solo otras vidas existieran,
no estaría soñando que en otra vida no solo sucedimos, sino que también pudimos ser.