Desahogo #5
Hoy trajeron a mi memoria los recuerdos del dolor intenso y desgarrador que mi alma sufrió ante el desamor del objeto de su pasión, revivir cómo se quebró mi espíritu ante su declaración, cómo sentí su indiferencia hacia mí, a quien nunca consideró viable para tener algo estable y perdurable en el tiempo.
En esa época, me estanqué en los recuerdos, quería volver una y otra vez a los lugares donde fui feliz con él, me empeñaba en escribir, en tratar de recuperar de alguna forma lo que ya no tenía o ¿tal vez lo que nunca tuve? Nunca en mi vida me había enfrentado a esa fractura tan profunda de mi ser, ni había llorando con el sentimiento que lloré esa vez, algo que al día de hoy no sé cómo expresar en palabras y que dejó por siempre tatuada a mi alma.
Fueron tantas noches rogando al cielo por una explicación, llorando en silencio en mi habitación, que lo veo tan lejano, como si hubiese sido otra persona la que pasó por todo eso, y en efecto, ella ya no existe en mí, se esfumó en cuanto entendió que fue un pasatiempo en la vida de él, alguien con quién matar el tiempo mientras se reconciliaba con quien si amaba. Y se volvió fría, se volvió lejana, ausente del querer, sin añorar a quien tener, se quedó sin alma que ofrecer, sin sueños que contar.
Por eso, hoy ante el recuerdo no puedo hacer más que ignorarlo y seguir escribiendo. Escribir me salvó y me salvará siempre que lo necesite.
21 de marzo, 2024
