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Su canción y ella

Todavía me arrulla y me serena
la canción de mi madre.
Era una anciana desde siempre
y sabia,
una muchacha hasta al tumba,
y viva.
Aquel regazo tierra ya, sus manos
laboriosas, su frente,
aquel miedo en amor, aquel desvelo.
Supo leer el riesgo en las estrellas
y anunciar prematura
la sonrisa,
y tenía
un valor de vivir, una tan ancha,
gratitud de vivir.
La pensé inacabable; aún transcurre
por las noches conmigo, y me apacigua.
Como un niño, despierta, me despierta,
me incorpora,
se queda cuando todos se despiden
y parten, cuando nadie
me promete volver, ni vuelve nadie.
Un puñado de cal, allí, no es ella,
ella es ésta
que viene a recobrarme.
La hermosura, el dolor, una abnegada
soledad que me puebla,
una alegría, sin motivo, un retorno
a ser pequeña.
Una madre que es madre en mí, un hijo
a quien nutro y me nutre, una luciérnaga,
el rocío temprano, y un sol grande,
una luna empapada de tristeza.
El racimo que bebo, y el recuerdo,
la embriaguez y el olvido, la cadencia
que serena y acuna los jardines,
y el vigor
de una noche de tormenta.
Todavía
me sostiene y anima y fortalece,
me columpia y abriga
y apacigua,
la canción de mi madre.

(1991)

#EscritoresArgentinos (Con 1991) bajo brazo- el hijo un

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