Nietzsche, tu jerigonza parabólica briosa flagelaba al mundo estulto; de tu boca de morsa melancólica fluían las centellas del insulto. La vida es triste. Es un festín d…

A Schopenhauer, el huraño, le hizo un epitafio barroco en un cuento mordaz y extraño Maupassant, aprendiz de loco. Había muerto el profesor

Era la Primavera cadenciosa. La noche prodigaba sus zafiros; arrullaba la fuente rumorosa y el viento se llevaba entre suspi… una lluvia de pétalos de rosa.

Besa la niebla de las madrugadas de mis balcones el cristal; solfea el reló cinco campanadas como un arpegio digital. ¡Silencio matinal! Nada me turbe

Mi alma tierna y melancólica se ha enamorado de ti, Magdalena hecha en mayólica por Bernardo Palissy. Serás mi único tesoro

Por la siena turbia de los mondos… sin gritos metálicos, sin voz de t… van las cabalgatas de los soberano… Estados Mayores. Los grises capotes, los cascos bru…

Eres bella y elegante y tu alma extravagante en amar no se marchita; gozas la dicha completa. Dios no te hizo tan coqueta

¡Bajo el cangrejo de estrellas se… Hacen fecundas promesas a las camp… en los sidéreos trigales lucen esp… y en el agro hay una roja constela… El guadañil que hace siega en mate…

Tiene su pelo raros destellos cuando de noche sueña en los banco… es la que tiene los ojos bellos; es la que tiene los dientes blanco… Es juglaresa de las aldeas;

Ante una calle vil y escueta, al núcleo de una encrucijada, San Martín yergue su silueta torpe, blanquizca y desconchada. Como unas lenguas parlanchinas,

El mediodía en la barriada pobre prendía lentejuelas al andrajo y, a toda luz, era color de cobre el Madrid de la greña y del zancaj… De cúpulas de iglesia realzada

Va a la grupa la doncella sobre un corcel de oro y plata, entre el alhelí y el plomo del cielo y el campo en calma. Va a la grupa la doncella

En la sala lijosa del burdel repug… hay un enorme gato que duerme en l… unos muebles muy sucios, un reló s… y un cromo de la Virgen con una cr… Al amor del brasero, un conjunto g…

¡Dentro de unas noches te quedarás… Como las umbelas de los heliotropo… se ajarán tus senos de hermosura y… y no tendré rimas, ni ritmos, ni t… para retratarte dormida en los cop…

Un frío domingo antipático vi un lijoso y doliente enjambre: en un paseo aristocrático una manifestación de hambre. Fue en la Castellana elegante,