LLUVIA EN EL ALMA
Poesía
Me diste un sol que no sabía calentar,
y una risa que cruje como hueso roto.
Tú, que en tu cielo finges no mirar,
¿qué sabes tú del gozo si lo das con costo?
Grité feliz, con la garganta de cristal,
y en cada eco hallé silencio y ruina.
¿Por qué me diste dicha tan mortal,
si la vestiste con traición y espina?
¿Fue juego tuyo ver mi pecho arder,
mientras creías que volaba en calma?
¿No era más justo dejarme perecer,
que inflar de gozo esta rota alma?
Tu luz me hirió más que toda oscuridad,
pues creí en ella y me cegó sin pena.
No quiero más tu dicha, ni tu bondad,
si son cadenas vestidas de azucena.
Reserva derechos de autor.
