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Recuerdo la última vez

Las caderas
estallaban una contra otra
y al final
fue el silencio.
 
Después
vinieron las rampantes
acacias de la noche
a dibujar los sueños.
 
Fiebres
besos haciendo llamas
y el impenetrable
murmullo del silencio.
 
Terquedades efémeras
caprichos pasajeros
vergüenzas del soñar
y comenzamos a vivir.
 
Vuelvo para decirte
que la vida
fue esa dureza entre nosotros.
Otras obras de Miguel Oscar Menassa...



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