Mío
por Mirel Martínez
En las ensoñaciones húmedas
me acompaña la oscura habitación,
la silente madrugada,
tu reconstruido recuerdo.
Lo solicita el alma.
Dice que al roce puede
amar
y tu mano marcar.
Un lóbrego secreto es la llave
de todas las fascinaciones
que nos llevarán
al culmen.
Sin importar lo vivido,
me acurruco en tu pecho
y tu corazón escucho.
Tus brazos me rodean y
nuestra desnudez nos arropa.
Sin hablar o siquiera emitir un ruido
mis labios ahora penden de los tuyos.
Las yemas de mis dedos recorren tu piel.
Tus besos invaden mi cuerpo.
Nos abrazamos de nuevo
palpando esta vez
tu creciente tensión,
cual vara o bastón,
que juega
roza
y se alboroza
con mi jugosa humedad.
Con una entrada sin cortapisas,
me siento frente a ti
meciéndome en un vaivén
en el que
tu mano en mi cintura marca el ritmo.
Hundes tus labios en mi escote,
lames, muerdes y chupas;
como un dulce que
a ambos encanta.
Una brusca inclinación estremece mi cuerpo
y nos invita a sentirnos de otra forma.
Tomándome como un hurto.
Cogiéndome por sorpresa.
Un estupor como sal picante
nos inflama cual brasa
encendida en frío otoño.
Ahora lo salpicante
nos enjuga a ambos.
Unidos en lo secreto
te pido que sea furtivo,
nuestro encuentro.
Olvida si es amor.
Mío.
Tuya.
Es lo único que no se olvida.
Piaciuto o affrontato da...
