Estás a mi lado esta mañana,
enmarañado a mí
como una filigrana.
Siento tener
el mundo a mis pies
y me encanta.
Es una ironía
que sienta que gané
la lotería.
Tomados de la mano caminando,
la gente nos observa
y se cuestiona...
Las paredes tienen ojos.
Las paredes oyen.
Las paredes tienen oídos.
Las paredes ven.
Finjo que no importan ya sus juicios,
para ellos somos solo malos vicios.
No cuadramos con la observancia,
aunque siempre estamos en vigilancia,
pues nunca prescribimos una norma
que calzara con nuestra horma.
Tú y yo somos un cliché,
como un añejo buqué
y una joven con acné.
Parece un sueño el sentirte tan cerca.
El cielo azul nos acompaña,
el sol es nuestra esperanza.
Mi cabeza está
recargada en tu hombro.
Observo un árbol verde al pasar.
Las paredes tienen ojos.
Las paredes oyen.
Las paredes tienen oídos.
Las paredes ven.
Eres mío en este instante,
cuando todos pueden vernos
y lo saben.
Somos un secreto por guardar.
Solo te llamo
después de las cinco,
cuando no hay nadie ya.
Ya no es algo que me importe.
Transgredimos el importe,
pagándolo a cada mirada
y guardándolo al terminar la jornada.
Las paredes tienen ojos.
Las paredes oyen.
Las paredes tienen oídos.
Las paredes ven.