(1991)
Hundida en lo profundo, hundida en lo que ya no es... Sumergida en ti, abro los ojos y sólo está el silencio.
El viento se va, pero yo me quedo... Tu sonrisa se borra, pero yo la guardo... Tus palabras se hunden,
Delirios ejecutantes encerrados en mi cabeza, empañan mis ojos, detienen el día. Confusiones irritantes
¿Para qué contar el tiempo? ¿O los días?... Al fin y al cabo es igual... ¿Para qué detenerse a verlo pasar? ¿Para qué restarlo o adelantarlo?
Si las soledades nos encontraran... Miraría al cielo, para llenar mis ojos, miraría tu rostro,
¿Donde estás, hombre lleno de pasi… ¿Se han apagado tus sueños, tus delirios, tus locuras de creación? ¿Por qué permaneces indiferente
Viento, sólo tu sabes que es lo que traes, sólo tu sabes que es lo que llevas,
Aquí estoy sentada en una banca de piedra, mirando a la gente pasar... haciendo nada. Aquí estoy
Es loco como el tiempo es así... ¿Cómo puedes sentir en un día, en un segundo, lo que tardaste en sentir,
Viento, deslizándose entre los cristales rotos, ilumina el rincón obscuro...
Me acercaba a un paso lento, arrastrando mis pies a lo largo de ese pasillo húmedo y frío. Me incliné para besar sus ojos, pero ya estaba muerto. Pensé que sólo se había quedado dormi...
Todo es así, y todo es tan absurdo... El mundo que me gira es absurdo... ¿Seré yo también así?
Y mis pensamientos siguen sin acostumbrarse, aún piensan que estás aún... Y se van a dar una vuelta a donde sueles estar,
Estabas ahí sentado, viviendo tu vida y yo mirándote, viviendo la mía. Estabas ahí sentado,
De nuevo aquí... tratando de barrer la soledad que cae como polvos grises, azules, cayendo sobre mi retina