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Muchacha triste

Las palmeras enanas
el sonido en fuga de los gases
los lápices acomodados en bolsas
con afán de niño
con meticulosidad de legumbres.
 
Entonces yo
era una muchacha triste
Los paseos duraban una hora
y la camisa descosida
proponía círculos al paisaje
eran los asideros de melcocha.
 
Entonces yo
seguía siendo una muchacha triste.
 
No importaban los pies
haciendo mimbre en las calles
tampoco el blanco derramado
en el hombre leche.
 
Yo era casi siempre
una muchacha triste.
 
Y la luna cayó enferma
un dolor parecido al de los cráteres
obligaba a decir
tenue y larga
quizás un día fui
una muchacha despiadada
triste.
 
Los cerros cabildeaban en la cesta de camotes
y una hélice chocaba contra la luz
la tierra hace hoyos como los animales me dijiste
entonces me asomé
 
y fui una muchacha
desesperadamente triste

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