Hexaedros de madera y de vidrio apenas más grandes que una caja de… En ellos caben la noche y sus lámp… Monumentos a cada momento hechos con los desechos de cada mo…

Sobre la arena escritura de pájaros: memorias del viento.

Con un trozo de carbón con mi gis roto y mi lápiz rojo dibujar tu nombre el nombre de tu boca el signo de tus piernas

Cielo que gira y nube no asentada sino en la danza de la luz huidiza… cuerpos que brotan como la sonrisa de la luz en la playa no pisada. ¡Qué fértil sed bajo tu luz gozada…

A veces la poesía es el vértigo de… vértigo de la dicha y el vértigo d… el paseo con los ojos cerrados al… y la verbena en los jardines subma… la risa que incendia los preceptos…

A Silvina Ocampo ¿Quién canta en las orillas del pa… Inclinado, de pechos sobre el río de imágenes, me veo, lento y solo, de mí mismo alejarme: letras puras…

Aquí los antiguos recibían al fueg… Aquí el fuego creaba el mundo Al mediodía las piedras se abren c… El agua abre los párpados La luz resbala por la piel del día

Entre la noche y el día hay un territorio indeciso. No es luz ni sombra: es tiempo. Hora, pausa precaria,

Todo comienza en un jardín, lo recuerdo, me recuerdo. Un jardín con niño, a tientas, me adentro. Pasillos, puertas que dan a un cuarto de hotel, a una interjección, a un páramo urbano. ...

Vine aquí como escribo estas líneas, sin idea fija: una mezquita azul y verde, seis minaretes truncos,

Si tú eres la yegua de ámbar yo soy el camino de sangre Si tú eres la primer nevada yo soy el que enciende el brasero… Si tú eres la torre de la noche

Ojos medulas sombras blanco día ansias afán lisonjas horas cuerpos memoria todo Dios ardieron todos polvo de los sentidos sin sentido ceniza lo sentido y el sentido

Toda la noche batalló con la noche… ni vivo ni muerto, a tientas penetrando en su substan… llenándose hasta el borde de sí mi… Primero fue el extenderse en lo ob…

Tendida, piedra hecha de mediodía, ojos entrecerrados donde el blanco… entornada sonrisa. Te incorporas a medias y sacudes t…