Sal 91:1
El secreto de la vida está en el simple amor, el cuidado del cuerpo, guardando el corazón. También está en la lectura,
Vida me ha hecho nada, sin carga en la espalda, ¿qué peso a temer?, nada por quejarse, por todo agradecer.
¿Qué quieres de mi ansiedad? ¿Por qué tanto escarmientas? ¿Qué me haces recordar? ¿Por qué mi alma en pena? ¿Cuántos días pasarán,
Hoy te quiero verdaderamente, sin ataduras y egos, me he librado del apego, de aquella premura en quererte. El cuerpo caprichoso engañaba,
Divino maestro, que aprenda de las… santas; fuertes trabajadores de tu… son cesar en flores te buscan ardu… y polinizando, extienden tu palabr… Divino maestro, que aprenda de las…
Perdona padre a tu pecador, apiádate de su alma en muerte, para que en tu gracia puede verte y viva eterno en tu esplendor. Sin ti solo es un pecador,
Para la cruel ansiedad, el más lento despertar, piensa en tu amada Pobreza. Hundido en la Noche Oscura, en santo desprendimiento,
¿Por qué hombre o mujer, te aferras al desdén? ¿Por qué amas desventura, negando a tierna fortuna? Ya terminaste a Gomorra,
Divino maestro: agrieta mi vida y supere el límite, conóceme todo, tenme en tus manos,
¡Malamente pensaba!, realmente confundido, descanso en ningún lado hallaba, pero allá oscurecido tu fuego estaba;
Bonita en ti siempre pienso… ojos tan bellos y dulces, no sabes ¡cómo los sueño! inigualable numen: temiendo no verte, pierdo;
¿Qué sientes alma mía? cuéntame por qué sufres: te veo ansiosa, decaída. ¿Qué causa tu derrumbe? ¿Son amores que pereces?
Tan simple vestido llevas y a todos nos sonríes, tienes todo en nada; tanto tienes que regalas, dando siempre a manos llenas.
Antes feliz en tu presencia, corazón contrito lloraba, en amor eterno gozaba, sin ver alguna decadencia. Ahora existo sin vivir,
El invierno me acogió, miserable a como soy, me detesto y aborrezco porque nada me merezco; mucho menos ser feliz,