Así como la muerte le da sentido a nuestra vida sabiendo que un día acabará, también el miedo a la posibilidad de perder a una persona amada le da sentido al amor, a amar. Cuando perdemos a un ser amado, por la muerte o la distancia, no tenemos que olvidar, sino aceptar y abrazar ese amor ¿En realidad queremos enterrarlo en lo más profundo del corazón cuando podemos lucir el fruto de ese amor iluminando lo que nos rodea?

Brindemos con una sonrisa por todo aquello que haya sido y alguna vez le haya dado sentido a parte de nuestra existencia. Entonces, no le tengamos miedo a la muerte o al desamor ya que ambas estrujan el estómago, dan la bienvenida a las lagrimas, al dolor y parece que nos detienen el corazón. Pero nos recuerdan que estamos vivos, dándole así sentido y valor al amor por otra persona y por nuestra propia vida ¿El miedo nos va a detener de amar sin límites y a entregarnos a los demás esterilizando de afecto toda acción humana?

No tengamos miedo a amar cada vez más.

Para todas las personas que amo:

Me da miedo amarlas más, y sólo pensar en que las puedo perder me llena de lágrimas. Claro que son lágrimas de tristeza. Pero también son lágrimas de infinito agradecimiento por hacerme tan feliz.

Les agradezco por transformar una simple canción en una fotografía en el tiempo. Fotografía que aprecio con el corazón y con los ojos cerrados. También les agradezco por darme en sus brazos un hogar, en sus risas una canción, en sus miradas y sonrisas una razón para sonreír.

Pero, lo que hace estos regalos tan especiales es su fecha de caducidad, que sólo Dios conoce. Ahora que entiendo que algún día no podré verles a los ojos, cantarles desentonado ni tomarles de los brazos, quiero correr hasta ustedes, cantarles mil canciones, recitarles cien poemas, bailar con ustedes hasta el cansancio, robarles tantas sonrisas como estrellas hay. Consolarles si es necesario y hacerles estallar todo mi amor en la cara. Quiero que entiendan que los amo y que ustedes y su amor son tan necesarios para mi alma como mi corazón para mi vida.

Y cuando no estén más, se quedaran en mi corazón. Entonces, cada gramo de amor que yo dé al mundo tendrá origen en ustedes. Será el amor que habremos cosechado con cada momento juntos. Entonces no, el miedo a perder a las personas que amo, ya sea por la distancia, la infértil vacilación o la misma muerte, no me va a limitar a amarlos un día más. Aunque con un abrazo, aunque sea a la distancia, aunque sea en el silencio, los voy a amar hasta que mi muerte me lo permita. Y si habiendo pasado por ella aún los puedo amar, sepan que tendrán para siempre un hermano, un hijo, un nieto, un amigo, buscando su felicidad.