Me dibujaste un sendero donde crecían las rosas mustias amortajando nuestras manos suavemente entrelazadas
Las sábanas se han volado portadoras de caricias Qué haré ahora desnuda y sola sin el consuelo de mis noches
Aureola infranqueable de gemidos luminosos impertérritos a la primavera Es manifiesto que esta boca sabe
Perpetuándose de nuevo el bagaje expedido en la piel corporeizándose de sellos los bord… Mi piel ya no es mía Y, ¿qué hacer si me remiten al vac…
Encuentro de vértigo salado remolino enclavado apresando la luz Más allá de las sombras
Fuera las hojas secas rondando bailando O quizás en un círculo infinito
Diluvio que emerge en forma de abandono interior una tonada salvaje de palabras sin rumbo
