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Juana tejedora, téjeme un pañuelo para ir a la boda de don Pirulero. Dame, jardinero,
Caperucita Roja, juega conmigo: yo seré un día lunes y tú domingo. Juega conmigo:
Ocho mulitos tiene mi arria y todos suben por la montaña. Se ve salpicado el río
¡Jey, vaya, toro, con el arreo! Los toros toros, sus cuernos cuernos, en el camino
Con sus pichones la codorniz a la sabana viene a dormir. Un perro ladra
EL día, una rosa blanca. La noche, un caballo negro. (La tarde, una mariposa que ha detenido su vuelo.)
La garcita campesina polainas de tierra y alitas de harina. Pañuelo al viento se ve la garza.
En primavera, nidos y flores. En el verano, lo aguaceros. En el otoño, las hojas secas. Los aguinaldos en el invierno.
Miniatura marinera, filigrana de madera, ámbar, jade verdemar. Caballito de sal fina, bailarín, aguamarina,
En el mar se ve a Camilo sobre un caballo lucero; viene al frente de la tropa, de capitán del recuerdo. Trae ejércitos de rosas,
Yo tengo un sombrero alón donde cabe un aguacero, y botas que reconocen los caminos del vaquero. ¡Qué bien te sabré domar,
¿Has visto a la mariposa danzando sobre el rosal para saludar la rosa...? ¿O los vuelos del zunzún alrededor de las flores
En el pozo viejo el sapo se baña; la luna, traviesa, se mete en el agua. En el pozo nuevo
Al mediodía, cristal el agua, cristal las hojas, cristal el día. Cristal, cristales,
Volando sobre el Moncada un zunzuncito llegó; lo saludó con su vuelo, volando se despidió. A la sierra fue el zunzún,