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La aurora asomaba lejana y siniestra. El lienzo de Oriente sangraba tragedias, pintarrajeadas
Al borde del sendero un día nos se… Ya nuestra vida es tiempo, y nuest… son las desesperantes posturas que… para aguardar... Mas Ella no falt…
LOS OJOS Cuando murió su amada pensó en hacerse viejo en la mansión cerrada, solo, con su memoria y el espejo
Te he visto, por el parque cenicie… que los poetas aman para llorar, como una noble sombra vagar, envuelto en tu levita larga… El talante cortés, ha tantos años
Recuerdo que una tarde de soledad… ¡oh tarde como tantas!, el alma mí… bajo el azul monótono, un ancho y… que ni tenía un pobre juncal en su… ¡Oh mundo sin encanto, sentimental…
En mi rincón moruno, mientras repi… el agua de la siembra bendita en m… yo pienso en la lejana Europa que… el fiero norte, envuelto en lluvia… Donde combaten galos, ingleses y t…
Mediaba el mes de julio. Era un h… Yo, solo, por las quiebras del ped… buscando los recodos de sombra, le… A trechos me paraba para enjugar m… y dar algún respiro al pecho jadea…
Yo, para todo viaje —siempre sobre la madera de mi vagón de tercera—, voy ligero de equipaje. Si es de noche, porque no
No es profesor de energía Francisco A. de Icaza, sino de melancolía. De su raza vieja, tiene la palabra corta,
¿Eres tú, Guadarrama, viejo amigo… la sierra gris y blanca, la sierra de mis tardes madrileñas que yo veía en el azul pintada? Por tus barrancos hondos
A ti laurel y yedra corónente, dilecto de Sofía, arquitecto. Cincel, martillo y piedra y masones te sirvan; las montañas
Arde en tus ojos un misterio, virg… esquiva y compañera. No sé si es odio o es amor la lumb… inagotable de tu aljaba negra. Conmigo irás mientras proyecte som…
Como se fue el maestro, la luz de esta mañana me dijo: Van tres días que mi hermano Francisco no trabaj… ¿Murió?... Sólo sabemos
Este donquijotesco Don Miguel de Unamuno, fuerte vas… lleva el arnés grotesco y el irrisorio casco del buen manchego. Don Miguel cam…
Daba el reloj las doce... y eran d… golpes de azada en tierra... ...¡Mi hora!—grité—... El silenci… me respondió:—No temas; tú no verás caer la última gota