(A María Kodama)
#1976 #EscritoresArgentinos #LaMonedaDeHierro
Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo n...
Antes que suene el presuroso timbr… y abran la puerta y entres, oh esp… por la ansiedad, el universo tiene que haber ejecutado una infinita serie de actos concretos. Nadie pu…
Pienso en un tigre. La penumbra e… la vasta Biblioteca laboriosa y parece alejar los anaqueles; fuerte, inocente, ensangrentado y… él irá por su selva y su mañana
De estirpe de pastores protestante… y de soldados sudamericanos que opusieron al godo y a las lanz… del desierto su polvo incalculable… soy y no soy. Mi verdadera estirpe
Bruscamente la tarde se ha aclarad… porque ya cae la lluvia minuciosa. Cae o cayó. La lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado. Quien la oye caer ha recobrado
Millares de partículas de arena, ríos que ignoran el reposo, nieve más delicada que una sombra, leve sombra de una hoja, la serena margen del mar, la momentánea espu…
No habrá nunca una puerta. Estás… y el alcázar abarca el universo y no tiene ni anverso ni reverso ni externo muro ni secreto centro. No esperes que el rigor de tu cami…
He hablado mucho, he hablado demasiado, sobre la poesía como brusco don del Espíritu, sobre el pensamiento como una actividad de la mente; he visto en Verlaine el ejemplo de puro poeta ...
Tú, que legaste una mitología de hielo y fuego a la filial memor… tú, que fijaste la violenta gloria de tu estirpe de acero y de osadía… sentiste con asombro en una tarde
En aquel preciso momento el hombre… Qué no daría yo por la dicha de estar a tu lado en Islandia bajo el gran día inmóvil y de compartir el ahora
La espada de aquel Borges no recu… sus batallas. La azul Montevideo largamente sitiada por Oribe, el Ejército Grande, la anhelada y tan fácil victoria de Caseros,
Antes de entrar en el desierto los soldados bebieron largamente e… Hierocles derramó en la tierra el agua de su cántaro y dijo: Si hemos de entrar en el desierto,
Hasta la hora del ocaso amarillo cuántas veces habré mirado al poderoso tigre de Bengala ir y venir por el predestinado cam… detrás de los barrotes de hierro,
En la noche propicia a los lémures y a las larvas que hostigan a los… han cuartelado en vano los abierto… ámbitos de los astros tus augures. Del toro yugulado en la penumbra
Servando Cardoso el nombre y Ño Calandria el apodo; no lo sabrán olvidar los años, que olvidan todo. No era un científico de esos