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Los pinares de la Isla por la costa van creciendo: quieren echarse a la mar y volverse marineros. Y las toronjas maduras
Miniatura marinera, filigrana de madera, ámbar, jade verdemar. Caballito de sal fina, bailarín, aguamarina,
En el río San Juan vive un pececito que aprende a nadar. Sobre el Yumirí —iris diminuto—
Ocho mulitos tiene mi arria y todos suben por la montaña. Se ve salpicado el río
EL día, una rosa blanca. La noche, un caballo negro. (La tarde, una mariposa que ha detenido su vuelo.)
El cielo es un espejo y la gaviota suelta su vela blanca desde la costa. Marinera del aire,
Con sus pichones la codorniz a la sabana viene a dormir. Un perro ladra
De la lunita nueva vuela una garza; tiene el cuello nevado, de azul las alas. Volando viene
Zapatero de mi pueblo: usa clavitos de plata en el par de botas nuevas que quiero para mañana. Han de ser de cuero rojo,
Mamá Gallina Jabada viene con la cresta erguida y las patas enfangadas. Y su polluelo amarillo corre del nido al jardín
La flor del tomillo buscaba una abeja: una abeja sola, una sola obrera. En el viejo pino
En un caracol rosado de la playa de Girón sobre el nácar hay grabado: “¡Cada cubano un soldado; cada soldado un león!”
Moterita de madera llena de polvos de arroz, con tapa de cristal fino y la mota de plumón. ¿De quién será la motera
Camarada del sapo, del río hermana, amiga de la piedra, nieta del agua. Nieta del agua
—Venga, venga, salamandra: ¡abra la puerta, saque la gata, busque la escoba, limpie la casa!