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El breve grito de la mañana

A ti, of course

...
 
Todavía gritas tu olor desde mi alma; y
tu muslo aún se abre en mi pecho; y
tu mano desemboca aún en mi mano; y
tu pensamiento se desenrosca en mis venas; y
tu saliva sigue navegando mi cadera; y
este continente (que se supone el olvido)
aún no te olvida; aún
no se descubre viejo o nuevo; aún
está pateando con su lágrima mi color azul.
Tu dedo índice sigue en mis yemas de corazón; tú
nácar blanco es ahora mi país.
Tus uñas siguen clavadas en mi omoplato.
Tu lunar fallece (por los siglos de los siglos):
su ancha espesura es mi faringe, toma
mis cuerdas bucales para saltar sobre ellas, y
toma mi mano para derrocar al olvido.
Tu cintura briza sobre la mía
  hagámonos (rodemos) dentro.
Tu pie derecho flota en la cornisa
y se abraza a mi sílaba.
Preferido o celebrado por...
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