#EscritoresArgentinos
Y sobre todo mirar con inocencia.… Pero a ti quiero mirarte hasta que… filoso de la noche. Como una niña de tiza rosada en un… Como cuando se abre una flor y rev…
Para reconocer en la sed mi emblem… para significar el único sueño para no sustentarme nunca de nuevo… he sido toda ofrenda un puro errar
alguna vez de un costado de la lun… verás caer los besos que brillan e… las sombras sonreirán altivas luciendo el secreto que gime vagan… vendrán las hojas impávidas que
un lugar no digo un espacio hablo de qué hablo de lo que no es
Y las damas vestidas de rojo para mi dolor y con mi dolor insumidas en mi soplo, agazapadas como fetos de escorpiones en el lado más interno de mi nuca, las madres de rojo que me aspira...
Concierto de música religiosa del siglo xviii en el salón de actos del Colegio Felipe ii en El Escorial. Al sentarme me acometió una crisis de idiotismo retórico. Debo escuchar atentame...
La luz del viento entre los pinos… Un ahorcado se balancea en el árbo… Hasta que logró deslizarse fuera d…
Debajo de un árbol, frente a la casa, veíase una mesa y sentados a ella, la muerte y la niña tomaban el té. Una muñeca estaba sentada entre ellas, indeciblemente hermosa, y la muerte y ...
y qué es lo que vas a decir voy a decir solamente algo y qué es lo que vas a hacer voy a ocultarme en el lenguaje y por qué
Murieron las formas despavoridas y… Con el propósito de escuchar están… Adentro de tu máscara relampaguea…
En la mano crispada de un muerto, en la memoria de un loco, en la tristeza de un niño, en la mano que busca el vaso, en el vaso inalcanzable,
Yo no sé de la infancia más que un miedo luminoso y una mano que me arrastra a mi otra orilla. Mi infancia y su perfume
He dado el salto de mí al alba. He dejado mi cuerpo junto a la luz y he cantado la tristeza de lo que… Estas son las versiones que nos pr… un agujero, una pared que tiembla.…
En las ramas de mi pajarera hay un pajarito que le espera desde el 1.º de octubre de 1492. (…) (En caso de accidente, pida pajaritos marcando CAN FIEL 69). Amigos: nunca nadie se atrev...
Han venido. Invaden la sangre. Huelen a plumas, a carencias, a llanto.