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Alberto Girri

Alberto Girri (*Buenos Aires, 1919 - Buenos Aires, 1991) fue un poeta argentino. Su primer libro, Playa Sola, lo distingue entre la llamada generación del 40. Su estilo único y personal, no encaja en ningún movimiento concreto. A partir de esta obra, Girri publicó unos treinta libros en los que paulatinamente se desembarazó de la lírica elegíaca y tradicionalista de aquella década. Su lenguaje se hizo ascético y extremadamente intelectual. Colaborador de la revista "Sur" y del diario "La Nación", llevó una vida monacal, aunque obtuvo amplio reconocimiento en su país y en el exterior. Su poesía provocó admiración y rechazo. Se le llamó muchas veces "árido e incomprensible". Sin embargo, su apuesta radical por una poesía despojada e impersonal logró convertirse en fundamental para poetas de las últimas generaciones. Publicó entre otros los libros de poesía Coronación de la espera, Poesía de observación, Quien habla no está muerto, Monodias, Existenciales. Reflexionó sobre su trabajo en El motivo es el poema y Diario de un Libro. Tradujo a numerosos poetas ingleses y estadounidenses, entre ellos T. S. Eliot, Wallace Stevens, Robert Frost y William Carlos Williams, con lo que logró dirigir la atención hacia la lírica anglosajona contemporánea en un medio donde gravitaban más los poetas vanguardistas franceses. En la literatura argentina, aunque Girri es muy personal y original, se encuentran algunas similitudes con las obras de Enrique Molina y Olga Orozco. Para el compositor Alberto Ginastera escribió el libreto de la ópera Beatrix Cenci (basada en la trágica y real historia de la joven Beatrice Cenci) de en 2 actos y 14 escenas. Listado de sus principales obras * Beatrix Cenci. Ópera. * Juegos alegóricos. 1993. * Trama de conflictos. 1988. * Páginas de Alberto Girri. 1983. * Lírica de percepciones. 1983. * Lo propio lo de todos. 1980. * Recluso platónico. 1978 * El motivo es el poema. 1976. * Quien habla no esta muerto. 1975. * Penitencia y el mérito. 1957. * El tiempo que destruye. 1950. * Trece poemas. 1949. * Coronación de la espera. 1947. * Playa sola. 1946. * Poesía de observación. Referencias Wikipedia-http://es.wikipedia.org/wiki/Alberto_Girri

Che Guevara

La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista Por Alvaro Vargas Llosa, The New Republic 2005 El Che Guevara, quien hizo tanto (¿o tan poco?) por destruir al capitalismo, es en la actualidad la quintaesencia de una marca capitalista. Su semblante adorna jarros de café, caperuzas, encendedores, llaveros, billeteras, gorras de béisbol, tocados, bandadas, musculosas, camisetas deportivas, carteras finas, jeans de denim, té de hierbas, y por supuesto esas omnipresentes remeras con la fotografía, tomada por Alberto Korda, del galán socialista luciendo su boina durante los primeros años de la revolución, en el instante en que el Che de casualidad se introdujo en el visor del fotógrafo—y en la imagen que, treinta y ocho años después de su muerte, constituye aún el logotipo del revolucionario (¿o del capitalista?) “chic”. Sean O’Hagan sostuvo en The Observer que existe incluso un jabón en polvo con el eslogan “El Che lava más blanco.” Los productos del Che son comercializados por grandes corporaciones y por pequeñas empresas, tales como la Burlington Coat Factory, la cual difundió un comercial televisivo presentando a un joven en pantalones de fajina luciendo una remera del Che, o la Flamingo’s Boutique en Union City, Nueva Jersey, cuyo propietario respondió a la furia de los exiliados cubanos locales con este argumento devastador: “Yo vendo lo que la gente desea comprar.” Los revolucionarios también se unieron a este frenesí de productos—desde “The Che Store”, que vende provisiones, hasta el sitio que atiende “todas sus necesidades revolucionarias” en Internet, y el escritor italiano Gianni Minà, quien le vendió a Robert Redford los derechos cinematográficos del diario del Che sobre su juvenil viaje alrededor de América del Sur en el año 1952 a cambio de poder acceder al rodaje del film Diarios de Motocicleta y de que Minà pudiese producir su propio documental. Para no mencionar a Alberto Granado, quien acompañó al Che en su viaje de juventud y ahora asesora documentalistas, y que se quejaba hace poco en Madrid, según el diario El País, ante un Rioja y un magret de pato, de que el embargo estadounidense contra Cuba le dificulta el cobro de las regalías. Para llevar a la ironía más lejos: el edificio en el cual nació Guevara en la ciudad de Rosario, Argentina, un espléndido inmueble de comienzos del siglo veinte sito en la esquina de las calles Urquiza y Entre Ríos, se encontraba hasta hace poco ocupado por la administradora de fondos de jubilaciones y pensiones privada Máxima AFJP, una hija de la privatización de la seguridad social argentina en la década de 1990. La metamorfosis del Che Guevara en una marca capitalista no es nueva, pero la marca viene experimentando un renacimiento—un renacimiento especialmente destacable, dado que el mismo tiene lugar años después del colapso político e ideológico de todo lo que Guevara representaba. Esta suerte inesperada se debe sustancialmente a Diarios de Motocicleta, la película producida por Robert Redford y dirigida por Walter Salles. (Es una de las tres películas más importantes sobre el Che ya realizadas o actualmente en rodaje en los últimos dos años; las otras dos han sido dirigidas por Josh Evans y Steven Soderbergh.) Hermosamente rodada en paisajes que claramente han eludido los efectos erosivos de la polución capitalista, el film exhibe al joven en un viaje de auto-descubrimiento a medida que su conciencia social en ciernes tropieza con la explotación social y económica, lo que va preparando el terreno para la reinvención del hombre a quien Sartre llamara alguna vez el ser humano más completo de nuestra era. Pero para ser más preciso, el actual renacimiento del Che se inició en 1997, en el trigésimo aniversario de su muerte, cuando cinco biografías abrumaron las librerías y sus restos fueron descubiertos cerca de una pista de aterrizaje en el aeropuerto de Vallegrande, en Bolivia, después de que un general boliviano retirado, en una revelación espectacularmente oportuna, indicara la ubicación exacta. El aniversario volvió a centrar la atención en la famosa fotografía de Freddy Alborta del cadáver del Che tendido sobre una mesa, escorzado, muerto y romántico, luciendo como Cristo en un cuadro de Mantegna. Es usual que los seguidores de un culto no conozcan la verdadera historia de su héroe. (Muchos rastafaris renunciarían a Haile Selassie si tuviesen alguna idea de quien fue en realidad.) No sorprende que los seguidores contemporáneos de Guevara, sus nuevos admiradores post-comunistas, también se engañen a sí mismos al aferrarse a un mito—excepto los jóvenes argentinos que corean una expresión de rima perfecta: “Tengo una remera del Che y no sé por qué.” Considérese a algunos de los individuos que recientemente han blandido o invocado el retrato de Guevara como un emblema de justicia y rebelión contra el abuso de poder. En el Líbano, unos manifestantes que protestaban en contra de Siria ante la tumba del ex primer ministro Rafiq Hariri portaban la imagen del Che. Thierry Henry, un jugador de fútbol francés que juega para el Arsenal, en Inglaterra, se apareció en una importante velada de gala organizada por la FIFA, el organismo del fútbol mundial, vistiendo una remera roja y negra del Che. En una reciente reseña publicada en The New York Times sobre Land of the Dead de George A. Romero, Manohla Dargis destacaba que “el mayor impacto aquí puede ser el de la transformación de un zombi negro en un virtuoso líder revolucionario,” y agregó: “Creo que el Che en verdad vive, después de todo.” El héroe del fútbol Maradona ostentó el emblemático tatuaje del Che en su brazo derecho durante un viaje en el que se reunió con Hugo Chávez en Venezuela. En Stavropol, al sur de Rusia, unos manifestantes que reclamaban los pagos en efectivo de los beneficios del bienestar social tomaron la plaza central con banderas del Che. En San Francisco, City Lights Books, el legendario hogar de la literatura beat, invita a los visitantes a una sección dedicada a América Latina en la cual la mitad de los estantes se encuentra ocupada por libros del Che. José Luis Montoya, un oficial de policía mexicano que combate el crimen relacionado con las drogas en Mexicali luce una vincha del Che porque ella lo hace sentirse más fuerte. En el campo de refugiados de Dheisheh, en la margen occidental del río Jordán, los afiches del Che adornan un muro que le rinde tributo a la Intifada. Una revista dominical dedicada a la vida social en Sydney, Australia, enumera a los tres invitados ideales en una cena: Alvar Aalto, Richard Branson, y el Che Guevara. Leung Kwok-hung, el rebelde elegido a la junta legislativa de Hong Kong, desafía a Beijing al vestir una remera del Che. En Brasil, Frei Betto, consejero del Presidente Lula da Silva y encargado del programa de alto perfil "Hambre Cero," afirma que "deberíamos prestarle menos atención a Trotsky y mucha más al Che Guevara." Y lo más estupendo de todo, en la ceremonia de este año de los Premios de la Academia, Carlos Santana y Antonio Banderas interpretaron la canción principal del film Diarios de Motocicleta: Santana se presentó luciendo una remera del Che y un crucifijo. Las manifestaciones del nuevo culto del Che están por todas partes. Una vez más el mito está apasionando a individuos cuyas causas en su mayor parte representan exactamente lo opuesto de lo que era Guevara. Ningún hombre carece de algunas cualidades atenuantes. En el caso del Che Guevara, esas cualidades pueden ayudarnos a medir el abismo que separa a la realidad del mito. Su honestidad (quiero decir: honestidad parcial) significa que dejó testimonio escrito de sus crueldades, incluido lo muy malo, aunque no lo peor. Su coraje—que Castro describió como “su manera, en los momentos difíciles y peligrosos, de hacer las cosas más difíciles y peligrosas”—significa que no vivió para asumir la plena responsabilidad por el infierno de Cuba. El mito puede decir tanto acerca de una época como la verdad. Y es así que gracias a los propios testimonios que el Che brinda de sus pensamientos y de sus actos, y gracias también a su prematura desaparición, podemos saber exactamente cuan engañados están muchos de nuestros contemporáneos respecto de muchas cosas. Guevara puede haberse enamorado de su propia muerte, pero estaba mucho más enamorado de la muerte ajena. En abril de 1967, hablando por experiencia, resumió su idea homicida de la justicia en su “Mensaje a la Tricontinental”: “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”. Sus primeros escritos se encuentran también sazonados con esta violencia retórica e ideológica. A pesar de que su ex novia Chichina Ferreyra duda de que la versión original de los diarios de su viaje en motocicleta contenga la observación de “siento que mis orificios nasales se dilatan al saborear el amargo olor de la pólvora y de la sangre del enemigo,” Guevara compartió con Granado en esa temprana edad esta exclamación: “¿Revolución sin disparar un tiro? Estás loco.” En otras ocasiones el joven bohemio parecía incapaz de distinguir entre la frivolidad de la muerte como un espectáculo y la tragedia de las victimas de una revolución. En una carta a su madre en 1954, escrita en Guatemala, donde fue testigo del derrocamiento del gobierno revolucionario de Jacobo Arbenz, escribió: “Aquí estuvo muy divertido con tiros, bombardeos, discursos y otros matices que cortaron la monotonía en que vivía”. La disposición de Guevara cuando viajaba con Castro desde México a Cuba a bordo del Granma es capturada en una frase de una carta a su esposa que redactó el 28 de enero de 1957, no mucho después de desembarcar, publicada en su libro Ernesto: Una Biografía del Che Guevara en Sierra Maestra: “Estoy en la manigua cubana, vivo y sediento de sangre”. Esta mentalidad había sido reforzada por su convicción de que Arbenz había perdido el poder debido a que había fallado en ejecutar a sus potenciales enemigos. En una carta anterior a su ex novia Tita Infante había observado que “Si se hubieran producido esos fusilamientos, el gobierno hubiera conservado la posibilidad de devolver los golpes”. No sorprende que durante la lucha armada contra Batista, y luego tras el ingreso triunfal en La Habana, Guevara asesinara o supervisara las ejecuciones en juicios sumarios de muchísimas personas—enemigos probados, meros sospechados y aquellos que se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado. En enero de 1957, tal como lo indica su diario desde la Sierra Maestra, Guevara le disparó a Eutimio Guerra porque sospechaba que aquel se encontraba pasando información: “Acabé con el problema dándole un tiro con una pistola del calibre 32 en la sien derecha, con orificio de salida en el temporal derecho...sus pertenencias pasaron a mi poder”. Más tarde mató a tiros a Aristidio, un campesino que expresó el deseo de irse cuando los rebeldes siguieran su camino. Mientras se preguntaba si esta victima en particular “era en verdad lo suficientemente culpable como para merecer la muerte,” no vaciló en ordenar la muerte de Echevarría, el hermano de uno de sus camaradas, en razón de crímenes no especificados: “Tenía que pagar el precio.” En otros momentos simularía ejecuciones sin llevarlas a cabo, como un método de tortura psicológica. Luis Guardia y Pedro Corzo, dos investigadores que se encuentran trabajando en Florida en un documental sobre Guevara, han obtenido el testimonio de Jaime Costa Vázquez, un ex comandante del ejército revolucionario conocido como “El Catalán,” quien sostiene que muchas de las ejecuciones atribuidas a Ramiro Valdés (futuro ministro del interior de Cuba) fueron responsabilidad directa de Guevara, debido a que Valdés se encontraba bajo sus ordenes en las montañas. “Ante la duda, mátalo” fueron las instrucciones del Che. En vísperas de la victoria, según Costa, el Che ordenó la ejecución de un par de docenas de personas en Santa Clara, en Cuba central, hacia donde había marchado su columna como parte de un asalto final contra la isla. Algunos de ellos fueron muertos en un hotel, como ha escrito Marcelo Fernándes-Zayas, otro ex revolucionario que después se convertiría en periodista (agregando que entre los ejecutados había campesinos conocidos como casquitos que se habían unido al ejército simplemente para escapar del desempleo). Pero la “fría máquina de matar” no dio muestra de todo su rigor hasta que, inmediatamente después del colapso del régimen de Batista, Castro lo pusiera a cargo de la prisión de La Cabaña. (Castro tenía un buen ojo clínico para escoger a la persona perfecta para proteger a la revolución contra la infección.) San Carlos de La Cabaña es una fortaleza de piedra que fue utilizada para defender a La Habana contra los piratas ingleses en el siglo dieciocho; más tarde se convirtió en un cuartel militar. De una manera que evoca al escalofriante Lavrenti Beria, Guevara presidió durante la primera mitad de 1959 uno de los periodos más oscuros de la revolución. José Vilasuso, abogado y profesor en la Universidad Interamericana de Bayamón en Puerto Rico, quien pertenecía al grupo encargado del proceso judicial sumario en La Cabaña, me dijo recientemente que “El Che dirigió la Comisión Depuradora. El proceso se regía por la ley de la sierra: tribunal militar de hecho y no jurídico, y el Che nos recomendaba guiarnos por la convicción. Esto es: “Sabemos que todos son unos asesinos, luego proceder radicalmente es lo revolucionario”. Miguel Duque Estrada era mi jefe inmediato. Mi función era de instructor. Es decir legalizar profesionalmente la causa y pasarla al ministerio fiscal, sin juicio propio alguno. Se fusilaba de lunes a viernes. Las ejecuciones se llevaban a cabo de madrugada, poco después de dictar sentencia y declarar sin lugar (de oficio) la apelación. La noche más siniestra que recuerdo se ejecutaron siete hombres”. Javier Arzuaga, el capellán vasco que les brindaba consuelo a aquellos condenados a morir y que presenció personalmente docenas de ejecuciones, habló conmigo recientemente desde su casa en Puerto Rico. Ex sacerdote católico de setenta y cinco años de edad, quien se describe como “más cercano a Leonardo Boff y a la Teología de la Liberación que al ex cardenal Cardinal Ratzinger,” Arzuaga recuerda que “La cárcel de La Cabaña se mantuvo llena a rebosar. Sobre 800 hombres hacinados en un espacio pensado para no más de 300: militares batistianos o miembros de algunos de los cuerpos de la policía, algunos “chivatos”, periodistas, empresarios o comerciantes. El juez no tenía por qué ser hombre de leyes; sí, en cambio, pertenecer al ejército rebelde, al igual que los compañeros que ocupaban con él la mesa del tribunal. Casi todas las vistas de apelación estuvieron presididas por el Che Guevara. No recuerdo ningún caso cuya sentencia fuera revocada en esas vistas. Todos los días yo visitaba la “galera de la muerte”, donde permanecían los prisioneros desde que eran sentenciados a muerte. Corrió la voz de que yo hipnotizaba a los condenados antes de salir para el paredón y que por eso se daban tan fáciles las cosas, sin escenas desagradables, y el Che Guevara dio orden de que nadie fuera conducido al paredón sin que yo estuviera presente. Yo asistí a 55 fusilamientos hasta el mes de mayo, cuando me fui. Eso no quiere decir que no se siguiera fusilando. Herman Marks era un americano, se decía que era prófugo de la justicia. Lo llamábamos “el carnicero” porque gozaba gritando “pelotón, atención, preparen, apunten, fuego”. Conversé varias veces con el Che con el fin de interceder por determinadas personas. Recuerdo muy bien el caso de Ariel Lima que era menor de edad, pero fue inflexible. Lo mismo puedo decir de Fidel Castro, a quien acudí también en dos ocasiones con igual propósito. Sufrí un trauma. A finales de mayo me sentía mal y se me recomendó abandonar la parroquia de Casa Blanca, dentro de cuyos límites se encontraba La Cabaña y que yo había atendido en los últimos tres años. Me fui a México para un tratamiento. Cuando nos despedíamos, el Che Guevara me dijo que nos habíamos llevado bien, tratando los dos de sacar el otro de su campo para atraerlo al de uno. “Hemos fracasado los dos. Cuando nos quitemos las caretas que hemos llevado puestas, seremos enemigos frente a frente”. ¿Cuánta gente fue asesinada en La Cabaña? Pedro Corzo ofrece una cifra de unos doscientos, similar a la proporcionada por Armando Lago, un profesor de economía retirado que ha compilado una lista de 179 nombres como parte de un estudio de ocho años sobre las ejecuciones en Cuba. Vilasuso me dijo que cuatrocientas personas fueron ejecutadas entre el mes de enero y fines de junio de 1959 (fecha en el que el Che dejó de estar a cargo de La Cabaña). Los cables secretos enviados por la Embajada de los Estados Unidos en La Habana al Departamento de Estado en Washington hablan de "más de 500." Según Jorge Castañeda, uno de los biógrafos de Guevara, un católico vasco simpatizante de la revolución, el fallecido Padre Iñaki de Aspiazú, hablaba de setecientas victimas. Félix Rodríguez, un agente de la CIA quien fue parte del equipo a cargo de la captura de Guevara en Bolivia, me dijo que él encaró al Che después de su captura respecto de "las dos mil y pico" ejecuciones por las que fue responsable durante su vida. "Dijo que todos eran agentes de la CIA y no se refirió a la cifra," recuerda Rodríguez. Las cifras más altas pueden incluir ejecuciones que tuvieron lugar en los meses posteriores a la fecha en que el Che dejó de estar a cargo de la prisión. Lo cual nos trae de regreso a Carlos Santana y a su elegante indumentaria del Che. En una carta abierta publicada en El Nuevo Herald el 31 de marzo de este año, el gran músico de jazz Paquito D''Rivera reprochó a Santana su vestuario en la ceremonia de los Premios Oscar, y agregó: “Uno de esos cubanos fue mi primo Bebo, preso allí precisamente por ser cristiano. El me cuenta siempre con amargura cómo escuchaba desde su celda en la madrugada los fusilamientos sin juicio de mucho que morían gritando “¡Viva Cristo Rey!”. El ansia de poder del Che tenía otras maneras de expresarse además del asesinato. La contradicción entre su pasión por viajar—una especie de protesta contra las limitaciones del estado-nación—y su impulso por convertirse en un estado esclavizante en relación a otras personas es patético. Al escribir acerca de Pedro Valdivia, el conquistador de Chile, Guevara reflexionaba: "Pertenecía a esa clase especial de hombres a los que la especie produce de vez en cuando, en quienes un anhelo por el poder ilimitado es tan extremo que cualquier sufrimiento para lograrlo parece natural." Podría haber estado describiéndose así mismo. En cada etapa de su vida adulta, sus megalomanía se manifestaba en el impulso depredador por apoderarse de las vidas y de la propiedad de otras personas, y de abolir su libre voluntad. En 1958, después de tomar la ciudad de Sancti Spiritus, Guevara intento sin éxito imponer una especie de sharia, regulando las relaciones entre los hombres y las mujeres, el uso del alcohol, y el juego informal—un puritanismo que no caracterizaba precisamente su propia forma de vida. Les ordenó también a sus hombres que asaltaran bancos, una decisión que justificó en una carta a Enrique Oltuski, un subordinado, en noviembre de ese año: "Las masas que luchan están de acuerdo con asaltar a los bancos porque ninguno de ellos tiene un centavo en los mismos." Esta idea de la revolución como una licencia para reasignar la propiedad según le conviniese condujo al puritano marxista a apoderarse de la mansión de un emigrante tras el triunfo de la revolución. El impulso de desposeer a los demás de su propiedad y de reclamar la propiedad del territorio de otros fue central a la política opresiva de Guevara. En sus memorias, el líder egipcio Gamal Abdel Nasser cuenta que Guevara le preguntó cuántas personas habían abandonado su país debido a la reforma agraria. Cuando Nasser replicó que ninguna, el Che contestó enojado que la manera de medir la profundidad del cambio es a través del número de individuos “que sienten que no hay lugar para ellos en la nueva sociedad.” Este instinto depredador alcanzó un apoteosis en 1965, cuando empezó a hablar, como Dios, acerca del "Hombre Nuevo" que él y su revolución crearían. La obsesión del Che con el control colectivista lo llevó a colaborar en la formación del aparato de seguridad que fue establecido para subyugar a seis millones y medio de cubanos. A comienzos de 1959, una serie de reuniones secretas tuvo lugar en Tarará, cerca de La Habana, en la mansión a la cual el Che temporalmente se retiró para recuperarse de una enfermedad. Allí fue donde los líderes principales, incluido Castro, diseñaron al estado policíaco cubano. Ramiro Valdés, subordinado del Che durante la guerra de guerrillas, fue puesto al mando del G-2, un cuerpo inspirado en la Cheka. Angel Ciutah, un veterano de la Guerra Civil española enviado por los soviéticos que había estado muy cerca de Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, y que más tarde entablaría amistad con el Che, desempeñó un papel fundamental en la organización del sistema, junto con Luis Alberto Lavandeira, quien había servido al jefe en La Cabaña. El propio Guevara se hizo cargo del G-6, el grupo al que se le encomendó el adoctrinamiento ideológico de las fuerzas armadas. La invasión respaldada por los EE.UU. de Bahía de Cochinos en abril de 1961 se convirtió en la ocasión perfecta para consolidar al nuevo estado policíaco, con el acorralamiento de decenas de miles de cubanos y una nueva serie de ejecuciones. Como el mismo Guevara le expresó al embajador soviético Sergei Kudriavtsev, los contrarrevolucionarios nunca “volverían a levantar su cabeza.” "Contrarrevolucionario" es el término que se le aplicaba a cualquiera que se apartara del dogma. Era el equivalente comunista de "hereje." Los campos de concentración eran una forma en la cual el poder dogmático era empleado para suprimir el disenso. La historia le atribuye al general español Valeriano Weyler, el capitán general de Cuba a finales del siglo diecinueve, haber empleado por vez primera a la palabra "concentración" para describir la política de cercar a las masas de potenciales opositores—en su caso a los simpatizantes del movimiento independentista cubano—con alambre de púas y empalizadas. Qué irónico (y apropiado) que los revolucionarios de Cuba más de medio siglo después continuasen con esta tradición local. Al principio, la revolución movilizó a voluntarios para construir escuelas y para trabajar en los puertos, plantaciones, y fábricas—todas ellas exquisitas oportunidades fotográficas para el Che el estibador, el Che el cortador de caña, el Che el fabricante de telas. No pasó mucho tiempo antes de que el trabajo voluntario se volviese un poco menos voluntario: el primer campamento de trabajos forzados, Guanahacabibes, fue establecido en Cuba occidental hacia el final de 1960. Así es como el Che explicaba la función desempeñada por este método de confinamiento: “A Guanahacabibes se manda a la gente que no debe ir a la cárcel , la gente que ha cometido faltas a la moral revolucionaria de mayor o menor grado...es trabajo duro, no trabajo bestial”. Este campamento fue el precursor del confinamiento sistemático, a partir de 1965 en la provincia de Camagüey, de disidentes, homosexuales, victimas del SIDA, católicos, Testigos de Jehová, sacerdotes afro-cubanos, y otras escorias por el estilo, bajo la bandera de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP). Hacinados en autobuses y camiones, los "desadaptados" serían transportados a punta de pistola a los campos de concentración organizados sobre la base del modelo de Guanahacabibes. Algunos nunca regresarían; otros serían violados, golpeados, o mutilados; y la mayoría quedarían traumatizados de por vida, como el sobrecogedor documental de Néstor Almendros Conducta Impropia se lo mostrara al mundo un par de décadas atrás. De esta manera, la revista Time parece haber errado en agosto de 1960 cuando describió a la división del trabajo de la revolución con una nota de tapa presentando al Che Guevara como el "cerebro," a Fidel Castro como el "corazón" y a Raúl Castro como el "puño." Pero la percepción revelaba el papel crucial de Guevara en hacer de Cuba un bastión del totalitarismo. El Che era de alguna manera un candidato improbable para la pureza ideológica, dado su espíritu bohemio, pero durante los años de entrenamiento en México y en el periodo resultante de la lucha armada en Cuba emergió como el ideólogo comunista locamente enamorado de la Unión Soviética, en gran medida para molestia de Castro y de otros que eran esencialmente oportunistas dispuestos a utilizar cualquier medio necesario para ganar poder. Cuando los aspirantes a revolucionarios fueron arrestados en México en 1956, Guevara fue el único que admitió que era un comunista y que estaba estudiando ruso. (Habló abiertamente de su relación con Nikolai Leonov de la Embajada Soviética.) Durante la lucha armada en Cuba, forjó una férrea alianza con el Partido Socialista Popular (el partido comunista de la isla) y con Carlos Rafael Rodríguez, un jugador importante en la conversión del régimen de Castro al comunismo. Esta fanática disposición convirtió al Che en una parte esencial de la "sovietización" de la revolución que se había jactado reiteradamente de su carácter independiente. Muy poco después de que los barbudos llegaran al poder, Guevara participó de negociaciones con Anastas Mikoyan, el vice primer ministro soviético, quien visitó Cuba. Le fue confiada la misión de promover las negociaciones soviético-cubanas durante una visita a Moscú a finales de 1960. (La misma fue parte de un largo viaje en el cual la Corea del Norte de Kim Il Sung fue el país que “más” le impresionó.) El segundo viaje a Rusia de Guevara, en agosto de 1962, fue aún más significativo, en razón de que el mismo selló el acuerdo para convertir a Cuba en una cabeza de playa nuclear soviética. Se reunió con Khrushchev en Yalta para finalizar los detalles sobre una operación que ya se había iniciado y que involucraba la introducción en la isla de cuarenta y dos misiles soviéticos, la mitad de los cuales estaban armados con ojivas nucleares, así como también lanzadores y unos cuarenta y dos mil soldados. Tras presionar a sus aliados soviéticos sobre el peligro de que los Estados Unidos pudiesen descubrir lo que estaba aconteciendo, Guevara obtuvo garantías de que la marina soviética intervendría—en otras palabras, de que Moscú estaba preparada para ir a la guerra. Según la biografía de Guevara de Philippe Gavi, el revolucionario había alardeado que "su país se encuentra deseoso de arriesgarlo todo en una guerra atómica de inimaginable capacidad destructiva para defender un principio." Apenas después de finalizada la crisis de los misiles cubanos—cuando Khrushchev renegó de la promesa hecha en Yalta y negoció un acuerdo con los Estados Unidos a espaldas de Castro que incluía la remoción de los misiles estadounidenses de Turquía—Guevara dijo a un periódico comunista británico: "Si los cohetes hubiesen permanecido, los hubiésemos utilizado a todos y dirigido contra el mismo corazón de los Estados Unidos, incluida Nueva York, en nuestra defensa contra la agresión." Y un par de años más tarde, en las Naciones Unidas, fue leal a las formas: "Como marxistas hemos sostenido que la coexistencia pacífica entre las naciones no incluye a la coexistencia entre los explotadores y el explotado." Guevara se distanció de la Unión Soviética en los últimos años de su vida. Lo hizo por las razones equivocadas, culpando a Moscú por ser demasiado blando ideológica y diplomáticamente, y hacer demasiadas concesiones—a diferencia de la China maoísta, a la cual llegó a ver como un refugio de la ortodoxia. En octubre de 1964, un memo escrito por Oleg Daroussenkov, un funcionario soviético cercano a él, cita a Guevara diciendo: "Les pedimos armas a los checoslovacos; y nos rechazaron. Luego se las pedimos a los chinos; dijeron que sí en pocos días, y ni siquiera nos cobraron, declarando que uno no le vende armas a un amigo." En realidad, Guevara se resintió por el hecho de que Moscú le estaba solicitando a otros miembros del bloque comunista, incluida Cuba, algo a cambio de su colosal ayuda y de su apoyo político. Su ataque final contra Moscú llegó en Argelia, en febrero de 1965, en una conferencia internacional en la que acusó a los soviéticos de adoptar la "ley del valor," es decir, el capitalismo. Su ruptura con los soviéticos, en síntesis, no fue un grito en favor de la independencia. Fue un alarido al estilo de Enver Hoxha en aras de la total subordinación de la realidad a la ciega ortodoxia ideológica. El gran revolucionario tuvo una oportunidad de poner en práctica su visión económica—su idea de la justicia social—como director del Banco Nacional de Cuba y del Departamento de Industria del Instituto Nacional de la Reforma Agraria a fines de 1959, y, desde principios de 1961, como ministro de industria. El periodo en el cual Guevara estuvo a cargo de la mayor parte de la economía cubana atestiguó el cuasi colapso de la producción de azúcar, el fracaso de la industrialización y la introducción del racionamiento—todo esto en el que había sido uno de los cuatros países económicamente más exitosos de América Latina desde antes de la dictadura de Batista. Su tarea como director del Banco Nacional, durante la cual imprimió billetes que llevaban la firma "Che," ha sido sintetizada por su asistente, Ernesto Betancourt: “Encontré en el Che una ignorancia absoluta de los principios más elementales de la economía”. Los poderes de percepción de Guevara respecto de la economía mundial fueron muy bien expresados en 1961, durante una conferencia hemisférica celebrada en Uruguay, donde predijo una tasa de crecimiento para Cuba del 10 por ciento "sin el menor temor," y, para 1980, un ingreso per capita mayor que el de "los EE.UU. en la actualidad." En verdad, hacia 1997, el trigésimo aniversario de su muerte, los cubanos se encontraban bajo una dieta consistente en una ración de cinco libras de arroz y una libra de frijoles por mes; cuatro onzas de carne dos veces al año; cuatro onzas de pasta de soja por semana; y cuatro huevos por mes. La reforma agraria le quitó tierra al rico, pero se la dio a los burócratas, no a los campesinos. (El decreto fue redactado en la casa del Che.) En el nombre de la diversificación, el área cultivada fue reducida y la mano de obra disponible distraída hacia otras actividades. El resultado fue que entre 1961 y 1963, la cosecha se redujo a la mitad: apenas unos 3,8 millones de toneladas métricas. ¿Se justificaba este sacrificio por el fomento de la industrialización cubana? Desdichadamente, Cuba carecía de materias primas para la industria pesada, y, como una consecuencia de la redistribución revolucionaria, no contaba con una moneda sólida con la cual adquirirlas—o incluso adquirir los productos básicos. Para 1961, Guevara estaba teniendo que dar explicaciones embarazosas a los trabajadores en la oficina: "Nuestros camaradas técnicos en las compañías han producido una pasta dental... tan buena como la anterior; limpia exactamente lo mismo, a pesar de que después de un tiempo se vuelve una piedra." Para 1963, todas las esperanzas de industrializar a Cuba fueron abandonadas, y la revolución aceptó su rol de proveedora colonial de azúcar al bloque soviético a cambio de petróleo para cubrir sus necesidades y para revenderlo a otros países. Durante las tres décadas siguientes, Cuba sobreviviría en base a un subsidio soviético de más o menos entre $65 mil millones y $100 mil millones. Habiendo fracasado como héroe de la justicia social, ¿merece Guevara un lugar en los libros de historia como un genio de la guerra de guerrillas? Su mayor logro militar en la lucha contra Batista—la toma de la ciudad de Santa Clara después de emboscar un tren con pesados refuerzos—es seriamente cuestionado. Numerosos testimonios indican que el conductor del tren se rindió de antemano, acaso tras aceptar sobornos. (Gutiérrez Menoyo, quien dirigía un grupo guerrillero diferente en esa área, está entre aquellos que han criticado la historia oficial de Cuba sobre la victoria de Guevara.) Inmediatamente después del triunfo de la revolución, Guevara organizó ejércitos guerrilleros en Nicaragua, la República Dominicana, Panamá, y Haití—todos los cuales fueron aplastados. En 1964, envió al revolucionario argentino Jorge Ricardo Masetti a su muerte al persuadirlo de que montase un ataque contra su país natal desde Bolivia, justo después de que la democracia representativa había sido restablecida en la Argentina. Particularmente desastrosa fue la expedición al Congo en 1965. Guevara se alió con dos rebeldes—Pierre Mulele en el oeste y Laurent Kabila en el este—contra el desagradable gobierno congoleño, el cual era sostenido por los Estados Unido, por mercenarios sudafricanos y exiliados cubanos. Mulele había tomado posesión de Stanleyville antes de ser repelido. Durante su reinado de terror, tal como lo ha escrito V.S. Naipaul, asesinó a todos aquellos que podían leer y a todos los que vestían una corbata. Respecto del otro aliado de Guevara, Laurent Kabila, se trataba meramente de un perezoso y un corrupto por aquel entonces; pero el mundo descubriría en los años 90 que también él era una máquina de matar. En cualquier caso, Guevara se pasó gran parte de 1965 ayudando a los rebeldes en el este antes de abandonar el país de manera ignominiosa. Poco tiempo después, Mobutu llegó al poder e instaló una tiranía de décadas. (En los países latinoamericanos, de Argentina al Perú, las revoluciones inspiradas en el Che tuvieron el mismo resultado practico de reforzar el militarismo brutal durante muchos años.) En Bolivia, el Che fue nuevamente derrotado, y por última vez. Malinterpretó la situación local. Una reforma agraria había tenido lugar unos años antes; el gobierno había respetado muchas de las instituciones de las comunidades campesinas; y el ejército era cercano a los Estados Unidos a pesar de su nacionalismo. "Las masas campesinas no nos ayudan en absoluto" fue la melancólica conclusión de Guevara en su diario boliviano. Aún peor, Mario Monje, el líder comunista local, quien no tenía estómago para una guerra de guerrillas tras haber sido humillado en los comicios, condujo a Guevara hacia una ubicación vulnerable en el sudeste del país. Las circunstancias de la captura del Che en la quebrada del Yuro, poco después de reunirse con el intelectual francés Régis Debray y el pintor argentino Ciro Bustos, ambos arrestados cuando abandonaban el campamento, fueron, como gran parte de la expedición boliviana, cosa de aficionados. Guevara fue ciertamente audaz y corajudo, y rápido para organizar la vida en base a principios militares en los territorios bajo su control, pero no era un General Giap. Su libro La Guerra de Guerrillas enseña que las fuerzas populares pueden vencer a un ejército, que no es necesario aguardar a que se den las condiciones necesarias ya que un foco insurreccional puede provocarlos, y que el combate debe tener lugar principalmente en el campo. (En su receta para la guerra de guerrillas, reserva también para las mujeres el rol de cocineras y enfermeras.) Sin embargo, el ejército de Batista no era un ejército sino un corrupto manojo de matones carente de motivación y sin mucha organización; los focos guerrilleros, con la excepción de Nicaragua, terminaron todos en cenizas para los foquistas, y América Latina se ha vuelto urbana en un 70 por ciento en estas últimas cuatro décadas. Al respecto, también, el Che Guevara fue un cruel alucinado. En las últimas décadas del siglo diecinueve, Argentina tenía la segunda tasa de crecimiento más grande del mundo. Hacia la década de 1890, el ingreso real de los trabajadores argentinos era superior al de los trabajadores suizos, alemanes, y franceses. Para 1928, ese país ocupaba el duodécimo lugar en el mundo en cuanto a su PBI per capita. Ese logro, que las siguientes generaciones arruinarían, se debió en gran medida a Juan Bautista Alberdi. Al igual que Guevara, a Alberdi le gustaba viajar: caminó a través de las pampas y de los desiertos de norte a sur a los catorce años de edad, rumbo a Buenos Aires. Como Guevara, Alberdi se oponía a un tirano, Juan Manuel Rosas. Igual que Guevara, Alberdi tuvo la oportunidad de influir sobre un líder revolucionario en el poder—Justo José de Urquiza, quien derrocó a Rosas en 1852. Como Guevara, Alberdi representó al nuevo gobierno en giras mundiales, y murió en el exterior. Pero a diferencia del viejo y nuevo predilecto de la izquierda, Alberdi nunca mató una mosca. Su libro, Bases y puntos de partida para la organización de la República Argentina, fue la base de la Constitución de 1853 que limitó el Estado, abrió el comercio, alentó la inmigración y aseguró los derechos de propiedad, inaugurando de ese modo un periodo de setenta años de asombrosa prosperidad. No se entremetió en los asuntos de otras naciones, oponiéndose a la guerra de su país contra Paraguay. Su semblante no adorna el abdomen de Mike Tyson. Este trabajo fue originalmente publicado en inglés por la revista The New Republic bajo el titulo de The Killing Machine: Che Guevara, from Communist Firebrand to Capitalist Brand, en sus ediciones del 11 y 18 de julio de 2005. Traducido por Gabriel Gasave Referencias Alvaro Vargas Llosa - www.elindependent.org/articulos/article.asp?id=1535 Julio Cortázar le escribió al Che No nos vimos nunca pero no importaba. Yo tuve un hermano que iba por los montes mientras yo dormía. Lo quise a mi modo, le tomé su voz libre como el agua, caminé de a ratos cerca de su sombra. No nos vimos nunca pero no importaba, mi hermano despierto mientras yo dormía, mi hermano mostrándome detrás de la noche su estrella elegida. Carlos Puebla Hasta Siempre (guajira) Aprendimos a quererte, desde la histórica altura, donde el sol de tu bravura le puso cerco a la muerte. Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia de tu querida presencia, Comandante Che Guevara. Tu mano gloriosa y fuerte sobre la historia dispara, cuando todo Santa Clara se despierta para verte. Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia de tu querida presencia, Comandante Che Guevara. Vienes quemando la brisa con soles de primavera para plantar la bandera con la luz de tu sonrisa Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia de tu querida presencia, Comandante Che Guevara. Tu amor revolucionario te conduce a nueva empresa, donde espera la firmeza de tu brazo libertario. Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia de tu querida presencia, Comandante Che Guevara. Seguiremos adelante como junto a ti seguimos y con Fidel te decimos: «¡Hasta siempre Comandante!» Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia de tu querida presencia, Comandante Che Guevara. Ernesto Guevara en Santa Clara. Diciembre 1958

Ignacio Rodríguez Galván

Considerado el primer poeta del Romanticismo mexicano El olvido de Ignacio Rodríguez Galván se debe a un cúmulo de fatalidades: le tocó iniciar la historia literaria de un país devastado por la guerra, ser contemporáneo, como poeta romántico, de Hugo, Byron y Heine y, como cuentista, de Gogol y Merimée, además de morir joven. JEP contribuye a remediar esta injusticia histórica. Por José Emilio Pacheco Ignacio Rodriguez Galván (22 de marzo de 1816; Tizayuca, Hidalgo, México - 26 de julio de 1842; La Habana, Cuba) fue narrador, poeta, dramaturgo, periodista y político mexicano, adscrito al movimiento del romanticismo. Se le considera como el primer romántico mexicano. Ignacio Rodriguez Galván, hijo de campesinos, nació el 22 de marzo de 1816 en Tizayuca, en el estado de Hidalgo, México. Fue miembro de la Academia de San Juan de Letrán. Fue director del Calendario de las Señoritas Mexicanas y fundó el periódico Año Nuevo. Editó El Recreo de las Familias. Fue redactor de la sección literaria del Diario del Gobierno. Estrenó obras basadas en la época colonial como Muñoz, visitador de México y El privado del virrey, sus novelas fueron las primeras novelas cortas mexicanas. Muere el 25 de julio de 1842 en La Habana, Cuba, víctima de la fiebre amarilla a los 26 años de edad cuando se dirigía a Sudamérica como oficial de la legación mexicana. Expertos en el tema: Fernando Tola de Habich, Marco Antonio Campos, José Emilio Pacheco, Jorge Contreras Herrera... http://circulodepoesia.com/nueva/2012/04/siglo-xix-sobre-ignacio-rodriguez-galvan Novela * La hija del oidor (1836) * Manolito el pisaverde (1837) * El visitador (1838) * La procesión (1838) * El secreto (1840) Teatro * La capilla * Muñoz, visitador de México * El privado del Virrey * Tras un mal nos vienen ciento Poesía * La profecía de Guatimoc * A la muerte de un amigo * Al baile del señor presidente * Adiós, oh patria mía * La gota de hiel * La inocencia * Un crimen Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Ignacio_Rodríguez_Galván

Rafael Guillén

Rafael Guillén (Granada, 27 de abril de 1933) es un poeta español de la generación de los 50. Premio Nacional de Literatura en 1994, tiene una larga trayectoria artística y entre sus méritos figura el haber ayudado a recuperar la cultura poética de su ciudad tras la devastación de la Guerra Civil. En sus primeras obras se nota la influencia neoclásica que pesó sobre otros miembros de su generación, pero la atracción de lo popular (Cancionero-guía para andar por el aire de Granada, 1962) pronto lo aligera y, ya en los años sesenta, abandona la rigidez del metro tradicional. Con la publicación de Moheda (1979), sorprende por su estilo desinhibido e innovador en la sintaxis. Sus temas no son leves: el amor y el erotismo suelen mezclarse con la elegía por la degradación inevitable del paso del tiempo, expresados en versos impregnados de un cadencioso fraseo musical. Su obra en prosa se reparte entre narraciones de viajes, autobiografía, ensayos, conferencias y artículos. Rafael Guillén fue uno de los poetas que, con el grupo "Versos al aire libre", reanimó la vida poética y literaria granadina tras la posguerra. Posteriormente fundó y dirigió, junto con José G. Ladrón de Guevara, la colección de libros Veleta al Sur, única manifestación poética en Granada desde 1957 hasta 1966. En 1982, con Francisco Izquierdo, inició la serie de fascículos sobre el barrio granadino del Albaicín "Los Papeles del Carro de San Pedro". En 1994 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura por "Los estados transparentes". Ese mismo año de 1994 quedó finalista del Premio Nacional de la Crítica y comienza a promover junto con otros escritores granadinos (Elena Martín Vivaldi, Antonio Carvajal) el establecimiento de la Academia de Buenas Letras de Granada, que finalmente es creada por la Junta de Andalucía en 2001. En el 2003 se le concede por unanimidad el Premio de la Crítica Andaluza. Antes había obtenido, entre otros muchos, los premios que en su época fueron más significativos: "Leopoldo Panero" 1966, "Guipúzcoa" 1968, "Premio Boscán" 1968 y el "Premio Ciudad de Barcelona" 1969. Así mismo, posee la Medalla de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de Granada y es miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada. Hito significativo en su carrera literaria es la publicación en 2010 de sus Obras completas en tres volúmenes publicadas por Editorial Almed. Poemas y artículos suyos han sido traducidos a varios idiomas. Poesía * Antes de la esperanza, introducción de J. M. Bugella, Granada, «La Nube y el Ciprés», 1956. * Río de Dios, Granada, «Veleta al Sur», 1957. * Pronuncio amor, Arcos de la Frontera, «Alcaraván», 1960; 2ª edición: Granada, «Veleta al Sur», 1961; 3ª y 4ª edición: Málaga, Clave, 1995. * Elegía, Granada, «Veleta al Sur», 1961. * Cancionero-guía para andar por el aire de Granada. Granada, «Veleta al Sur», 1962; 2ª edición ampliada: Granada, Miguel Sánchez, 1970; 3ª edición ampliada: id., id., 1993. * Canto a la esposa, Granada, «Veleta al Sur», 1963. * El gesto, Buenos Aires (Argentina), Seijas y Goyanarte, 1964. * Hombre en paz, Madrid, Editora Nacional, 1966. * Apuntes de la corrida, Málaga, «Cuadernos de María José», 1967. * Tercer gesto, Madrid, Cultura Hispánica, 1967 (Premio Leopoldo Panero, 1966). * Amor, acaso nada, Las Palmas, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1968. * Los vientos, Madrid, Revista de Occidente, 1970 (Premio Ciudad de Barcelona, 1969). * Límites, Barcelona, «El Bardo», 1971; 2ª edición: prólogo de M. Ávila Cabezas y J. L. Ortiz de Lanzagorta, Salobreña (Granada), Alhulia, 2003. * Gesto segundo, Barcelona, Instituto de Estudios Hispánicos, 1972 (Premio Boscán, 1968; Premio Guipúzcoa, 1968). * Moheda, Litoral, 85-87 (1979). * Veinte poemas risueños, Granada, Universidad, 1980. * Vasto poema de la resistencia, Granada, Diputación Provincial, 1981. * Azoteas en cal, Madrid, Azur (Los Papeles del Carro de San Pedro), 1982. * Mis amados odres viejos, Madrid, Rialp (Adonais), 1987. * Los estados transparentes, Barcelona, Los Libros de la Frontera (El Bardo), 1993 (Premio Nacional de Literatura, 1994); 2ª edición ampliada: introducción de F. J. Peñas Bermejo, Valencia, Pre-Textos / Diputación Provincial de Granada, 1998. * Doce poemas cardinales, Carmona (Sevilla), «Palimpsesto», 1995. * Dos poemas noruegos, Motril, «Cuadernillos Torre de la Vela», 1995. * El manantial (Homenajes 1965-1996), Córdoba, CajaSur (Los Cuadernos de Sandua), 1996. Variaciones temporales, edición de J. Ortega Torres, Granada, Dauro, 2001. * I´m Speaking, Editorial Northwestern University Press, Evanston (USA), 2001. Antología en edición bilingüe, con traducción al inglés de Sandy McKinney. * Las edades del frío, Barcelona, Tusquets, 2002 (Premio de la Crítica Andaluza, 2003). * Catorce poemas de amor y tiempo, Badajoz, Aula Enrique Díez-Canedo, 2004. * Seis poemas elegíacos, Valdepeñas, «Desde el empotro (Tertulia literaria del Grupo A-7)», 2004. * Los dominios del cóndor, E.D.A. libros. Benalmádena (Málaga), 2007. * Obras completas, 3 volúmenes, Granada, Almed, 2010.Premio Andalucía de la Crítica]]. Narrativa * El país de los sentidos (Prosas marroquíes), Granada, Caja General de Ahorros de Granada, 1990. * Tiempos de vino y poesía (Prosas granadinas), Granada, Port-Royal, 2000. * Por el ancho y pequeño mundo (Prosas viajeras), Málaga, Rafael Inglada, 2001. * Prosas viajeras (Selección), Granada, Dauro, 2003. Ensayo * Renacer poético en la Granada de postguerra (Grupo «Versos al aire libre») (discurso de ingreso en la Academia de Buenas Letras de Granada), Granada, Academia de Buenas Letras de Granada, 2003. * Francisco Izquierdo: un nombre granadino para la Historia de las Letras y del Arte en el siglo XX (discurso de recepción como Supernumerario en la Academia de Buenas Letras de Granada), Granada, Academia de Buenas Letras de Granada, 2004. Discografía * Los alrededores del tiempo (Rafael Guillén dice sus poemas). Producción de Xavier Astor. Edita Ficciones-Revista de Letras. JASS034CD/01 Granada, 2001. * La voz y la palabra (Principios de la Neolengua II). Incluye "Madrigal para tu voz desmantelada" (extracto del CD "Los alrededores del tiempo"). Producciones Peligrosas. * JA55044CD/2 Granada, 2002. * Cancionero-Guía para andar por el aire de Granada. Música y voz de Raul Alcover sobre textos de Rafael Guillén. RCA PB-7671. Madrid, 1978. Estudios sobre su obra La obra de Rafael Guillén ha sido objeto de numerosos estudios, entre ellos el de otro poeta granadino, José Ortega, que le dedicó su memoria de licenciatura ("Aproximación a la poesía de Rafael Guillén")1 en 1971. En la Historia Crítica de la Literatura Hispánica (Taurus), Vol. 21 "La poesía en el siglo XX (desde 1939)", Pilar Palomo lo estudia en el epígrafe "Poetas de los 50", tal como había hecho al ampliar la Historia de la Literatura Española (Gustavo Gili) de Angel Valbuena, quien ya en 1968 le dedicaba un extenso capítulo como a "uno de los mejores poetas actuales". Pilar Gómez Bedate en la Historia de la Literatura Española (Cátedra), Elena Barroso en Poesía Andaluza de hoy (1950-1990) (Biblioteca de la Cultura Andaluza) y Angel L. Prieto de Paula en Poetas españoles de los cincuenta (Biblioteca Hispánica, de Ediciones Colegio de España, Salamanca), entre otros autores, lo incluyen igualmente entre los más importantes autores de su generación. Por su parte, Joaquín Marco, en la Historia y Crítica de la Literatura Española (Grijalbo) de Francisco Rico, lo sitúa genéricamente entre los "poetas de postguerra" y Emilio Miró, en la Historia de la Literatura Española (Taurus) coordinada por Díez Borque, entre los que "ocupan un puesto indiscutible en nuestro panorama poético". Sobre su obra existe una extensa bibliografía que incluye monografías y tesis doctorales. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Rafael_Guillén

Angel Guinda

Ángel Guinda (Zaragoza, 26 de agosto de 1948) es un escritor español, sobre todo es conocido como poeta, aunque su obra abarca géneros muy variados, desde artículos en periódicos y revistas, hasta el ensayo y la traducción. Reside en Madrid. Fundó la Colección Puyal de libros de poesía en 1977 y la revista Malvís en 1988. Ha publicado más de una veintena de libros y es coautor de la letra del Himno de Aragón. En 2010 fue galardonado con el Premio de las Letras Aragonesas. Poesía * Vida ávida (Zaragoza, Olifante Ediciones de Poesía, 1981.) * El almendro amargo (Buenos Aires, El rayo que no cesa, 1989.) * Lo terrible (Expedición a las tinieblas) (La Habana, Asociación de Escritores de Cuba, 1990.) * Claustro (Poesía 1970-1990) (Zaragoza, Olifante Ediciones de Poesía, 1991.) * Después de todo (Madrid, Libertarias, 1994.) * Conocimiento del medio (Zaragoza, Olifante Ediciones de Poesía, 1996.) * La llegada del mal tiempo (Madrid, Huerga & Fierro Editores. 1998.) * Biografía de la muerte (Madrid. Huerga & Fierro Editores. 2001) * Toda la luz del mundo. Minimal love poems (Zaragoza. Olifante Ediciones de Poesía. 2002) * Poemas perimentales (Angera (Varese, Italia), La Torre degli Arabeschi, 2005.) * Toda la luz del mundo. Minimal love poems. Edición en todas las lenguas del estado español (Zaragoza. Olifante Ediciones de Poesía. 2002) * Claro interior (Zaragoza. Olifante Ediciones de Poesía. 2007) * Toda la luz del mundo. Minimal love poems. Edición en todas las lenguas de la unión europea (Zaragoza. Olifante Ediciones de Poesía. 2008) * Poemas para los demás (Zaragoza. Olifante Ediciones de Poesía. Colección Papeles de Trasmoz. 2009) * Espectral (Zaragoza. Olifante Ediciones de Poesía. Colección Papeles de Trasmoz. 2011) * Caja de lava (Zaragoza. Olifante Ediciones de Poesía. Colección Serie Maior. 2012) (Rigor vitae) (Zaragoza. Olifante Ediciones de Poesía. 2013) * Materia del amor (Lastura. Toledo, 2013) Manifiestos * Poesía y subversión (Zaragoza, Olifante Ediciones de Poesía, 1978) * Poesía útil (Madrid, Librería de las Musas, Mercedes Ramírez, editora. 1994) * El Mundo del Poeta. El Poeta en el Mundo (Zaragoza. Olifante Ediciones de Poesía. Colección Papeles de Trasmoz. 2007) * Poesía violenta (Zaragoza. Olifante Ediciones de Poesía. 2012) Aforismos * Breviario (Zaragoza, Lola Editorial, 1992) * Huellas. (Madrid, Poesía Por Ejemplo, 1998) Traducciones * Cancionero, de Cecco Angiolieri (Zaragoza, Olifante Ediciones de Poesía, 1990) * Tortugas, de Antonio Sagredo (traducción conjunta con Inmaculada Muro. Zaragoza, Colección Cáncana, Lola Editorial, 1993) * Señora de la noche, de Teixeira de Pascoaes (Zaragoza, Olifante Ediciones de Poesía, 2000) * Inútil poesía, de Àlex Susanna (Zaragoza, Olifante Ediciones de Poesía, 2002) * Las espinas de la rosa, Antología poética de Florbela Espanca (Zaragoza, Olifante Ediciones de Poesía, 2002) * ¿Y si no existieses? Antología 1982-2002, de José Manuel Capêlo (Zaragoza, Olifante Ediciones de Poesía, 2003) * Forma sin norma, de Ana Cristina Cesar (Zaragoza, Olifante Ediciones de Poesía, 2006) * Yo. Antología breve, de Augusto dos Anjos (Zaragoza, Olifante Ediciones de Poesía, 2012) Referencias Wikipedia—http://es.wikipedia.org/wiki/Ángel_Guinda

Ignacio María de Acosta y Guerra (Íñigo)

No es nuestro intento escribir una biografía de este distinguido escritor é inspirado poeta, ni tampoco un juicio crítico de sus obras, sino sólo dar á conocer los datos más importantes acerca de su vida, para evitar se repitan los numerosos errores que hemos visto consignados en varios libros y en artículos de periódicos literarios. Acosta no nació en Matanzas, como repetidamente se ha dicho, sino en la ciudad de la Habana, el día 4 de Octubre de 1814, y brilló en la época más fecunda para Cuba en ilustres poetas y notables prosistas. Recibió esmerada educación en el Colegio Seminario de San Carlos, donde hizo brillantes estudios de derecho, y en 1833, á los diezinueve años de edad, se trasladó con su padre y demás familia á la ciudad de Matanzas, donde continuó residiendo todo el resto de su vida. Allí se dedicó primero á la literatura, y después á la enseñanza superior, en la cual alcanzó gran distinción por su celo, constancia y excelentes métodos. Como escritor, colaboró en la Guirnalda de Tolón, en La Aurora del Yumurí, de Matanzas, y en casi todos los periódicos de la localidad. En 1845, y bajo el título de Delicias del Corazón, publicó una colección de versos que fueron muy celebrados, y que confirmaron su ya fundada reputación de distinguido poeta; y en 1856, junto con Emilio Banchet, editó el Aguinaldo de Luisa Molina, noble y desinteresado esfuerzo que hicieron aquellos generosos amigos para aliviar la angustiosa situación de tan distinguida como desgraciada favorita de las Musas. En la Habana colaboró en El Artista, Las Flores del Siglo, La Revista de la Habana, y en casi todos los periódicos literarios, hasta 1860, siendo siempre muy solicitadas y leídas sus composiciones, tanto por la dulzura de sus versos, cuanto por la belleza de sus descripciones de la naturaleza cubana: razón por la cual fue siempre favorito de las damas. Como profesor, contribuyó al establecimiento y sostenimiento de los acreditados colegios "Santa Teresa" y "La Empresa", cerrado este último por disposición del Capitán General de la Isla de Cuba, por considerarlo peligroso para el orden público. También fundó el colegio "El Matancero", y fue profesor de distintos establecimientos de instrucción secundaria. Como hombre público también se distinguió por su entusiasmo y celo en favor no solo de la enseñanza, sino de todo lo que pudiera coadyuvar al progreso del país en que nació. Desempeñó con tanta probidad como inteligencia los diferentes cargos para que fue sucesivamente nombrado, de Inspector y Juez Examinador de Instrucción Pública, Secretario del Tribunal de Comercio, y Pagador de Obras Públicas; así como también varios destinos privados, para los cuales su inteligencia y honradez le hicieron ser siempre solicitado. Víctima de una penosa enfermedad, falleció el 24 de Febrero de 1871 en la misma querida ciudad de su adopción, en Matanzas, en cuyo cementerio descansan sus restos. La fortuna nunca le sonrió, y limitado á los recursos que le proporcionaba su trabajo personal, murió dejando á sus hijos nada más que un nombre sin mancha y un ejemplo noble que imitar. En el lecho de muerte, y convencido de cuán pronto tendría que abandonar la tierra, que para él había sido un verdadero valle de lágrimas, el moribundo poeta volvió los ojos al cielo, y dictó este soneto, que alcanzó grande y merecida popularidad: Muere el pobre... su losa funeraria Queda entre el polvo del ingrato olvido, Porque al pobre en la muerte le ha seguido Como en la vida, la opinión contraria. Injusta y poderosa, su adversaria Se complace en mirarle confundido. En la vida brindándole un gemido, Negándole en la muerte una plegaria. Tal es el hombre en su viciado gusto, Y tal la ley que señorea al suelo... El hombre, siempre con el hombre injusto! Mas queda al bueno el celestial consuelo Que si la tierra se la niega al justo, No por ser pobre se le niega el cielo. Diseminadas sus poesías en efímeros periódicos, un hermano del desgraciado Íñigo (Ricardo Acosta), residente en New York, ha resuelto publicar esta colección de las composiciones que ha podido recoger, tanto con el objeto de perpetuar la memoria de su desgraciado hermano, cuanto por hacer un servicio á la literatura cubana, salvándolas del olvido. Desgraciadamente, sólo malas copias manuscritas ha podido encontrar de la mayor parte de estas poesías; así es que hoy salen á la luz sin haber sido escogidas, y ni aun siquiera debidamente corregidas por su autor. Referencias Copiado textualment de “Poesías de Ignacio María de Acosta (Iñigo), New York, 1893”.

Claudio Rodríguez García

Claudio Rodríguez García(Zamora, 30 de enero de 1934 - Madrid, 22 de julio de 1999) fue un poeta español. Hijo de María García Moralejo, de arraigadas convicciones burguesas y heredera de alguna que otra propiedad en Zamora, y de Claudio Rodríguez Diego, de origen humilde y gran lector de poesía y autor de algunos versos, y con quien se lleva bastante mal. En 1939 nace su hermano Javier y en 1945, las gemelas Marisa y Maricarmen. Su apodo es "Cayín". Desde los cinco años pasa largas temporadas en la finca de su abuela materna en contacto con la naturaleza y las labores del campo. Estudia el bachillerato en el Instituto Claudio Moyano, Es buen estudiante y compañero, y juega asiduamente al fútbol. El 23 de marzo de 1947 murió su padre y su vida dio un giro decisivo al quedar la familia en la ruina; Claudio ha de dedicarse a la administración de las fincas en el campo y tratar con jornaleros. Se acentúa su "manía andariega" y se refugia en la lectura. Se hace ayudante de un profesor de latín y francés y estudia con él la métrica latina, francesa y castellana. Lee a Rimbaud en su lengua original y se mantiene en contacto con su profesor de literatura Ramón Luelmo. Dos rasgos definen su personalidad: le gusta observar y recrear los juegos infantiles, y es muy andariego: da largos paseos por la ciudad y por las orillas del río Duero. Le forma mucho la biblioteca paterna: clásicos españoles, en particular los místicos, y poetas franceses del siglo XIX: Baudelaire, Verlaine y Rimbaud. Le une a los místicos la actitud contemplativa, mientras con Rimbaud la pronta madurez poética. Hacia 1948 escribe sus primeros poemas, que él llama "ejercicios para piano". Publica Nana de la Virgen María en el Correo de Zamora, en 1949. En 1951, se traslada a Madrid para estudiar Filología Románica con una beca. A los 18 años gana el premio Adonais por Don de la ebriedad, libro que impresiona a Vicente Aleixandre con el que mantendrá una amistad profunda, casi filial, y a quien dedicará su libro Conjuros. Su familia lo hace estudiar Derecho en Salamanca, pero se retira y opta por las letras. En 1953 conoce a Clara Miranda, quien será su compañera. Se hace amigo de Leopoldo Panero y Luis Rosales. A comienzos del curso 1955-56, se prepara un Congreso Universitario de Escritores Jóvenes, aplazado a febrero del año sucesivo por la muerte de Ortega. Rodríguez participa en el Boletín y vive de pensión en pensión, hasta que se instala en el Colegio Mayor José Antonio. En los primeros meses de 1956, se afilia al Partido Comunista, pero se sale inmediatamente (dura veinte minutos su permanencia) por una discusión con el hermano de Jorge Semprún. Antes, un grupo de desconocidos le había dado una paliza, por estar en la organización del Congreso, patrocinado por el PCE. De todos modos, fuera ya del congreso, participa en los enfrentamientos con la policía entre el 1 y el 9 de febrero, por lo que es detenido y posteriormente vigilado. (El congreso nunca se realizará, pues en los tumultos muere un estudiante falangista). Licenciado en Filología Románica en 1957 con una tesis sobre El elemento mágico en las canciones infantiles de corro castellanas, bajo la dirección de Rafael de Balbín. Ese verano hace el servicio militar. En 1958, publica Conjuros y, con la ayuda de Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, viaja a Inglaterra, donde trabaja como lector de español en Nottingham (1958-1960). El 23 de julio de 1959 se casa con Clara Miranda. Se traslada luego a Cambridge (1960-1964), con el mismo cargo. Descubre a los románticos ingleses sobre todo William Wordsworth y Dylan Thomas, que influirán en su poética. En 1963 es incluido en la antología Poesía última de Francisco Ribes, donde también aparecen poemas de Eladio Cabañero, Ángel González, José Ángel Valente y Carlos Sahagún, autores que conforman el grupo poético madrileño que se dio a conocer en la década de 1950-1960, al que los críticos bautizaron con el nombre de generación de los 50. En Inglaterra escribe Alianza y condena, Premio de la Crítica 1965. Allí hace amistad con Francisco Brines, lector en Oxford. De regreso a Madrid, se dedica a la enseñanza universitaria. El 31 de julio de 1974 muere asesinada en Madrid su hermana María del Carmen. Puede considerársele el suceso más trágico en la vida del poeta. Un año más tarde, muere su madre. Los años setenta significan la consagración definitiva del poeta. Los sucesivos, el reconocimiento oficial. En 1976, publica su cuarto poemario El vuelo de la celebración. En 1980, la Modern Language Association of America le dedica una sesión en Houston. En 1983, Premio Nacional de Poesía por Desde mis poemas, recopilación de sus cuatro primeros libros; en 1986 es Premio de las letras de Castilla y León. El 17 de diciembre de 1987 es elegido miembro de número de la Real Academia Española, en el sillón dejado vacante por Gerardo Diego. En marzo de 1992 lee su discurso de ingreso a la RAE, titulado: "Poesía como Participación: Hacia Miguel Hernández". En 1993 publica Casi una leyenda, el que será su último libro de poemas. El 28 de marzo de 1993 recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y 5 días después el II Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de la Universidad de Salamanca. Muere en Madrid, el 22 de julio de 1999. La crítica ha destacado su primer libro como uno de los más brillantes de la segunda mitad del siglo XX en español. Premios * Premio Adonais (1953) * Premio de la Crítica (1965) * Premio Nacional de Poesía (1983) * Premio Castilla y León de las Letras (1986) * Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1993) * Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1993) Obras * Don de la ebriedad, Madrid, Adonáis, 1953. (Premio Adonáis) * Conjuros, Torrelavega, Ed. Cantalpiedra, 1958. * Alianza y condena, Madrid, Revista de Occidente, 1965. (Premio de la Crítica) * El vuelo de la celebración, Madrid, Visor, 1976. * Casi una leyenda, Barcelona, Tusquets, 1991. * Aventura, edición facsimil, Salamanca, Tropismos, 2005. Recopilaciones * Poesía (1953-1966), Barcelona, Plaza y Janés, 1971. (Con prólogo de Carlos Bousoño es una recopilación de sus tres primeros libros.) * Desde mis poemas, Madrid, Cátedra, 1983. (Recopilación de sus cuatro primeros libros con introducción del propio autor. Premio Nacional de Poesía) * Don de la ebriedad. Conjuros. Ed. de Luis García Jambrina, Madrid, Clásicos Castalia, 1998. * La otra palabra. Escritos en prosa, ed. de Fernando Yubero Ferrero, Barcelona: Tusquets, 2004.(Selección de ensayos y artículos sobre poética,poetas y otros temas literarios, publicados por el autor en revistas y prensa diaria). * "Antología poética", Ángel Rupérez (ed.), Madrid, Espasa, Colección Austral, 2004. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Claudio_Rodríguez

Germán Pardo García

Por Marta de Arévalo La poesía de Germán Pardo es una invocación a las potestades de lo oculto. Trasciende de ella una visión cósmica que resplandece en símbolos primordiales. Su espíritu que se yergue desafiante ante la inmensidad del tiempo y el destino elabora, mediante símbolos esenciales y rico y sugestivo lenguaje, un dramático juego de soledades. Hay una angustia palpitante y corrosiva en sus versos, sin que por ello evada el constante batallar del alma contra la adversidad. Es "vencedor entre su infierno". Ha dicho de sí mismo que la poesía es su razón de ser. Y que la poesía es, para él, acción sin tregua. Como ejemplo, la vastedad de su obra. Germán Pardo García (Ibagué, Tolima, Colombia; 19 de julio de 1902 - México, D.F., México; 23 de agosto de 1991) fue un poeta colombiano. Germán Vicente Pardo García Esponda nació el 19 de julio de 1902 en la ciudad de Ibagué, Tolima en Colombia, (aunque otras referencias indican a Choachí, Cundinamarca,3 tal vez porque el escritor la consideraba su verdadera cuna, al haber pasado sus primeros años de vida ahí) hijo del jurisconsulto Germán D. Pardo, quien habría de ser Presidente de la Corte Suprema de Justicia de Colombia, y de Julia García Esponda. Desde su nacimiento padeció mielopatía, enfermedad que lo paraliza por completo y para la cual los médicos lo sometieron a un tratamiento cáustico en la columna vertebral, a pesar de que se predijo su muerte inminente. Hacia 1902 el tratamiento da efectos positivos al recuperar el movimiento gradualmente. Con el tiempo, Germán recuperó el movimiento, llegando inclusive a ser un gimnasta, aunque su locomoción se perturbaría frecuentemente y le quedarían lesiones graves a lo largo de toda su vida, al no poder tolerar el ruido excesivo o grandes esfuerzos mentales que le provocaban vértigo de Ménière. Este detalle de su vida influiría su obra al reflejar la precipitación de los sobreexcitados, el clímax del quebranto y de la angustia, como causa de su segregación y encerrado mutismo. Hacia 1904 sus padres se mudan a Bogotá donde su padre fue designado juez de primera instancia en lo civil. Un año después, el 11 de junio de 1905, su madre muere a los 22 años al dar a luz a su hermana Julia. Como consecuencia de ello, la familia se disgrega: Germán, junto con su hermana Beatriz, fue enviado a unas propiedades, en las inmediaciones de Choachí, bajo el cuidado de Lucía Acosta, su nodriza. La familia no se reencontraría sino hasta 1910, aunque se mantendría un ambiente de discordia entre ésta a lo largo de toda su vida como consecuencia de los distintos ambientes de formación durante esos años. La influencia de la nodriza, mujer neurótica y fanática religiosa, pobló la imaginación del joven Germán con imágenes fantasmagóricas y religiosas que habrían de verse reflejadas en varios poemas años más tarde. De regreso en Bogotá, la nodriza es sustituida por la señorita Ester Piñeros Encinales, con quien habría de contraer matrimonio su padre, Germán D. Pardo. En 1912, los niños son llevados de regreso a Choachí al cuidado de la madrastra, quien al igual que la anterior nodriza, es también adepta al fanatismo religioso; sin embargo, el matrimonio está lleno de conflictos y sólo dura hasta 1913. En enero de 1914, Germán es matriculado en el Colegio Jesuita San Bartolomé, más tiene que salir de la clausura ritual por recomendación del neurólogo Abraham Salgar debido a que el niño presentaba grave abatimiento y neurosis prematura como consecuencia de la práctica de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, aunque siguió en calidad de alumno externo en el mismo colegio.5 Hacia 1916, el joven Germán escribe sus primeros poemas, de los cuales sólo sobrevive «El arroyo», publicado por vez primera en una colección en 1961. A inicios de 1918, su poema «Noche triste» es publicado en la revista semanal de Diego Uribe, por obra de Antonio Gómez Restrepo, entonces secretario del Ministerio de Relaciones Exteriores, amigo de su padre.5 El 28 de noviembre de 1918 conoce a Carlos Pellicer, quien recién había llegado a Bogotá y se había instalado en la misma casa de huéspedes, el «Palace Hotel», en la cual el magistrado Pardo vivía con sus hijos. Entabla amistad con Pellicer, estudia los libro de éste, e inclusive frecuentan la cátedra de literatura española y general de Antonio Gómez Restrepo. El 16 de febrero de 1920 Pellicer es trasladado por el gobierno mexicano a Venezuela, a quien Germán intenta seguir mas no lo consigue al carecer de los recursos económicos y por la oposición de su padre. El 14 de noviembre de 1921 muere su padre, los hermanos se separan para no juntarse más, y Germán regresa a los campos de Choachí. El 10 de abril de 1925, en viernes santo, su campo y casa de campo es incendiada por órdenes del párroco Luis María Bernal León al conocer que Germán no asistía a la iglesia, ni pagaba diezmos, dejándole arruinado. Poco después los mismos habitantes de Choachí, cansados de las arbitrariedades del cura, lo expulsarían del pueblo. Dos años después, sumido en deudas, regresa a Bogotá buscando trabajo que encuentra gracias a Luis Esguerra Camargo, jefe de redacción de «El Gráfico», quien le contrató como agente de publicidad, oficio que ejerció hasta 1930. Ese mismo año publica su primer libro de poesía: «Voluntad», con un estudio de Germán Arciniegas. En octubre de 1927, mientras recorría la calle 14, encuentra al cura Luis María Bernal León, a quien en un arranque de cólera tunde a bastonazos, hecho por el cual es llevado a un juzgado penal que le dicta 72 horas de prisión y el pago de una multa; sin embargo, al partir el cura, el mismo juez lo felicita. El 2 de febrero de 1931 se embarca hacia México atraído por el recuerdo de Carlos Pellicer y por el interés que tiene por el país, llegando el 14 de febrero, siendo recibido en casa de Pellicer. En octubre de 1936 se relaciona con una meretriz de la calle de Soto, en la colonia Guerrero de la Ciudad de México, de nombre Consuelo Martínez, quien habría de suicidarse después de haber dado muerte a su hija, lo que le produce una profunda aflicción que vierte en su poema «Un hombre se ha extraviado». Habría después de ser huésped de una casa vesánica administrada por una anciana, Ann Kleemann, la cual en ese entonces estaba ubicada en Sadi Carnot 100. En ésta viven cinco alemanes homosexuales, extravagantes y nazis entre los cuales hay un pariente de Joseph Goebbels, quienes le ofrecen visiones dantescas cuya atmósfera habría de plasmar en su libro «Poderíos». En 1959 funda y dirige la revista literaria «Nivel»;6 sin embargo, no permite que nadie opine en su propia revista sobre su vida u obra, ni siquiera publica sus poemas ahí.5 Se retrae completamente, evitando todo contacto y amistad. Apenas mantiene contacto con Octavio Novaro, Vicente Magdaleno y Enrique Sendoya. Sus años finales estarán marcados por la depresión, la soledad y la creciente misantropía que vertió en sus textos de la última época. Los intentos de suicidio, la acritud y los denuestos hacia los intelectuales colombianos fueron las oscuras señales de su angustia espiritual hasta la muerte. Obra * Voluntad (1930) * Los júbilos ilesos (1933) * Los cánticos (1935) * Los sonetos del convite (1935) * Poderíos (1937) * MPresencia (1938) * Claro abismo (1940) * Sacrificio (1943) * Las voces naturales (1945) * Los sueños corpóreos (1947) * Poemas contemporáneos (1949) * Lucero sin orillas (1952) * U. Z. llama al espacio (1954) * Eternidad del ruiseñor (1956) * Hay piedras como lágrimas (1957) * Centauro al sol (1959) * La Cruz del Sur (1960) * Osiris Preludial (1960) * Los ángeles de vidrio (1962) * El defensor (1964) * Los relámpagos (1965) * Labios nocturnos (1965) * Mural de España (1966) * Himnos del Hierofante (1969) * Apolo Thermidor (1971) * Escándalo (1972) * Desnudez (1973) * Iris Pagano (1973) * Mi perro y las estrellas (1974) * Génesis (1974) * Himnos a la noche (1975) * El héroe (1975) * Apolo Pankrátor (1915-1975) (1977) * Tempestad (1980) * Las voces del abismo: poema sinfónico (1983) * Últimas odas (1984) Referencias Wikipedia-http://es.wikipedia.org/wiki/Germ%C3%A1n_Pardo_Garc%C3%ADa

Sindo Garay

Antonio Gumersindo Garay y García, conocido como Sindo Garay (Santiago de Cuba, 12 de abril de 1867 - 17 de julio de 1968) fue un músico cubano que, aun sin contar con formación académica, supo ganarse un sobresaliente lugar en la trova tradicional. Fue creador de más de 600 obras que retratan la idiosincrasia cubana; entre sus temas destacan su admiración por su tierra natal, los paisajes, las mujeres y el amor. Entre sus creaciones encontramos: Amargas verdades, Mujer bayamesa, Guarina, La tarde, Perla, Retorna y Tormento fiero . Varias de sus creaciones tienen un corte político. Durante su infancia actuó como enlace del coronel mambí José Maceo. También por entonces conoció a José Martí, por lo que incluiría en su repertorio el poema Semblanza de Martí, basado en el encuentro que tuvo con el mismo. Murió el 17 de julio de 1968 a la edad de 101 años.Porque el bolero se ha universalizado y se conoce en todo el mundo, las nuevas generaciones deben recordar siempre a las figuras más prominentes de este género musical genuinamente cubano, que hace más de cien años acompaña a quienes aman, sueñan, o sufren como románticos al fin y porque se debe recordar siempre que fue Don Pepe Sánchez quien, al crear su canción Tristeza en 1893, legitimó esa música, romántica por excelencia. Por todo ello rememoramos al inolvidable Sindo Garay, uno de los grandes intérpretes del bolero. A partir de Don Pepe Sánchez, como ya dijimos, indiscutible precursor que marcó un hito en la historia de la canción trovadoresca tradicional cubana, el género se enriquece con la aparición de una verdadera pléyade de notables sucesores, entre los que descuella Sindo Garay quien, junto a Manuel Corona, Alberto Villalón y Rosendo Ruiz, constituyen el llamado grupo de los Cuatro Grandes de la trova cubana. Sindo Garay, bautizado por Federico García Lorca como El Gran Faraón de Cuba, es sin duda, uno de los trovadores cimeros de la música cubana. El bolero tuvo en Sindo Garay su mejor exponente, quien le impuso su peculiar estilo con el rayado de las cuerdas de la guitarra para cerrar las frases musicales. A los 10 años de edad compuso su primera canción, Quiéreme trigueña. Laboró en trabajos muy humildes, y adolescente se inició en el movimiento trovadoresco de Santiago de Cuba. Viajó a fines del siglo pasado por Santo Domingo, (República Dominicana), Puerto Rico y varios países suramericanos. Autodidacta, poseyó una intuición extraordinaria. Hacía uso frecuente de los cromatismos, en forma tan acertada como sorprendente. Entre sus composiciones más importantes figuran: La tarde, Perla Marina, Rendido, Labios de grana, Clave a Maceo, Retorna, La baracoesa, La alondra, El huracán y la palma, Fernani, Rayos de oro, Tardes grises, Ojos de Sirena y Guarina. Durante su larga vida, 101 años, tuvo un incansable transitar por su país donde recibió cientos de homenajes. De él dijo José Antonio Méndez en 1988: “Tenía una forma Sui Géneris de armonizar sus canciones. Los profesores al ver sus trabajos armónicos, no podían menos que asombrarse de que un hombre que no sabía música pudiera utilizar aquellos recursos armónicos como lo hacía Sindo Garay. Sus secuencias armónicas sorprendían a los estudiosos al romper los cánones establecidos por las grandes escuelas de música. Sindo hacía una serie de combinaciones muy suyas, y sobre todo utilizaba los bajos de una forma única. Hay que llegar a la conclusión de que efectivamente Sindo Garay fue un verdadero genio". Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Sindo_Garay Salsa Power - www.salsapower.com/editorials/sindo_garay.htm

Ildefonso Manuel Gil

Ildefonso-Manuel Gil nació en Paniza, Provincia de Zaragoza, en 1912 y murió en Zaragoza en 2003. Poeta, narrador, ensayista, traductor. Ildefonso-Manuel Gil nació en el pueblo de Paniza (Zaragoza), el 22 de enero de 1912 y fue enterrado en Daroca en el 2003, con la edad de 91 años. “Hombre de la generación del 36” como él mismo se definió. Licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid y doctorado en Letras. Sufrió la represión de la dictadura franquista y fue encarcelado en Teruel durante la guerra civil, como un destacado republicano. Más tarde, fue acosado por no querer jurar los principios del movimiento nacional de Francisco Franco. Fundó la revista Literatura, con su compañero Ricardo Guillón y dio clases en el Colegio Santo Tomás de Zaragoza. En los años 60 se marchó a Estados Unidos para impartir clases de literatura en una universidad neoyorquina, donde trabajó hasta su jubilación. En 1983, durante la transición, volvió a España, fijando su residencia en Zaragoza. En esta ciudad, dirigió la Institución “Fernando el Católico”, de la que fue designado consejero de honor. Fue miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, y como tal, correspondiente miembro de la Real Academia Española. Durante éstos años, recibió varios galardones: en 1982, le fue concedida la Medalla de Oro de Zaragoza; en 1993, la Medalla de Santa Isabel de Portugal; Aragonés de Honor en 1996 y recibió la Medalla de Honor de la Institución "Fernando el Católico" en el 2000. Su muerte llegaría 3 años después, posiblemente debida a una fractura de cadera unos años atrás. Obra Su poesía podría considerarse neorromántica -a veces, casi neoclásica- y tiene una acusada tendencia a engarzar los poemas de un mismo libro. En algunas de sus obras se aprecia un tono de queja cívica, propio del momento histórico, que enlaza con la poesía social de postguerra, sin dejar de responder a un registro individual. La expresión, sencilla y directa, se condensa en poemas breves en los que demuestra su extraordinario dominio de la versificación, tanto del verbo libre o blanco como de la estructura estrófica. Prosa * La moneda en el suelo (1951), historia de un violinista que pierde sus manos en un accidente y se introduce en un proceso de autodestrucción que, como el mismo Gil reconoce, se relaciona con la de su generación en la guerra civil. Esta novela se caracteriza por la insensibilidad hacia elementos ajenos , la falta de vitalidad, el individualismo, el egoísmo, y afán por alcanzar el placer como prioridad del protagonista. * Juan Pedro el dallador (1953) es la historia de una venganza y ambienta su primera parte en el prototipo de pueblo aragonés, Pinarillo. * Su última novela es Concierto al atardecer (1992); testimonio de los horrores de la guerra civil, narra las experiencias de dos centenares de personas detenidas y aisladas del mundo exterior en los primeros días de la contienda. Obra de origen doloroso y difícil, tardó veinte años en concluirla. * El volumen Hojas sueltas recoge trabajos sobre distintos temas, escogidos por el autor entre los publicados en prensa, libros colectivos, revistas o lecturas públicas, escritos entre 1935 y 1993. Un caballito de cartón. Memorias, 1915-1925 (1996), rememora su niñez en Daroca; volumen al que sigue Vivos y muertos y otras apariciones (Memorias, 1924-2000) (2000), donde ofrece una selección de setenta años de vida y literatura. Poesía La obra de Ildefonso Manuel Gil también cuenta con un hectapoemario que se divide en varios apartados, cada uno escrito en diferentes épocas de su vida: * El tiempo recobrado – 1950 * El incurable – 1951 * De persona a persona – 1971 * Luz sonreída, Goya, amarga luz – 1972 * Poemas del tiempo y del poema – 1973 * Poemaciones – 1982 * Las colinas – 1989 Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Ildefonso_Manuel_Gil

Pedro García

Pedro García Cabrera (Vallehermoso, La Gomera, 19 de agosto de 1905 - Santa Cruz de Tenerife, 20 de marzo de 1981), poeta y periodista español perteneciente a la Generación del 27. El 22 de febrero de 2012 el Gobierno de Canarias dedica el día de las Letras Canarias a este autor canario. Nacido en la isla canaria de La Gomera; en su pueblo natal su madre y tías tocaban la guitarra y cantaban coplas tradicionales, lo que señaló una tendencia en su poesía hacia el neopopularismo. Se trasladó a los siete años a Sevilla, donde su padre, que es maestro, va destinado, pero dos años más tarde volvió a su isla natal, desde donde más tarde marchará con su familia a Santa Cruz de Tenerife, donde estudiará bachillerato. En La Laguna estudia Magisterio, y en 1922 comenzó su actividad literaria con artículos en revistas y diarios locales. Sus primeros poemas serían publicados en el diario Gaceta de Tenerife el año 1925. Durante los años 1926, 1927 y 1928 publicará en la revista Hespérides, en cuyo consejo de redacción entró y donde vio la luz su primera obra de relevancia, Líquenes (1928). En 1930 da a conocer su ensayo El hombre en función del paisaje, donde propone una contemplación amplia e integral del paisaje de las Islas Canarias, dejando a un lado aquellos elementos que pueden causar diferencias y protagonismos (como pueden ser el Teide, La Caldera de Taburiente, el roque Nublo o las Montañas del Fuego); él pretende que se fije la atención en los elementos comunes del paisaje y el ecosistema de todo el Archipiélago, con referencias que puedan servir para cualquier espacio insular. Ese mismo año, junto con los escritores canarios Rodríguez Doreste, López Torres y Juan Ismael funda la revista Cartones, ya de tendencias vanguardistas, y dirige la publicación decenal gomera de cuatro páginas Altavoz (1930-1931), a veces secuestrada por las autoridades, que servía de expresión a la Agrupación Juvenil Gomera. Eran alma de esta publicación Gabriel Mejías Fragoso, Ulises Herrera y Guillermo Ascanio y tenía un fuerte contenido de denuncia social a causa de su sección "Por el ojo de la llave", donde se mostraban al público con ingenio las arbitrariedades del caciquismo isleño. En abril de 1931 acude a las elecciones en las listas de la coalición republicana-socialista que derrocaría a la monarquía borbónica y será uno de los portavoces del partido socialista en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y en el Cabildo Insular de Tenerife, además de dirigir la publicación El Socialista. Su gestión como concejal se caracterizó por la reivindicación de políticas sociales, como la construcción de casas baratas para obreros o la mejora de la educación. Colabora además activamente en la revista del Surrealismo Gaceta de Arte, (1932-1935) que contribuye a fundar junto a Eduardo Westerdahl y que le edita su segunda obra poética, la plaquette Transparencias fugadas (1934). También comienza su poemario La rodilla en el agua, aunque no se publicaría hasta 1981. En 1934, por decisión judicial es obligado a irse de Tenerife y se exilia en Tafira (Gran Canaria). Un año después conoce a André Bretón y Benjamín Peret en la II Exposición Internacional de Surrealismo celebrada en Tenerife, y suscribe un Manifiesto de adhesión a este movimiento. En esta estética escribió en 1936 el libro Dársena con despertadores, plagado de asociaciones de palabras que, según describía el propio escritor, surgieron mediante un proceso de búsqueda aleatoria cercana al "automatismo psíquico" propugnado por el movimiento vanguardista, esto es, escritura automática. Es detenido por sus ideas socialistas junto a otros políticos republicanos el 18 de julio de 1936 y es conducido primeramente a una prisión flotante y luego al campo de concentración de La Isleta (en Gran Canaria). El 19 de agosto es deportado, con treinta y siete compañeros más, en el barco correo Viera y Clavijo al campo de prisioneros de Villa Cisneros, actual Dakhla (Sáhara), experiencia que narra en su Romancero Cautivo con el poema "Con el alma en un hilo". En marzo de 1937 protagoniza una espectacular fuga, junto con un grupo de presos y de soldados que desertan del bando ‘nacional’, y tomando el correíllo ‘Viera y Clavijo’ ponen rumbo a Dakar (entonces colonia francesa). Se instala durante un tiempo en Dakar hasta que viaja a Marsella, desde donde vuelve a España en ferrocarril para integrarse en el ejército republicano en el frente de Andalucía, en el servicio de inteligencia militar. Una noche, cuando regresa en jeep de una misión desde Andújar a Jaén, el vehículo es arrollado en un paso a nivel por un tren cargado de heridos, accidente en el que mueren cuatro de sus compañeros. Él sufre graves quemaduras en las piernas; es ingresado en el hospital civil de Jaén. Trasladado posteriormente a Baza será nuevamente hecho prisionero y condenado a treinta años de prisión, siendo puesto en libertad vigilada en 1946, tras la cual contrae matrimonio, en 1948, con Matilde Torres, a la que había conocido años atrás durante su convalecencia en el hospital. En el tiempo que duró su encarcelamiento en el Sáhara y en Granada termina varias obras como Entre la guerra y tú (1936-39), Romancero cautivo (1936-1940), La arena y la intimidad y Hombros de ausencia (1942-1944), Viaje al interior de tu voz (1944-46). Estas obras permanecerán inéditas hasta la publicación póstuma de sus Obras completas en 1987. De regreso a Tenerife, consigue un empleo burocrático como jefe de contabilidad en la Caja de Previsión de la Cepsa. Se instala en Tacoronte, para pasar más tarde a Santa Cruz, en donde residirá definitivamente. Por iniciativa de Domingo Pérez Minik y de Eduardo Westerdahl, en 1949 intentan recuperar el vacío dejado por Gaceta de Arte con una nueva revista que recibe el nombre de De Arte, pero que, desafortunadamente, no pasa de su primer número, aunque permite a García Cabrera sacar a la luz un interesante ensayo titulado "Arquitectura y poesía". Al fin en 1951 publica Día de alondras, un libro inspirado en la poesía de Federico García Lorca. Con el apoyo de Ángel Acosta, en 1954, se le plasma una nueva oportunidad de manifestar sus inquietudes artísticas en uno de los primeros suplementos literarios del archipiélago, la Gaceta semanal de las artes, un cuadernillo de periodicidad semanal, que salía cada jueves dentro del vespertino tinerfeño La Tarde; se van uniendo a este suplemento Julio Tovar, Domingo Pérez Minik, Eduardo Westerdahl, Enrique Lite, y más tarde, Carlos Pinto Grote, Fernando García Ramos, Isaac de Vega y Rafael Arozarena. En septiembre de ese mismo año participa con el amigo y poeta José Domingo en el II Congreso Internacional de Poesía celebrado en Knokke, ciudad belga de la costa del Mar del Norte, con una ponencia sobre "Las fuentes de la poesía popular". En 1959, en Madrid, publica La esperanza me mantiene. Siguen cronológicamente en 1968 Entre cuatro paredes y Vuelta a la isla; Hora punta del hombre en 1970; Las islas en que vivo, 1971; Elegías muertas de hambre, en 1975, Ojos que no ven, en 1977 y Hacia la libertad (1978), ilustrada con aguafuertes de Jesús Ortiz. Al final de los años stenta se le diagnostica un cáncer. Los últimos poemas los escribe en Suecia, convaleciente de su enfermedad. El 20 de marzo de 1981, a la edad de 75 años, fallece en Santa Cruz de Tenerife, sus Obras completas se editan en 1987 y en 1997 le fue concedida a título póstumo la Medalla de Oro por el Gobierno de Canarias. Sin embargo, no toda su obra está publicada y constantemente aparecen inéditos, como dos poemas desconocidos de Hombros de ausencia (1944), "Nochebuena del 40" y "Como el lobo del cuento". El núcleo más importante de los escritos en prosa lo constituyen sin duda los que reflexionan sobre dos temas centrales en la órbita ideológica y estética del autor: de un lado, los referidos al arte nuevo y la deshumanización del arte; de otro, los que insisten en la necesidad de integrar en las nuevas formas los contenidos regionales, o lo que es lo mismo, el proyecto de una auténtica literatura regional. Poesía * Líquenes (1930) * Transparencias fugadas (1934) * La rodilla en el agua (1935) * Los senos de tinta (1934) * Dársena con despertadores (1936) * Entre la guerra y tú (1936) * Romancero cautivo (1936) * La arena y la intimidad (1940) * Hombros de ausencia (1942) * Viaje al interior de tu voz (1944) * Día de alondras (1951) * La esperanza me mantiene (1959) * Vuelta a la isla (1968) * Entre cuatro paredes. (1968) * Hora punta del hombre (1969) * Las islas en que vivo (1971) * Elegías muertas de hambre (1975) * Ojos que no ven (1977) * Hacia La Libertad (1978). De esta obra existe un único manuscrito original con 10 poemas, escritos y firmados de puño y letra por Pedro Garcia Cabrera, acompañados por 10 aguafuertes de Jesús Ortiz. Colección privada de Tenerife. * Caluroso amanecer (1979) Antologías * A la mar fui por naranjas (1979). Edirca. * Obras Completas (1987). Gobierno de Canarias. * Antología (1993). Centro de la Cultura Popular Canaria. * Poemas (2002). Ayuntamiento de Vallehermoso. * Obra completa de Pedro García Cabrera (diez volúmenes). Ediciones Idea. Próxima publicación. Teatro * Proyecciones (1930), única obra teatral de García Cabrera. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_García_Cabrera




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