Cargando...
a b c d e f g h i j k l m n o p q r s t u v w x y z Todos
Gerardo Diego

Gerardo Diego Cendoya (Santander, Cantabria, 3 de octubre de 1896 – Madrid, 8 de julio de 1987) fue un destacado poeta y escritor español perteneciente a la llamada Generación del 27. Nació el 3 de octubre de 1896 en Santander. Fue alumno de la Universidad de Deusto donde estudió la carrera de Filosofía y Letras, y donde conoce a quien seria después un amigo esencial en la vida literaria, Juan Larrea. Finalizada la carrera, se doctoró en Madrid. Desde 1920 fue catedrático de Lengua y Literatura en institutos de Soria, Gijón, Santander y Madrid. En Santander dirigió dos de las más importantes revistas del 27, Lola y Carmen. Fue uno de los principales seguidores de la vanguardia poética española, y en concreto del ultraísmo y del creacionismo. En 1925 obtuvo el Premio Nacional de Literatura. Elaboró las dos versiones de la famosa Antología de poesía que dio a conocer a los autores de la Generación del 27. Como profesor, dio cursos y conferencias por todo el mundo. Fue además crítico literario, musical y taurino además de columnista en varios periódicos. Se casó en el año 1934, y al año siguiente se traslada como catedrático al Instituto de Santander. Su tarea poética se sigue completando con sus estudios sobre diferentes temas, aspectos y autores de la literatura española, con su labor de conferenciante y su destacada crítica musical, realizada desde diferentes periódicos. La Guerra Civil estalla cuando se halla de vacaciones en Sentaraille (Francia). A diferencia de gran parte de sus compañeros, Gerardo Diego tomó partido por el bando nacional y permaneció, por tanto, en España al finalizar la misma. Finalizada la contienda, se traslada al Instituto Beatriz Galindo de Madrid, en el que permanecería hasta su jubilación. Durante la guerra y la posguerra, son además frecuentes en la obra de Diego los poemas políticos en defensa de los sublevados y de los voluntarios falangistas de la División Azul. Desde 1947 fue miembro de la Real Academia Española. En 1979, se le concedió el Premio Cervantes, el cual curiosamente resultó ser la única vez en que se premió a dos personas en un mismo año (el otro premiado fue el argentino Jorge Luis Borges). Murió el 8 de julio de 1987 en Madrid a los 90 años. Poética Representó el ideal del 27 al alternar con maestría la poesía tradicional y la vanguardista, de la que se convirtió en uno de los máximos exponentes durante la década de los años veinte. Su obra poética sigue, pues, estas dos líneas. Es de destacar la influencia de Gerardo Diego en otras figuras de relevancia tanto en el ámbito nacional como regional. Destaca entre sus seguidores la poeta cántabra Matilde Camus, de la que fue profesor en el Instituto de Santa Clara en Santander. Gerardo Diego envió en 1969 una poesía cuyo título es Canción de corro para el prólogo del primer libro de Matilde Camus titulado Voces y que fue dado a conocer en el Ateneo de Madrid. Asimismo, pronto se publicará la correspondencia que mantuvo con Matilde Camus. Su poesía tradicional comprende poemas de corte tradicional y clasicista, donde recurre con frecuencia al romance, a la décima y al soneto. Los temas son muy variados: el paisaje, la religión, la música, los toros, el amor, etc. Es suyo el considerado por muchos el mejor soneto de la literatura española, El ciprés de Silos, así como de otros poemas importantes como Nocturno, Las tres hermanas o La despedida. Su inclinación por el nuevo arte de vanguardia le lleva a iniciarse primero en el creacionismo. La falta de signos de puntuación, la disposición de los versos, los temas intrascendentes y las extraordinarias imágenes caracterizan esta poesía. Obras poéticas * Estatua de Gerardo Diego en Santander. * El romancero de la novia, Santander, Imp. J. Pérez, 1920. * Imagen. Poemas (1918–1921), M., Gráfica de Ambos Mundos, 1922. * Soria. Galería de estampas y efusiones, Valladolid, Libros para amigos, 1923. * Manual de espumas, M., Cuadernos Literarios (La Lectura), 1924. * Versos humanos, M., Renacimiento, 1925 (Premio Nacional de Literatura 1924-1925). * Viacrucis, Santander, Talleres Aldus, 1931. * Fábula de Equis y Zeda, México, Alcancía, 1932. * Poemas adrede, México, Alcancía, 1932. * Ángeles de Compostela, M., Patria, 1940 (nueva versión completa: M., Giner, 1961). * Alondra de verdad, M., Escorial, 1941. * Primera antología de sus versos, M., Espasa-Calpe, 1941. * Romances (1918–1941), M., Patria, 1941. * Poemas adrede, M., Col. Adonais, 1943 (Edición completa). * La sorpresa, M., CSIC, 1944. * Hasta siempre, M., Mensajes, 1948. * La luna en el desierto, Santander, Vda F. Fons, 1949. * Limbo, Las Palmas de Gran Canaria, El Arca, 1951. * Visitación de Gabriel Miró, Alicante, 1951. * Dos poemas (Versos divinos), Melilla, 1952. * Biografía incompleta, M., Cultura Hispánica, 1953 (Ilustraciones de José Caballero. 2ª edición con nuevos poemas: M., Cultura Hispánica, 1967). * Segundo sueño (Homenaje a Sor Juana Inés de la Cruz), Santander, Col. Tito Hombre, 1953 (Xilografías de Joaquín de la Fuente). * Variación, M., Neblí, 1954. * Amazona, M., Ágora, 1956. * Égloga a Antonio Bienvenida, Santander, Ateneo, 1956. * Paisaje con figuras, Palma de Mallorca, Papeles de Sons Armadans, 1956 (Premio Nacional de Literatura). * Amor solo, M., Espasa-Calpe, 1958 (Premio Ciudad de Barcelona 1952). * Canciones a Violante, M., Punta Europa, 1959. * Glosa a Villamediana, M., Palabra y Tiempo, 1961. * La rama, Santander, La isla de los ratones, 1961. * Mi Santander, mi cuna, mi palabra, Santander, Diputación, 1961. * Sonetos a Violante, Sevilla, La Muestra, 1962. * La suerte o la muerte. Poema del toreo, M., Taurus, 1963. * Nocturnos de Chopin, M., Bullón, 1963. * El jándalo (Sevilla y Cádiz), M., Taurus, 1964. * Poesía amorosa 1918–1961, B., Plaza y Janés, 1965. * El Cordobés dilucidado y vuelta del peregrino, M., Revista de Occidente, 1966. * Odas morales, Málaga, Librería Anticuaria El Guadalhorce, 1966. * Variación 2, Santander, Clásicos de Todos los Años, 1966. * Segunda antología de sus versos (1941–1967), M., Espasa-Calpe, 1967. * La fundación del querer, Santander, La isla de los ratones, 1970. * Versos divinos, M., Alforjas para la poesía española (Fundación Conrado Blanco), 1971. * Cementerio civil, B., Plaza y Janés, 1972. * Carmen jubilar, Salamanca, Álamo, 1975. * Cometa errante, B., Plaza y Janés, 1985. * Decir de La Rioja, Biblioteca Gonzalo de Berceo. Referencias wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Gerardo_Diego

Salvador Díaz Mirón

Salvador Díaz Mirón - cuyo nombre de bautizo fue Salvador Antonio Edmundo Espiridión y Francisco de Paula Díaz Ibáñez (Puerto de Veracruz, Ver., 14 de diciembre de 1853 - id., 12 de junio de 1928), fue un poeta mexicano precursor del modernismo. Trabajó como periodista y profesor. Como político fue diputado de oposición en la época de Porfirio Díaz. Hijo del periodista y político que fuera gobernador de su estado, Manuel Díaz Mirón, siguió los pasos de su progenitor, pero con fuerte inclinación hacia las letras, su madre fue Eufemia Ibáñez. Fue precursor del Modernismo, su obra poética se divide en tres etapas: la primera de 1874 a 1892; la segunda de 1892 a 1901; y la tercera de 1902 a 1928. Realizó sus estudios de forma irregular en Xalapa. En 1865 entró al seminario donde estuvo más de un año. Volvió a Veracruz y a los 14 años se inició en el oficio de periodista. En 1872 su padre lo envió a Estados Unidos de América para alejarlo de sus malas amistades. Cuando volvió ya hablaba inglés, francés y tenía nociones de latín y de griego. En 1874 empezó a interesarse en la poesía. Años después, en 1876, cuando escribía el periódico "El Pueblo", se autoexilió a Estados Unidos por razones políticas. A su regreso, colaboró para diversas publicaciones y dirigió El Veracruzano, que era propiedad de su padre, El Diario y El Orden. José Antonio Rojas, su gran amigo, lo impulsó a que también se hiciera de carrera política. En 1878 fue diputado en la legislatura del estado, con sede en Orizaba. Temperamental y sumamente violento, aficionado a las armas y la cacería, admirador de los duelos para lavar el honor, a los veinticinco años, en una balacera, sufrió una herida en la clavícula que le inutilizó el brazo izquierdo. Se casó con Genoveva Acea Remond en 1881. En mayo de 1883 fue a prisión por matar a un tendero, pero alegó legítima defensa y fue absuelto, fue encarcelado por segunda vez, por atentar contra la vida de un diputado.2 Fue elegido diputado para el Congreso de la Unión en 1884. Primera etapa poética Se enmarca en la corriente del Romanticismo, y a ella corresponden obras como Oda a Víctor Hugo, A Gloria, Voces interiores, Ojos verdes y Redemptio, entre otras; esta etapa está marcada por el doble influjo de Gaspar Núñez de Arce y Víctor Hugo. Famosa es su frase del poema A Gloria «Hay plumajes que cruzan el pantano y no se manchan... ¡mi plumaje es de esos!». En 1874 fueron incluidas algunas de sus piezas literarias en la antología titulada El Parnaso Mexicano. En 1892 mata a otro hombre y pasa cuatro años en la cárcel. Regresó a Xalapa, donde pasó uno de sus periodos más tranquilos y fecundos. En 1900 volvió a la Cámara de Diputados. En 1901 publicó Lascas2 y donó sus quince mil pesos de regalías para equipar la Biblioteca del Colegio Preparatorio de Xalapa. Segunda etapa poética Publicó en Estados Unidos (1895) y en París (1900) su libro Poesías. Un año después, en Xalapa, publica Lascas, obra considerada su principal libro, que contenía un total de 40 poesías inéditas. En esta etapa evoluciona hacia la concisión y la sutlileza de concepto. Destacan en este periodo El fantasma, Paquito, Nox, A Tirsa, A una araucaria, Claudia e Idilio, entre otras. Fue elegido miembro correspondiente de la Academia Mexicana. En 1910 volvió a prisión cinco meses por intentar asesinar al diputado Juan Chapital. Obtuvo su libertad al triunfar la Revolución contra Porfirio Díaz. Fue Director del diario El Imparcial, primer periódico moderno de México. Enemistado con Francisco I. Madero, regresó a Xalapa donde fue director del Colegio Preparatorio.1 Llegado el momento, apoyó al gobierno de Victoriano Huerta y el golpe de estado que le llevó al poder organizado desde la embajada de EEUU. El poeta murió el 12 de junio de 1928, en el puerto. Sus restos descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres de la ciudad de México. En 1941 se publicaron sus Poesías completas. Obra * El Parnaso Mexicano (1886) * Poesías (Nueva York, 1895) * Poesías (París, 1900) * Lascas (Xalapa, 1901 con varias reediciones) * Poemas (1918) * Poesías Completas (UNAM, con notas de Antonio Castro Leal, 1941) * Antología poética (UNAM 1953) * Prosas (1954) Bibliografía * DEBICKI, Andrew Peter (1977) Antología de la poesía mexicana moderna volumen 20 de la Colección Támesis, Londres, ed.Boydell & Brewer, ISBN 978-072-960-028-5 URL consultado el 2 de octubre de 2009 * GARCÍA, Clara Guadalupe. 2003. “El Imparcial: primer periódico moderno de México”. Centro de Estudios Históricos del Porfiriato, A.C. México, D.F., México. * SCHULMAN, Iván A.; PICON GARFIELD, Evelyn (1999) Poesía modernista hispanoamericana y española: antología Estados Unidos, ed. Editorial de la Universidad de Puerto Rico, ISBN 978-0-8477-0348-7 Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Salvador_DíDaz_Mirón

Meira Delmar

Meira Delmar Olga Isabel Chams Eljach (Barranquilla, Colombia, 21 de abril de 1922 - Barranquilla, 18 de marzo de 2009), conocida por el seudónimo de Meira Delmar, fue una poetisa colombiana de ascendencia libanesa. Fue una de las más significativas poetisas del siglo XX en Colombia, considerada el nombre femenino más destacado de la poesía del país. Fue miembro de la Academia Colombiana de la Lengua desde 1989, del Centro Artístico de Barranquilla, de la Comisión Interamericana de Mujeres, del Club Zonta Internacional de Mujeres Profesionales y Ejecutivas y de la Sociedad de Mejoras Públicas. En su honor fue creado el Premio nacional de poesía Meira Delmar, cuya primera entrega se efectuó el 30 de abril de 2008; y que fue creado para valorar, reconocer y determinar el libro de poesía más significativo publicado y escrito por una poetisa colombiana, residente en el país o en el extranjero. Hija de los inmigrantes libaneses Julián E. Chams e Isabel Eljach, empezó a escribir poesía a la edad de 11 años.6 Entre sus primeros escritos destaca A las acacias en flor. Durante toda su adolescencia sintió gran adoración y admiración por las grandes poetisas del sur: Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, Delmira Agustini y Juana de Ibarbourou.6 En el ámbito local, la poetisa siempre se declaró admiradora de Amira de la Rosa. No obstante, ha manifestado también su gusto por Gustavo Adolfo Bécquer, Pablo Neruda, Aurelio Arturo, Raúl Gómez Jattin, Miguel de Cervantes y Miguel Iriarte. Realizó sus estudios de bachillerato en el Colegio Barranquilla para Señoritas y sus estudios superiores en la Escuela de Bellas Artes del Centro de Estudios Dante Alighieri de Roma (Italia).7 Estudió música en el Conservatorio Pedro Biava de la Universidad del Atlántico e Historia del Arte y Literatura en el Centro Dante Alighieri de Roma. Más tarde fue profesora de estas materias en la Universidad del Atlántico. En 1937 sus primeras poesías -Tú me crees de piedra, Cadena, Promesa y El regalo de la lluvia- son publicadas en la sección Poetisas de América de la revista cubana Vanidades. En el momento de enviar sus poesías decide adoptar el seudónimo Meira Delmar, principalmente para evitar que sus padres y amigos reconociesen la autora de la obra. Meira parte de la modificación del nombre Omaira, de origen árabe; y Delmar resulta de su amor y atracción por el mar. Meses después su obra adquiere popularidad y periódicos y medios nacionales empiezan a publicarla. Entonces vuelve a aparecer en Vanidades con la publicación de los poemas Romance del recuerdo, Vuelo, El encuentro y El vendedor de flores. Años después, Emilia Segebre, amiga de la poetisa revelaría la identidad tras el pseudónimo a Alirio Bernal y este se encargaría de difundirlo en un artículo que escribió para la revista Civilización. A petición y ante la insistencia de sus amigos, Ignacio Reyes Posada, Carlos Osío Noguera, Héctor Rojas Herazo y Alirio Bernal, publica en 1942 su primer libro Alba de olvido. El libro fue publicado por Editorial Mejoras, en una edición inicial de cincuenta ejemplares.1 Más de medio siglo después, la revista Semana, en su edición 882 de 1999, lo incluye en una selección de las mejores cien obras colombianas del siglo XX; siendo la única mujer que aparece en la sección de poesía. Meses después, decidió enviar una carta con sus poesías y su primer libro a Juana de Ibarbourou, domiciliada por ese entonces en Montevideo, para solicitar su opinión sobre las mismas. Tiempo después, la poetisa manifestaría que la hermosa misiva que recibió como respuesta fue la razón que la impulsó a seguir escribiendo. En 1944 ve publicado su segundo libro de poesía, Sitio del amor. Dos años después, en 1946, publica su tercer libro Verdad del sueño. En 1950 ofrece su primer recital público en la Biblioteca Nacional de Colombia con sede en la capital por invitación de Carlos López Narváez. En esa ocasión es dirigida por Eduardo Carranza. Un año después publica su tercer libro, nuevamente de poesía, Secreta isla, en el que afirma haber alcanzado su propia voz. En 1957 publica Cuadernillo de poesía No 26 en la colección Poetas de ayer y hoy de Simón Latino en la ciudad de Bogotá. Tiempo después esta obra sería publicada en Buenos Aires. A pesar de su gran reconocimiento a nivel nacional, ningún libro de la poetisa ha sido publicado por una entidad oficial o estatal; sin embargo ella ha manifestado su descontento por el estado de abandono absoluto en el que se encuentran libros de autores altamente reconocidos. Desde 1958 y durante 36 años fue directora de la Biblioteca Pública Departamental del Atlántico;7 que en su honor fue renombrada Biblioteca Pública Departamental Meira Delmar. Llegó a ese cargo por invitación de Néstor Madrid Malo, cuando este era Gobernador del departamento del Atlántico, y fue mantenida en el mismo por 27 gobernadores siguientes. En la actualidad, y en su honor existen el Centro de documentación sobre la mujer Meira Delmar8 de la Universidad del Atlántico y la Sala de lectura Meira Delmar de la Biblioteca Piloto del Caribe. La poetisa nunca se casó, en sus propias palabras debido a que esperó al amor, y este nunca llegó. Sin embargo, considera que fue afortunada en la vida, pues tuvo grandes amigos; esa fue, según su conclusión, su recompensa por no ser afortunada en el amor. Obra La poetisa ha descrito al amor, al olvido y a la muerte como temas centrales de su obra, orientando siempre su poesía al punto de vista femenino de estos temas.6 Así mismo ha descrito la existencia de una media voz en toda su poesía. Un tono proveniente de la nostalgia. En su poseía hay permanentemente la nostalgia de algo, de lo que no pude ser, de lo imposible. Entre sus obras más destacadas se encuentran * Alba de olvido (1942) * Sitio del amor (1944) * Verdad del sueño (1946) * Secreta isla (1951) * Huésped sin sombra, Antología (1971) * Reencuentro (1981) * Laúd memorioso (1995) * Alguien pasa (1998) * Pasa El Viento: Antología Poética 1942-1998 (2000) * Viaje al Ayer(2003) Reconocimientos recibidos * Doctorado Honoris Causa en Letras de la Universidad del Atlántico.7 * Medalla de Honor al Mérito de la Sociedad de Mejoras Públicas del Atlántico.7 * Medalla de Honor al Mérito del Club Rotario de Barranquilla.7 * En 1998 recibe la Medalla Gran Orden del Ministerio de Cultura de Colombia.9 * Medalla Simón Bolívar del Ministerio de Educación. * Placa de Honor al Mérito y Medalla Pedro Biava del Centro Artístico de Barranquilla.7 * Venera de la Sociedad Interamericana de Escritores.7 * Medalla Puerta de Oro de Colombia de la Gobernación del Atlántico.7 * Orden al mérito cultural Luis Carlos López de la Gobernación del departamento de Bolívar. * Premio Nacional de Poesía por Reconocimiento de la Universidad de Antioquia.10 * Botón de oro de la Corporación Universitaria de la Costa. Notas La poetisa ha afirmado que: Es posible que me haya influido la lectura de las obras de Mistral, Agustini, Storni y Juana, pero no tengo el acento de ninguna de ellas. (...) La naturaleza me influyó mucho cuando era niña porque mi padre y mi madre la amaban, y yo la disfruté; eso influyó en el tono de mi poesía. Si lo pienso bien, mi acento, a diferencia del de estas poetisas sureñas, nunca se desborda, así que no sé realmente cómo influyeron ellas en mi poesía; tal vez en darme fortaleza, porque en la época en que empecé a escribir pocas eran las mujeres que escribían en Colombia. (...) Creo que en Secreta Isla alcancé el tono de mi voz. Tal vez en mis primeros libros hay algunas influencias, nadie escapa a ellas, pero yo me busco en esas grandes poetisas que tanto admiré y no me encuentro con ellas, Juana de Ibarborou era un caudal de escritura rico y abundoso, era la alegría, yo no tengo eso. Gabriela Mistral, la divina Gabriela, era el dolor, el llanto, su obra es escrita con sangre, y ya sabemos que la sangre es espíritu, tampoco hay de eso en mi poesía. La rebeldía de Alfonsina Storni no la encuentro en lo mío. Delmira Agustini prefirió un lenguaje que se mueve en el claroscuro donde se entrelazan cuerpo y alma, eso es muy distante de mí. En Secreta isla yo me veo tal como soy, mi poesía es diferente, quizá porque hay un tono nostálgico siempre en ella. El amor en mi poesía es de tonos medios, no es un amor que grita, no es un amor que exige, es un amor que se está siempre yendo, eso podía ser lo que hace que mi poesía sea siempre diferente. – Entrevistas concedidas a Robinson Quintero Osa y a Álvaro Suescún T. Meira Delmar ha manifestado que prefiere que se le cite como poetisa y no como poeta: Sabemos bien que la definición inicial que aparece en el primer diccionario de la lengua dice: “Poeta: hombre o mujer que escribe versos”. Es decir que el calificativo está correcto. Pero, si existe en nuestro idioma un masculino y un femenino, ¿por qué no utilizar la palabra “poetisa”, que suena mucho más eufónico? – Entrevista concedida a Robinson Quintero Osa.

Jorge Debravo

Jorge Debravo (Turrialba, 31 de enero de 1938 - San José, 4 de agosto de 1967) fue un poeta costarricense. Nació el 31 de enero de 1938 en Guayabo de Turrialba en Cartago, Costa Rica, bajo el nombre de Jorge Delio Bravo. Creció en una familia de campesinos humildes, trabajando desde niño a medio tiempo para poder ayudar a su familia. Aun así desde muy temprana edad mostró mucho entusiasmo por el estudio. Una anécdota popular cuenta que su madre le enseñó a escribir en hojas de plátano y que con sus propios ahorros se compró un diccionario. Sus estudios de primaria los realizó en la escuela de Santa Cruz, donde su maestra le ayudó a conseguir una beca de la Junta de Educación, así fue como terminó la primaria en la ciudad de Turrialba, cuando tenía ya 15 años (la edad normal son los 12 años). Cursó la segunda enseñanza en el Instituto Clodomiro Picado. Circunstancias económicas lo obligaron a dejar los estudios y buscar trabajo en la Caja Costarricense del Seguro Social (C.C.S.S.), a los 17 años. Es por ese periodo que comienza a publicar en el periódico El Turrialbeño en compañía de varios jóvenes de su tierra (entre los que se contaba Laureano Albán y Marco Aguilar). Tenía 21 años (1959) cuando se casó con Margarita Salazar. Ese mismo año fundó el Círculo de Poetas Turrialbeños. En 1960 y 1961 nacieron sus hijos Lucrecia y Raimundo, respectivamente. Ese año sus méritos como trabajador le permitieron ascender al puesto de inspector de la C.C.S.S. Dicho puesto requirió que primero se trasladara con su familia a San Isidro de El General y luego al Valle Central (Heredia y San José), donde fundó el Círculo de Poetas Costarricenses. Todas estas actividades literarias vinieron a refrescar la literatura costarricense, dando paso a lo que algunos llaman Periodo de Vanguardia Literaria. En 1965 termina, por fin, sus estudios de secundaria. Estudió periodismo por correspondencia y otros estudios de manera autodidacta. Leía constantemente sus libros favoritos de autores como Pablo Neruda, Vallejo, Amado Nervo, Miguel Hernández, Bécquer y Whitman. Jorge Debravo murió a los 29 años, el 4 de agosto de 1967, cuando viajaba en su motocicleta por asuntos de trabajo. Se dice que fue un conductor ebrio quien lo atropelló. El 31 de enero, día del nacimiento de Jorge Debravo, fue decretado en Costa Rica como el Día Nacional de la Poesía. Obra Literaria Su origen humilde le permitía acercarse a los trabajadores fácilmente en su puesto de inspector. De ahí que la poesía de Jorge Debravo se distinguió por una gran preocupación social, con varios tópicos recurrentes como la pobreza, la marginación y el armamentismo en el mundo. * Milagro abierto, 1959 * Vórtices (póstumo), 1959 * Bestiecillas plásticas, 1960 * Consejos para Cristo al comenzar el año, 1960 * Madrigalejos y madrigaloides (inédito), 1960 * Romancero Amargo (Inédito), 1960 * Nueve poemas a un pobre Amor muy humano (inédito), 1960 * Algunas Muertes y otras cosas recogidas en la tierra (inédito), 1961 * El grito más humano (inédito), 1961 * Devocionario del amor sexual, 1963 * Letras en tinta negra (inédito), 1963 * Poemas de Amor para leerlos en la noche (inédito), 1963* Aquí también se sufre (inédito), 1964 * Poemas terrenales, 1964 * Digo, 1965 * Nosotros los hombres, 1966 * Canciones cotidianas (póstumo), 1967 * El canto absurdo (inédito), 1965 * Tierra Nuestra (inédito), 1965 * Canciones de Amor y Pan, (inédito), 1965 * Los nuevos ojos (inédito) 1966-1967 * Los Despiertos (póstumo), 1972 * Guerrilleros (póstumo), 1987 Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Debravo

Enrique Diez-Canedo

Enrique Díez Canedo (Badajoz, 7 de enero de 1879 - México, 7 de junio de 1944) fue un poeta postmodernista, traductor y crítico literario español. Fue embajador español en Uruguay y en Argentina. Su familia materna provenía del pueblo extremeño de Alburquerque, pero durante sus años jóvenes la familia se trasladó sucesivamente a Badajoz, Valencia, Vigo, Port Bou y Barcelona; en esta última ciudad fallecieron sus padres en un breve intervalo de tiempo. Ya huérfano, se trasladó a Madrid para estudiar la carrera de derecho y, una vez concluida y afincado en la ciudad, explicó historia del arte en la Escuela de Artes y Oficios, y lengua y literatura francesas en la Escuela Central de Idiomas. Simpatizó con el institucionismo krausista y fue un asiduo del Ateneo, donde organizó numerosos actos (homenajes a Rubén Darío, a Benito Pérez Galdós, a Mariano de Cavia; presentaciones como la de José María Gabriel y Galán), frecuentó la tertulia del Café Regina, donde entabló amistad con Manuel Azaña, y empezó su trayectoria poética publicando sus primeras poesías en Versos de las horas, 1906. Igualmente empezó a colaborar en la prensa a través de El Liberal, en donde publicó en 1903 un poema recién premiado por el periódico. A éste, siguen otros en la revista Renacimiento, y poco después sus actividades periodísticas no se limitarán a las ya dichas, sino que se amplían a las de crítico literario y artístico. Así, colabora como crítico de poesía en la revista La Lectura y como crítico de arte en el Diario Universal y en el Faro, publicación que divulgaba el pensamiento de jóvenes como José Ortega y Gasset, Adolfo Posada, Gabriel Maura y Pedro de Répide. También trabajó para la Revista Latina y la Revista Crítica, dirigidas respectiva­mente por Francisco Villaespesa y Carmen de Burgos. Como crítico teatral se inició con una serie de artículos en El Globo, 1908. Estuvo en París entre los años 1909 y 1911 como secretario del embajador de Ecuador. Eso no interrumpió su labor periodística, pues escribió también en España, El Sol, La Voz, La Pluma y Revista de Occidente. También escribió para La Nación de Buenos Aires. En 1921 colaboró con Juan Ramón Jiménez en la realización de la revista Índice, por amistad. Díez Canedo tenía mano también en algunas publicaciones para introducir a nuevos escritores y, por ejemplo, publicó los primeros versos de León Felipe en la revista España, y ayudó también a Juan Ramón Jiménez para que aparecieran en El Sol algunas colaboraciones suyas. Gracias a su intercesión, un poema de Gerardo Diego pudo salir en España. Ayudaba además con reseñas y artículos críticos sobre las obras que éstos iban publicando. Entre muchos otros ejemplos, puede citarse el caso de Versos humanos, de Gerardo Diego, de los que hizo una fina crítica en La Nación de Buenos Aires. Como traductor, hizo versiones principalmente del inglés y el francés, pero también del catalán y del alemán. Se le deben versiones de Paul Verlaine, Francis Jammes, Michel de Montaigne, John Webster, H. G. Wells, Heinrich Heine, Eugenio d'Ors y Walt Whitman. Ya en plena Guerra Civil, colaboró en Hora de España y participó en el Segundo Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura; asimismo, dirigió la revista Madrid. Las Conversaciones literarias de Enrique Díez-Canedo indican a las claras que fue un observador atento de la evolución de la prosa en España, y leyéndolas constatamos, por ejemplo, que durante los años de plenitud de Valle Inclán y de Juan Ramón Jiménez surgió en la literatura española -probable­mente en buena medida como un reflejo de los decadentistas franceses- una generación de novelistas denominada "de los eróticos" o "de los galantes". Se trata de una generación de novelistas en la que a la cabeza de todos ellos se suele colocar a Eduardo Zamacois, como precursor, y a Felipe Trigo como voz más autorizada. En 1935 fue elegido miembro de número de la Real Academia de la Lengua Española. Obra * Versos de las horas, 1906, poesías. * La visita del sol, 1907, poesías. * La sombra del ensueño, 1910, poemas. * Imágenes, 1910, poemas. * Sala de retratos, 1920, prosa. * Conversaciones literarias, 1921, crítica literaria. * Algunos versos, 1924, poemas. * Epigramas americanos, 1928, poemas. * Los dioses en el Prado, 1931. * La poesía francesa moderna. Antología ordenada y anotada por Enrique Díez-Canedo y *Fernando Fortún, que se gestó en Francia y se publicó en Madrid en 1913. * Artículos de crítica teatral. El teatro español de 1914 a 1936. México, 1968, 4 vols. * Desde el exilio. Artículos y reseñas críticas (1939-1944). Edición,estudio, introducción, selección y notas de Marcelino Jiménez León. Sevilla,Renacimiento, colección Biblioteca del Exilio, 2010, 574 pp. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_Díez_Canedo

Nicomedes Pastor Díaz

Nicomedes-Pastor Díaz Corbelle (Vivero, Lugo, 15 de septiembre de 1811 - Madrid, 22 de marzo de 1863), escritor, periodista y político español del Romanticismo y del Rexurdimento. Como político, Díaz llegó a ser Ministro de Estado en el gobierno de Leopoldo O'Donnell en el año 1856, durante el reinado de Isabel II de España. Creció en el seno de una familia numerosa. Fue el tercero de diez hermanos, ocho mujeres y dos varones, y se le puso el nombre del santo del día, San Nicomedes, más el equivalente masculino del nombre de su madrina, Pastora (Pastor forma parte de su nombre propio, no de su apellido, confusión muy habitual). Su padre, Antonio Díaz, desempeñaba un puesto de oficial administrativo de la Armada, y con el tiempo llegó a ser titular de la contaduría de correos de Lugo. La madre era María Corbelle. Aunque era infrecuente para la época, todos los hermanos sobrevivieron a la infancia. Su único hermano varón, Felipe Benicio, fue interventor de pagos en el Ministerio de la Gobernación y Diputado a Cortes. Nicomedes ingresó en el Seminario conciliar de Vivero y luego en el Seminario Santa Catalina de Mondoñedo en 1823. Cuatro años más tarde marchó a estudiar Leyes en la Universidad de Santiago de Compostela, donde comenzó su actividad poética. Le afectó el cierre de las universidades decretado por Fernando VII y su ministro Francisco Tadeo Calomarde en 1832. Entonces se trasladó a Alcalá de Henares para proseguir sus estudios, y allí obtuvo el título de abogado en 1833. Parece ser que su vocación religiosa era sincera: murió soltero y, según contó Juan Valera, rezaba todos los días el breviario, fuera de que él mismo le dijo que se hubiera ordenado sacerdote de no tener ciertas obligaciones que cumplir. Tres importantes valedores facilitaron su ingreso en la sociedad madrileña. Por un lado, Manuel Fernández Varela, miembro del Consejo de Su Majestad y Comisario Apostólico General de Cruzada, cargo eclesiástico de gran importancia desde el que favorece a varios hombres de talento y fomenta el desarrollo y saneamiento de su tierra gallega. Por otro, el general Manuel de Latre, militar liberal destacado en las guerras carlistas, que enseguida se fijó en él para recomendarlo a importantes puestos, como el de oficial en la delegación de Fomento de Cáceres. Su tercer valedor, ya en el mundo de las letras, sería el académico Manuel José Quintana. Por mediación de éste conoció a Donoso Cortés, Juan Nicasio Gallego, Ventura de la Vega, Espronceda, Larra, Serafín Estébanez Calderón y otros, entre los que se encontraba el que años más tarde sería su gran amigo y protegido: José Zorrilla. Esta buena relación llega al punto de que el prólogo a la primera edición de Don Juan Tenorio, la obra más conocida de Zorrilla, lo firma Nicomedes Pastor Díaz. Frecuentó por entonces la tertulia de El Parnasillo y publicó en diversas revistas madrileñas, como El Artista, La Abeja y El Siglo, donde estuvo en la redacción con Ros de Olano y José de Espronceda. Un temprano amor por una muchacha, a la que recuerda como Lina, muerta en plena juventud, marcó su vida y su obra. Establecido en Madrid (1832), participó en todas las actividades románticas y protegió a José Zorrilla, cuya revelación ante la tumba de Larra en 1837 relata conmovido. Conservador y monárquico; leal a María Cristina, enemigo de Espartero, a quien atacó desde el semanario El Conservador (1841), periódico fundado por él, Antonio Ríos Rosas, Joaquín Pacheco y por Francisco de Cárdenas. En 1835 colabora en la refundación del Ateneo y en ese mismo año Javier de Burgos, a la sazón ministro, nombró a Pastor Díaz, por mediación del general Latre, oficial del ministerio de Gobernación en Cáceres, empezando así una imparable carrera política. Ese mismo año Salustiano Olózaga lo recomendó para el Ministerio de Gobernación y fue nombrado Secretario Político de Santander. Sus cumplidos servicios en esta plaza y su negativa a participar en los sacudimientos políticos del años 36, le valieron el nombramiento de Oficial del ministerio de la Gobernación, y un año más tarde, en 1837, el de Jefe Político de Segovia, un cargo más o menos equivalente a lo que luego serían los gobernadores civiles. Su designación para este puesto coincidió con un recrudecimiento de las guerras carlistas, y más concretamente con las incursiones del general Zariátegui y del Conde Negri. Pastor Díaz reaccionó inmediatamente frente a la amenaza y ordenó poner a buen recaudo en los hornos del alcázar segoviano los caudales del erario público, los caudales particulares y las alhajas de las iglesias, dejando al enemigo sin posible botín que conquistar como no fuera expugnando el alcázar, lo que a todas luces resultaba empresa excesiva para las magras fuerzas carlistas. Como quiera que por esto no encontraron más ganancia que la simplemente estratégica, las soldados carlistas, que tenían algo de forajidos montaraces, no tardaron en desanimarse en la capital. No contento con este triunfo, y con la provincia invadida por los carlistas, Pastor Díaz, al amparo de su corta edad, se movió de incógnito por los pueblos segovianos, informando al Gobierno de las distintas vicisitudes que iban aconteciendo. De esta manera pasó dos años como hombre de acción, hasta que el conde de Negri fue finalmente derrotado por el general Latre y Pastor Díaz, en recompensa de sus servicios, recibió la toga de magistrado de la Audiencia de Valladolid. Aquel mismo año 1839, cuando se unificó bajo un sólo mando el poder de los jefes políticos y los intendentes, Pastor Díaz fue nombrado para esta dignidad en Cáceres, ciudad en la que redacta un famoso Manifiesto. Desde allí, apoya abiertamente la Constitución de 1837 y se opone con energía a todos los partidarios de abrir un nuevo periodo constituyente, pues era de la opinión de que los periodos constituyentes son épocas en las que "sólo abundan los charlatanes, las discusiones estériles y los pactos que a todos convienen menos a los administrados", y a la defensa de estas ideas se entregó con el entusiasmo del poeta romántico que era. Todos sus intentos políticos giraron entonces, y en los años siguientes, en torno a la fusión de los partidos. Pastor Díaz entendía que los intereses de la nación tenían que se necesariamente intereses comunes, y no podía aprobar que un partido u otro gobernasen en exclusiva, a favor de los suyos y en detrimento de los contrarios. Este modo de pensar le acarreó grandes complicaciones, pues por ello precisamente no obtuvo nunca el apoyo ni de unos ni de otros, motejado con el calificativo de "puritano" que se empleaba en la época para denominar a los que no se decantaban por una u otra facción. Cuando estalló el pronunciamiento de septiembre de 1840, Pastor Díaz fue comisionado a Valencia para hablar con la regente María Cristina y solicitarle la formación de un gobierno de unidad nacional que tratase de salvaguardar los intereses públicos más allá de las luchas partidistas. En esta misión conoció al general Leopoldo O'Donnell. A su regreso a Madrid de este encargo, fue encarcelado durante dos meses. Finalmente fue liberado sin cargos y participó junto a Ríos Rosas en la defensa de los periodistas que habían sido enviados al exilio a causa de los recién vividos acontecimientos. 1841 fue un mal año para Pastor Díaz. Tuvo que guardar cama por un fuerte y doloroso ataque de artritis y asistir al funeral de su padre, a quien no veía desde hacía nueve años. Aun así, aquel año, y en colaboración con Francisco Cárdenas, inició la composición de una serie de biografías en la llamada Galería de españoles célebres contemporáneos entre las que destacan la del Duque de Rivas, el general Diego de León (cuyo proceso y fusilamiento por parte de Espartero le conmovió profundamente), Ramón Cabrera y Javier de Burgos. Junto con Francisco Cárdenas, Joaquín Pacheco y Antonio de los Ríos Rosas, fundó una revista muy influyente hasta que fue cerrada por orden gubernativa, El Conservador (1841), con la cual proyectaba oponerse, situándose entre las filas políticas del moderantismo (sector de los puritanos), a Espartero, lo que le llevó a ofrecer sus servicios a la Reina Gobernadora durante el conflicto de la Regencia; este acto, que le valió una prisión de un mes y cristalizó su prestigio político entre los monárquicos. Después de su paso por El Correo Nacional y El Heraldo, funda el periódico El Sol junto a Antonio de los Ríos Rosas y Gabriel García Tassara. En este medio precisamente es el primero en solicitar abiertamente en 1842 la mayoría de edad de la futura reina Isabel I,[cita requerida]lo que lo convierte en centro de todos los debates. Era entonces muy amigo de Gabriel García Tassara, con quien había fundado El Heraldo (1842) tras el cierre de El Conservador. Elegido diputado a Cortes por la Coruña en 1843, una vez disueltas estas renueva su escaño, aunque en esta ocasión por la circunscripción de Cáceres, donde aún se recordaba su paso por la provincia como Jefe Político. Más adelante sería también diputado por Pozoblanco, y por Navalmoral de la Mata. Cabe señalar en este punto, que el sistema electoral español del siglo XIX asignaba los diputados por partidos judiciales, al estilo de los distritos británicos, y no por provincias como prescribe la actual ley electoral. Le ofrecen desde el sector privado la secretaría del Banco de Isabel II. Desde este puesto creó en 1847 el Real Consejo de Agricultura, Industria y Comercio. A comienzos de ese mismo año es nombrado Subsecretario de Gobernación, y pocos meses después, cuando ocupaba la presidencia del Gobierno su amigo Francisco Pacheco, es nombrado Ministro de Comercio, Instrucción y Obras Públicas. Su paso por el ministerio estuvo marcado por una febril actividad: legisló sobre los derechos de aguas, que tantas y tan enconadas disputas producían en la época; reformó la legislación de las sociedades anónimas para evitar que siguieran siendo instrumentos de fraude y corrupción; estableció la intervención para el control de los presupuestos de ejecución de las obras públicas, y modificó la administración de los presupuestos de sanidad y agricultura. Asimismo, y en el ámbito de la instrucción pública, dotó de fondos a la biblioteca de la Universidad de Sevilla y nombró a Bretón de los Herreros como director de la Biblioteca Nacional. También en 1847, el 18 de marzo, fue nombrado Pastor Díaz miembro de la Real Academia Española de la Lengua, junto a Hartzenbusch y Olivari. A partir de aquí, su salud y su negativa a aceptar ciertos cambalaches políticos lo apartan progresivamente de la política, aunque periódicamente será llamado a moderar las disputas entre las distintas facciones. Se centra entonces en su vida intelectual y trata de convertirse en uno más de los dedicados tranquilamente a su trabajo y su estudio, sin mayor notoriedad pública. Entre 1847 y 1850 fue rector de la Universidad de Madrid y en 1856 fue nombrado Consejero de Estado. Fue ministro de Estado en 1856 con la Unión Liberal de Leopoldo O'Donnell. En 1857 es elegido miembro de número de la real Academia de Ciencias Morales y Políticas. En 1858 fue nombrado senador del Reino. Además de todo esto, cumplió también varias misiones como embajador en Cerdeña (1854) y Lisboa (1859-1861), pero ya nunca llegaría a alcanzar un cargo de la importancia del ministerio que desempeñó en 1847. Consejero de Estado y ministro de Gracia y Justicia de nuevo con O'Donnell durante dos meses en 1863, ya enfermo y a pique de morir, lo que ocurrió en efecto el 22 de marzo de 1863. Pese a la importancia de los cargos que ocupó y su permanente dedicación a la vida política, su honradez fue intachable y hubo de concederse una pensión a su madre y hermanas para que pudiesen sobrevivir a poco de su muerte. Se le concedieron cinco condecoraciones en vida (la de Carlos III, la de San Genaro, la de Cristo de Portugal, la de San José de Parma y la de San Mauricio y San Lázaro). Obras Publicó sus Poesías (1840) después de haberlas dado a conocer en El Artista y otras revistas, aunque según él las había venido componiendo desde 1828. De hecho, su poema en gallego Alborada (1818) se considera una de las primeras muestras del renacer de esa lengua. Precede al tomo un prólogo en que declara que la poesía debe tener una función social y ser expresión del alma del poeta. La segunda afirmación encuentra cabal cumplimiento, pues casi todos sus poemas son reflejo autobiográfico. Alma gallega, obsesionada por la muerte, la soledad y el paisaje brumoso de su tierra natal, se adelantó, con Enrique Gil y Carrasco, a la intimidad desgarrada y saudadosa de Gustavo Adolfo Bécquer y de Rosalía de Castro. Fue muy estimado y aún imitado por sus contemporáneos: de su poema "Mi inspiración" (1828) derivó Zorrilla su idea de la misión del poeta y la concepción de éste como desterrado en el mundo. Predominan los poemas amorosos que giran en torno a dos mujeres, Lina, el amor de su adolescencia, y otra, quizá una aristócrata madrileña a la que pretendió en edad más madura. Las composiciones inspiradas opor Lina están llenas de dolor, angustia, visiones tétricas, desconsuelo, como presididas por una "Mariposa negra", (1835), según se ve en una de sus más famosas piezas. Destacan "Al silencio", evocación de las nocturnas citas, "A la muerte", amargo grito de angustia por la desaparición de la amada; "A la luna", donde se combina el paisaje gallego y la saudade de la ausente. Las dedicadas al segundo amor hablan de la belleza de la amada y de la imposibilidad de conseguirla. Compuso también poemas descriptivo-filosóficos. El paso del tiempo y la inanidad de la vida del hombre llenan "Al Acueducto de Segovia" y "En las ruinas de Itálica". "La sirena del Norte" describe el paisaje marinero de Galicia, la aventura cotidiana de los navegantes y el fervor religioso que pone en le cielo el fin de la búsqueda. "A la inmortalidad" expresa una duda, quizá íntima, quizá solamente poética, sobre el más allá y la perduración. Hay que añadir algunas traducciones del francés y varias composiciones de circunstancias, como "A don José Zorrilla". En métrica se mostró bastante original, inventando estrofas como las octavas de pie quebrado. Contribuyó al desarrollo de la novelística con dos obras clasificadas como sentimientales y con elementos autobiográficos. Una cita (1837), escrita en 1833, es una novela corta ambientada en Galicia que revive los amores con Lina y su muerte. Su desarrollo es parecido al de "La promesa" de Bécquer. De Villahermosa a la China. Coloquios de la vida íntima (1855), publicada previamente en La Patria, es una novela en clave en que Javier, el protagonista, ha de indentificarse con el autor. Narra los amores de un calavera y su conversión religiosa, desde las fiestas mundanas del madrileño palacio de Villahermosa hasta la marcha a China como misionero. Juan Valera elogiaba el estilo "fácil, elevado y rico" de Pastor Díaz, lo que viniendo de un estilista como él no es pequeño elogio, y señalaba el predominio del análisis sobre la acción. También apercibió que los cuatro personajes principales son desdoblamientos del alma lírica del autor en diálogo angustiado con sentimientos opuestos. Apuntaba asimismo sus doctrinas religiosas y sociales, con las que no estaba de acuerdo. Como libro de estilo, decía, tiene pocos rivales, y como análisis de pasiones es único. Alababa también su poder descriptivo y calificaba la novela de libro triste, en que el único consuelo proviene de la religión. No debería extrañar que el epicúreo autor de Pepita Jiménez lo tuviera entre sus modelos y de hecho Pedro Antonio de Alarcón se inspiró en él para su novela El escándalo. Se afirma que la propia vida del escritor gallego está en la base que cimenta El escándalo. En cualquier caso De Villahermosa a la China es un paso adelante en la consolidación del Realismo narrativo. Compuso además numerosos artículos de varia índole y varios libros consecuencia de su actividad múltiple como periodista, político y orador. Condiciones del Gobierno Constitucional en España. Palabras de un diputado conservador sobre las principales cuestiones de nuestra situación política (1846) estudia la estructura de los partidos políticos y pide la unión liberal; fue publicada en 1848 con el subtítulo de A la Corte y a los partidos. Una serie de conferencias dadas en el Ateneo de Madrid constituyen la médula de Los problemas del socialismo (1848-1849), aunque ya fueron publicadas en La Patria (1849). En ellas se revela su mentalidad conservadora al oponerse a las doctrinas sociales modernas y esperar de la religión la solución de los conflictos de grupo. En colaboración con Francisco Cárdenas escribió una Galería de españoles célebres y contemporáneos o biografías retratos de todos los personajes distinguidos de nuestros días en las ciencias, la política, en las armas, en las letras y en las artes (1842) en varios volúmenes a la que contribuyó con las biografías de Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, y Ramón Cabrera. Hombre muy culto, publicó un Compendio Histórico-Crítico de la Jurisprudencia Romana (1842) basado en la obra del historiador inglés Gibbon donde analizaba el desarrollo del Derecho Romano hasta los tiempos de Justiniano. Entre sus artículos de crítica destacan "Del movimiento literario en España" (Museo Artístico y Literario, 1837), brillante defensa del Romanticismo, y "De las novelas en España" (El Conservador, 1841), en el que, a propósito de la aparición de Sab, señala la falta de las mismas. Sus Obras fueron publicadas por la Real Academia (1866-1868) en seis volúmenes, con prólogo de Fermín de la Puente, Juan Eugenio Hartzenbusch, Antonio Ferrer del Río, Juan Valera y Patricio de la Escosura. Existe una edición moderna de sus Obras (Madrid, BAE, 1969-1970), con estudio de José María Castro y Calvo. Monumentos en recuerdo de Nicomedes Pastor Díaz Vivero, la ciudad natal de Nicomedes Pastor Díaz, ridió homenaje a uno de sus hijos más predilectos, algo que se puede observar en sus calles. La primera obra en recuerdo de su figura data de marzo de 1882, en el décimo aniversario de su muerte, otorgando a una de las calles de la ciudad con su nombre, y situando una lápida en la fachada de la casa en que nació. Se recogió la idea lanzada por Manuel Murguía1 de erigir un monumento en honor a Pastor Díaz, construyéndose en el año 1889 la comisión gestora para erigir la estatua, colocándose la primera piedra el 16 de junio de 1890 y procediendo a su inauguración el 26 de septiembre de 1891. La estatua es de hierro recubierta con una capa de bronce midiendo 2,80 metros. Fue moldeada por el escultor catalán José Campeny Santamaría y fundida en los talleres de Alejandro Wolgüemoutch, de Barcelona. Representa a Pastor Díaz de pie, vestido de levita, en actitud noble. En la mano derecha lleva una pluma y en la izquierda, que descansa sobre el corazón, un rollo de papeles. Las cuatro caras del pedestal contienen lápidas de mármol blanco con inscripciones en relieve. En la del frente se lee: AL EXCMO SR. DON NICOMEDES-PASTOR DÍAZ, EN POLÍTICA Y LETRAS, POR VIRTUD E INGENIO ILUSTRE. En la del costado derecho: SU PAÍS NATAL, LA PROVINCIA, EL ESTADO Y SUS ADMIRADORES DEDICARON ESTE MONUMENTO. En el lado izquierdo: EL «CENTRO GALLEGO» DE LA HABANA. Y en la posterior: DON NICOMEDES-PASTOR DÍAZ NACIÓ EN VIVERO EL 15 DE SEPTIEMBRE DE 1811 fue RECTOR DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL, ACADÉMICO DE LA LENGUA Y DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS, MINISTRO DE ESPAÑA EN TURÍN Y LISBOA, MINISTRO DE COMERCIO, INSTRUCCIÓN Y OBRAS PUBLICAS, DE ESTADO Y DE GRACIA Y JUSTICIA, FALLECIÓ EN MADRID EN 12 DE MARZO DE 18632 LAS MUSAS LE LLORAN LA PATRIA BENDICE SU RECUERDO. Finalmente, desde el 13 de septiembre de 1923, se guarda en la capilla mayor de Santiago en San Francisco, las cenizas de Nicomedes Pastor Díaz, encerradas en una urna de mármol negro y blanco, cumpliéndose así también el deseo expreseado por Pastor Díaz en su: Oda A la Muerte: «Llévame de mi Landro a los vergeles Y allí, muerte piadosa, Bajo los mismo sáuces y laureles Dó mi cuna rodó, mi tumba posa.» Referencias Wikipedia-http://es.wikipedia.org/wiki/Nicomedes_Pastor_D%C3%ADaz

Ángel María Dacarrete

Nació Ángel María Dacarrete Hernández, el 14 de noviembre de 1827, en El Puerto de Santa María. Sus padres: José Luis Dacarrete Ramírez, natural de Cádiz, y María Regla Hernández Samaniego, natural de El Puerto. Pocas, por no decir ninguna, son las noticias que tenemos de la estancia de Ángel María en su ciudad natal. En 1838, cuando el poeta portuense aún no contaba los once años, se inaugura en Cádiz el Colegio San Felipe Neri, en el edificio que perteneció a la Comunidad del Oratorio del mismo titular, y que fue asimismo el histórico lugar donde se reunieron las cortes de 1812. Este colegio fue «el mejor sin duda que se conocía entonces en España y, a decir verdad, el mejor en su género que ha existido después hasta hoy día de la fecha», al decir del eminente cirujano portuense don Federico Rubio en su libro de memorias; asimismo, y refiriendo nuevamente al colegio, añade: «Poblaron el colegio los hijos de la gente acaudalada». Don Alberto Lista regentó el colegio hasta su marcha a Sevilla en marzo de 1844, sustituyéndolo don Antonio Alcalá Galiano quien solo lo dirigió unos meses, al igual que su sucesor don José Joaquín de Mora. La estancia de don Alberto Lista en el colegio gaditano marcó sin duda una huella indeleble en su vida del poeta portuense quien le llega a dedicar hasta dos poemas al maestro. Uno, fechado el 9 de mayo de 1844, cuando contaba 16 años, que es precisamente el primer poema que conocemos de Dacarrete, y que lo escribió con motivo de la marcha de su maestro a Sevilla. Y otro, después de la muerte de éste, acaecida en 1848, y que se publicó en Sevilla algún tiempo después. Es de suponer, aunque no lo hemos podido comprobar, que sus relaciones con don Alberto Lista continuaron en Sevilla, pues el poeta portuense se traslada a la ciudad hispalense un año después que Lista y ahí permanecerá hasta 1852. /Portada del Colegio San Felipe Neri, en Cádiz. Aunque no se conocen documentos de la posible relación de Dacarrete con Bécquer, es muy posible que ésta date del periodo sevillano. Téngase en cuenta que ya en la Corona poética a Lista intervienen los dos: Gustavo Adolfo escribió una oda titulada «A la muerte de don Alberto Lista», que curiosamente es la composición más antigua que se conoce del poeta sevillano, y que no se publicó entonces. /En la imagen de la izquierda, Gustavo Adolfo Becquer. En la década de los cincuenta, y ya instalado en Madrid, es cuando Dacarrete dará lo mejor de sí en cuanto a su faceta literaria se refiere, tanto en poesía como en teatro. El motivo de su marcha a Madrid era el de terminar en su universidad la carrera de Derecho que había comenzado en Sevilla. Dado que al aspecto poético nos referiremos más adelante, bueno será dar un somero repaso a su obra como dramaturgo. En 1855, cuando contaba 27 años, estrena en Madrid su drama en tres actos y en versos «Magdalena». Un año más tarde representa su zarzuela en un acto y en verso «Mentir a tiempo», a la que puso música el maestro Fernández Caballero. En 1857 escribió la comedia en tres actos y en prosa titulada «Poderoso caballero es don dinero». En 1858 escribió otra comedia también en tres actos y en prosa, «La dulzura del poder» así como la pieza «Al cabo de los años mil» y el drama «Una historia del día». /Portada de ‘Poderoso Caballero es don Dinero’. Madrid. 1857., Realizó asimismo adaptaciones de otras obras, como la comedia del Calderón de la Barca «Bien vengas, mal, si vienes solo». Tradujo del francés y adaptó las comedia «Gaspar, Melchor y Baltasar» y «El ahijado de todo el mundo» original de Emilio Souvestu. Adaptó también la comedia en tres actos y en prosa, «Les femmes terribles», de Dumanoir, y la farsa cómic en tres actos «Este cuarto se alquila» de Cogniard y Leroux arreglada para la escena junto con su amigo Enrique Cisnero. También en 1858 escribió un drama trágico en cuatro actos, basado en el famoso de Shakespeare «Romeo y Julieta», al que Dacarrete tituló invirtiendo el orden de los nombres de los amantes. En septiembre de 1864, siendo Oficial del Ministerio de la Gobernación, es nombrado por Real Decreto Gobernador Civil de Valladolid. Unos meses después, en febrero de 1865, es cesado en su cargo de Gobernador de Valladolid, para ser nombrado Gobernador de Burgos, cargo que ostentaría hasta junio del mismo año. Por estas fechas contrajo matrimonio con la vallisoletana doña Valentina Alvarez Unzueta, de cuyo matrimonio tendrían una hija: María, que sería quién años más tarde, y una vez muerto el poeta, donará al Museo de Cádiz el retrato al óleo de su padre, obra de I. Verdejo, que ilustra esta nótula. En julio de 1879 fue elegido Diputado a Cortes por el Distrito electoral de Aguadilla en la entonces provincia de Puerto Rico. A primeros de marzo de 1881 es nombrado Consejero de Estado con destino en la Sección de Ultramar. Dos años más tardes pasó de esa Sección a lo de lo Contencioso. Y en 1885, a la Sección de Guerra y Marina. Entre 1886 y 1888, Dacarrete compendió los mejores recuerdos de su tiempo en las dos conferencias que dio en el Ateneo madrileño, entre la serie de las que integraron La España del siglo XIX. La primera de estas conferencias versó sobre «Martínez de la Rosa. El triunfo de las instituciones representativas. La regencia de Doña María Cristina de Borbón. El Estatuto real y la Constitución del 37. Origen de los partidos». Y la segunda sobre: «La Unión Liberal. El Duque de Tetuán. La revolución de 1854. La transacción de los partidos. Don Antonio de los Ríos y Rojas. La guerra de Africa y de América. Los antecedentes de la revolución de 1868». En noviembre de 1887 es nuevamente destinado a la Sección de lo Contencioso, para, unos meses después, en septiembre de 1888 y por Real Decreto, ser nombrado Ministro de Tribunal de lo Contencioso Administrativo. También por Real Decreto, de 1899, se le nombra Presidente de la Sección de Hacienda y Ultramar. /En la imagen de la izquierda, ‘El Libro del Amor. Antología. Angel María Dacarrete’, prologado en 1986 por el poeta José Luis Tejada y el crítico de arte, Francisco M. Arniz. El 4 de enero de 1900 fue propuesto para ocupar la vacante por fallecimiento de don Antonio María Fabié, del sillón ‘R’, de la Real Academia Española. La propuesta la firmaron los Sres. don Eduardo Saavedra, don Eduardo Benot y don Francisco Fernández González. Fue elegido el 1 de febrero de ese mismo año, si bien no llegó a ocupar el sillón, ya que murió «cuando había comenzado a escribir el discurso correspondiente, que no pasó de los primeros párrafos». El 17 de mayo de 1904 es declarado cesante como Consejero de Estado por reforma del cargo. Días después solicita su jubilación que le es concedida en junio de ese mismo año. Apenas cuatro meses después, el 13 de octubre de 1904, a las dos de la tarde, fallecía en su domicilio madrileño de la Plaza de Colón núm. 2, a consecuencia de «úlcera venal», este hombre de «ideas templadas y de carácter muy apacible» que firmaba como Ángel María Dacarrete Hernández. n su poesía se puede señalar una línea evolutiva que, arrancando de su formación neoclásica en su primera juventud, se incorpora muy peculiarmente a un cierto romanticismo tardío, asimilando antes que Bécquer los influjos foráneos (de Musset, Byron, Heine) con el consiguiente gusto por la poesía popular y adelantándose a escribir verdaderas «rimas» en la década de los 50, para recaer luego con otros rumbos más trillados, hasta acabar dejando casi por completo la poesía para consagrarse a la actividad política. Referencias Francisco M. Arniz Sanz - www.gentedelpuerto.com/2011/09/27/1-150-angel-maria-dacarrete-hernandez-escritor-y-politico-y-ii/

Rafa Dedi

RAFA DEDI (RAFAEL DE DIOS GARCÍA), poeta y actor, Riaguas de San Bartolomé (Segovia), año 1957. Su pueblo natal (...donde cuidan ganado y labores/ unos hombres sin nombre que nombro.); Segovia, donde estudió ( Libro Segovia, mis raíces); Leganés, donde pasó parte de su vida (Revista Taller Literario; libro Como ángeles sin alas, junto a su gran amigo Pedro Cordero Alvarado, extraordinario poeta y heraldista, que le cita en la página 604 de su reciente libro de memorias titulado “Infinito es Mujer”, etc.), Menorca (Libro Mar azul, mar negra) y Ayllón son los lugares en los que escribió la mayor parte de su obra. Sus paisajes y gentes le sirvieron como fuente de inspiración Fue corresponsal y colaborador de “El Adelantado de Segovia”. Incluido en numerosas obras antológicas (Antología 50 poetas contemporáneos de Castilla y León , etc.), es miembro de varias asociaciones y grupos culturales y colabora asiduamente en revistas y periódicos. Algunos poemas de su libro Poemas a las cosas aparecen en los libros de lecturas (Calidoscopio, 4º y Perinola 5º de Primaria) de la editorial EDELVIVES y en los libros Idioma y Fantasía 4º, Idioma y Fantasía 5º y Aplausos 4º, que publica la editorial DISTRIBUIDORA NORMA en Puerto Rico. Galardones Primer Premio “Villa de Leganés (Leganés, Madrid, 1981) con Nací para ser libre. Primer Premio “AGA” (Bilbao, 1984) con Corazones arrecidos. Primer Premio AGA (Bilbao, 1986) con Estación de penuria. Primer Premio AGA (Bilbao, 1992) con Hombres de polvo. Mención Honorífica “Ciudad de Miranda” (Miranda de Ebro, Burgos, 1995) con De los sotos al páramo. Primer Premio “Sindicato Nacional de Escritores Españoles” (1995) con "Poemas a las cosas". “Medalla de Oro de San Isidoro de Sevilla” (Sindicato Nacional de Escritores Españoles, 1998). Obra literaria Ha publicado los siguientes libros: Poe (1980); Nací para ser libre (1981); Segovia, mis raíces (1983); La promesa (1987); Hombres de polvo (1992); Si no fuera por ti (1994); Poemas de abatimiento (1995); De los sotos al páramo (1996); Poemas a las cosas (1996); Mar azul, mar negra (1998), Rafa Dedi, poemas (2000), Vivir con vida (2010), Cuando pongo “Te quiero” (2012). Sobre su obra Rafa Dedi es un pozo enorme de contenidos profundos. Ramón Espinar Gallego, Alcalde de Leganés y, poco después, Presidente de la Asamblea de Madrid. Prólogo del libro “Como ángeles sin alas”, 1981. El autor ha pretendido y afortunadamente conseguido plasmar toda la emoción, todo el encanto, toda la nostalgia de los campos enfermos y sedientos: “Segovia es soledad, tierra desierta./ Engendro de futuros emigrantes/ Y pasto de vejez y de miseria” Luis Mínguez “Orejanilla” (poeta, crítico, antólogo, articulista...). Prólogo del libro “Segovia, mis raíces”, 1983 Un poeta puro de nuestra tierra, que sabe interpretar las representaciones del espíritu de forma intimista y sincera, con desnudez de alma y con la riqueza melódica necesaria para que sus versos, uno a uno, vayan calando en la sensibilidad del lector. Pablo Martín Cantalejo, director de “El Adelantado de Segovia”, 1987. Prólogo del libro “La promesa”. Rafael de Dios García es, ante todo, hombre de la tierra, él está orgulloso de serlo, porque se encuentra muy a gusto en contacto con la Naturaleza, a la que vive intensamente. Conoce la vida de la gran urbe, donde se ha movido en medios literarios y artísticos, pero ha preferido volver a sus orígenes. Rafael de Dios, en éste por ahora su último libro, “La promesa”, se reafirma como amante de lo natural, de todo lo que hay de sencillo y de vivo en torno a nosotros. Rafael de Dios, con su poesía reflexiva, cálida, canta a todo lo que ven sus ojos, todo tiene algo de encanto y de nuevo para él. Todo lo que significa progreso le sirve igualmente, porque Rafael de Dios, ni en sus ideas ni en su poesía es estático, sino todo lo contrario; lleno de vitalidad, de ideas, de deseos de hacer, canta con su poesía risueña a todo y a todos. “El Adelantado de Segovia”, viernes 18 de marzo de 1988, pág. 5. “A veces intentan olvidar, porque el olvido es una pena que no se llora”. Una pena que no se llora. ¿Cómo coño consiguen los poetas decir tanto con tan pocas palabras? 7 de octubre 2005. Blogs 20minutos. Manolo Saco, periodista. Rafa, con más nostalgia que nadie por estos parajes un día cultivados y hoy preteridos y a la buena de Dios, restaña su pecho magullado así: “Trago viene, trago va,/ que se beben los sudores/ y que no les saben mal” Se refiere a aquellos duros agricultores de las tierras negras y rojas que ya no volverán. Al bolsillo de la camisa lo sublima con esta hermosa y virguera cuarteta: “Bolsillo de la camisa:/ de ti tengo celos yo,/ pues quisiera estar tan cerca/ como tú del corazón”. Apuleyo Soto, “Por el Duratón al Duero”, 2006. Pág.77. Frases célebres de Rafa Dedi: El olvido es una pena que no se llora. El refugio no evita la tormenta. El que llora de verdad, llora más que lágrimas. Más frases: http://www.frasesgo.com/autores/frases-de-rafa_dedi.html Página web: http://rafadedipoetayactor.wordpress.com/ http://www.catedramdelibes.com/autores.php?id=1212 http://www.poesi.as/pcrafded.htm http://www.poesiacastellana.es/poemas.php?id=Dedi,Rafa Correo electrónico: [email protected]

Humberto Díaz-Casanueva

Es considerado el más joven representante de una brillante generación de poetas chilenos de vanguardia entre los que se encuentran Gabriela Mistral, Vicente Huidobro, Pablo Neruda. Algunos escritores del romanticismo y del expresionismo alemanes, además de Rilke y Nietzsche, tuvieron notable influencia en su formación intelectual. Un asombroso vuelo visionario y metafísico, así como una honda preocupación ética y estética recorren toda su obra. La poesía de Díaz-Casanueva es no sólo expresión del misterio, de lo inasible de la existencia, de la magnitud del drama humano sino búsqueda inagotable de una unidad primigenia y superior, canto ferviente, exaltación de la imaginación, así como de todas las potencialidades vitales y expresivas del ser humano. A la complejidad formal y semántica de esta escritura se unen su densidad, rigor y trascendencia. (Ana María Del Re) Humberto Díaz Casanueva (1906-1992) Hablar de un poeta como Humberto Díaz Casanueva no es fácil. Es una labor riesgosa que llama al rigor e incluso a la osadía. Sin embargo, no por pedregoso y esquivo que pueda ser el camino, constituye un trabajo opaco y sin sentido emprenderlo, porque, lejos de llevarnos por el sendero de la confusión, su palabra nos acerca al origen del ser. Leer a Díaz Casanueva es hurgar silenciosa e íntimamente en el origen de un ser reflexivo y, a la vez, reflejo de la acción humana. Un ser despierto, desnudo, fulgurante. Porque los versos en la poesía de este original autor son como él mismo lo declara: "desgarramiento de una máscara infinita... ". Convicción inhabitual y honesta en nuestras letras. La Academia Chilena de la Lengua ha querido homenajear -una vez más- a uno de sus más ilustres y recordados integrantes. En medio de un año dominado por centenarios -y nonagenarios- se recuerda a un gran hombre y escritor de incalculable aporte a Chile desde su labor artística y cultural, como también desde el extranjero, siendo su cometido una larga e importante labor diplomática. Juan Antonio Massone, destacado, reconocido y trascendente hombre de las letras nacional, dueño de un estilo pulcro, sobrio, elegante, comprometido y serio, presenta una semblanza y una selección de textos poéticos y algunas prosas del autor de Sol de lenguas. El libro ofrece un recorrido auténtico y original por distintos aspectos de este poeta-filósofo que fueron construyendo su vida más emblemática: la de vate y la de diplomático. Este libro pretende dar cuenta de las diversas actividades de Díaz Casanueva en su larga trayectoria. Primero, una semblanza que se inicia en una calle recordada ("calle Progreso”) por el mismo poeta, de la remota y siempre viva infancia, pasando por sus actividades estudiantiles, donde se forja el rigor por el estudio -que lo llevará a convertirse en maestro de escuela-, hasta su aterrizaje en la labor diplomática. En el cuarto apartado de esta semblanza, Juan Antonio Massone olvida por un instante el papel estricto de biógrafo, asumiendo un rol exegético. Saca a relucir toda la destreza, la sensibilidad y la intuición necesarias para sumergirse -a pesar de sus palabras iniciales del libro- en el tratamiento del ser en la poesía de Humberto Díaz-Casanueva. La precisión léxica ("la naturaleza...tan significativamente viva crece o inclina la cerviz cuando arrecian los mandobles de la muerte, en esta poesía. "), la virtuosidad, el cuestionamiento certero, la selección casi perfecta de los versos -siempre se darán provechosas discusiones-, todos elementos vitales en el análisis de esta compleja obra poética, necesarios para el lector ajeno a este tipo de composiciones y contenidos -mal acostumbrados a la ya fatigosa experiencia puramente coloquial tan sobreexpuesta por la abundancia de signos mediáticos-, e incluso para el estudioso que no ha tenido la oportunidad de apreciar y de apuntar su catalejo hacia la dirección que da Massone en el análisis: La inquisición del ser. Ardua tarea para el poeta y el lector. Riqueza. La apreciación de otros personajes destacados del ambiente cultural chileno siempre será motivo de regocijo para cualquier admirador de un artista. Aquí Massone invita a recorrer en breves páginas (pienso en la cantidad justa) las distintas opiniones de sujetos como Eduardo Anguita, Luis Merino Reyes, Pepita Turina, Alfonso Calderón y otros. Todos engrandecen con justificada razón la imagen perenne de Díaz-Casanueva. Además se señalan, oportunamente, los distintos estudios que se han realizado en torno a la obra del poeta. El Premio Nacional es un galardón que significativamente trae consigo el reconocimiento intelectual de un artista. De ahí lo polémico del asunto, lo cuestionado siempre. Pero en Díaz Casanueva fue casi una obligación. Una deuda que pagar. Sin mayores miramientos y envidias -tradicional en nuestro medio- en 1971 se reconoció la larga trayectoria a este poeta, otorgándole dicho honor. El sexto apartado del libro nos llevará brevemente hacia el escenario que se dio previamente a la deliberación del jurado, y a la posterior impresión de Díaz Casanueva en el extracto del discurso de agradecimiento. El último aspecto de la primera parte concluirá con el relato sobre la incorporación del homenajeado a la Academia Chilena de la Lengua. Palabras de admiración ante la figura eminente del fallecido poeta. El silencio de una voz que siempre habló desde lo profundo. La segunda parte de esta obra revela la poderosa lucidez del poeta y el buen sentido del antólogo. Los poemas seleccionados pertenecen a sus más significativos libros: Vigilia por dentro, El blasfemo coronado, Réquiem, La estatua de sal, El sol ciego, El hierro y el hilo y El pájaro Dunga. Viaje iluminador para cuanto se ha dicho. La verdadera apreciación de una artista siempre se dará con mayor honradez y firmeza en la degustación de sus obras, y esta no es la excepción; al contrario, es el momento preciso para detenerse en el umbral del cuestionamiento por la existencia humana desde la poesía. "¿Qué soy para vosotros? ¿ Un moribundo? Yo no sé lo que soy ". Las prosas no son parte menor en su obra. Porque la palabra poética se puede dar en toda clase de textos, si esta lleva consigo esa poderosa transparencia. Y en Humberto Díaz Casanueva la sabiduría tiene nacionalidad por excelencia. Los textos versan sobre pedagogía -una de sus grandes pasiones-, defendiendo su postura de la innovación original de América en relación a las grandes potencias e influjos extranjeros. En el texto "Presencia de Gerardo", el poeta recordará recreará a uno de sus grandes amigos. Luego aparecen artículos como "Homenaje a André Bretón ", y, respecto a la Historia: "Los esposos etruscos " y "La peregrinación de las uvas ". Al finalizar, se ofrece un listado completo de sus obras poéticas publicadas entre 1926 y 1991. A pesar del panorama superfluo y exteriorizante de nuestra poesía actual, poetas de la talla del presentado indican un camino de la existencia, en el cual nos vamos asomando a esa realidad que es la muerte. Juan Antonio Massone así lo comprende y deja testimonio de un gran poeta, con el ánimo de trascender en quienes no han surcado las aguas del torrente misterioso. Con poetas como Humberto Díaz-Casanueva pienso en que solo es un eclipse la oscuridad literaria de hoy -parafraseando a Gonzalo Rojas-, y que pronto volverá ese enigma poético que debe ser resuelto por el escritor, el verdadero y comprometido escritor. El Hombre de Letras. Referencias Prometeo - http://www.prometeodigital.org/SIEMPRE_DIAZCASANUEVA.htm Scielo - http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0716-58112005000100018&script=sci_arttext

Antonio Daganzo Castro

Antonio Daganzo Castro (Madrid, 1976) es poeta, narrador, periodista y divulgador cultural y musical. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, ha publicado los poemarios Siendo en ti aire y oscuro (Ed. Slovento, 2004), Que en limpidez se encuentre (Ed. Vitruvio, 2007), Mientras viva el doliente (Ed. Vitruvio, 2010), libro recomendado por la Asociación de Editores de Poesía, y Finalista del Premio de dicha entidad, en la modalidad de mejor obra de habla hispana publicada en 2010, y Llamarse por encima de la noche (Ril Editores, 2012), editado en Chile, y Mención de Honor “Luis de Góngora y Argote” de Poesía, concedida por el Instituto de Estudios de Literatura Contemporánea (España). Además, ha sido distinguido en varios certámenes literarios: “La pluma exacta” (Ayuntamiento de Pinto, Madrid, 2001), y Mención de Honor en el Concurso de Cuentos Xicóatl “Wolfgang Amadeus Mozart” (Salzburgo, 2005/2006). También ha sido incluido en antologías como Agua: Símbolo y memoria (Ed. Slovento, 2006) y 12+1: una antología de poetas madrileños actuales (Ed. Endymion, 2012). Como narrador, ha sido traducido al alemán, y, como poeta, sus versos han aparecido en revistas literarias como Turia, Prima Littera o Piedra del molino. Referencias www.soypoeta.com/directorios/escritor/daganzo-castro-antonio Por Jesús de la Peña Hernández Cuando presento a un poeta en nuestra tertulia, tengo por costumbre establecer un enganche con él para que la visión resulte más creíble a quienes vayan a escucharnos. Antonio Daganzo no es una joven promesa como pudiera dictarnos la apariencia. Lo de joven salta a la vista de sus 35 años, pero de promesa no hay nada. Él es una auténtica realidad poética. Nuestro amigo madrileño es poeta por vocación artística bien estudiada (es Licenciado en Ciencias de la Información) y mejor arraigada en lo cultural, especialmente en el ámbito de la música clásica a la que dedica su voz en la radio desde hace 15 años. Es natural, pues, que la música, su sentimiento y hasta sus instrumentos y elementos, pueblen su obra poética. Está constituida ésta por estos poemarios: - Siendo en ti aire y oscuro, Editorial Slovento. 2004, la primera obra poética que publica en solitario. - Que en limpidez se encuentre, Ediciones Bitruvio, 2007. - Mientras viva el doliente, también en Ediciones Bitruvio, 2010, que fue distinguido como Libro recomendado por la Asociación de Editores de Poesía, y figura entre los finalistas del Premio de dicha entidad, en la modalidad de mejor obra de poesía de habla hispana publicada en 2010. Actualmente se halla en prensa su cuarto poemario, primero que aparecerá fuera de España: será editado en Chile en el año 2012. - También como poeta, Antonio Daganzo ha sido incluido en varias antologías, entre ellas Agua: símbolo y memoria (Editorial Slovento, Madrid, 2006) - Como narrador, fue segundo seleccionado en el V Certamen Nacional de Cuentos “La pluma exacta” (Ayuntamiento de Pinto, Madrid, 2001), y ha sido galardonado con una Mención de Honor en el Concurso de Cuentos Xicóatl “Wolfgang Amadeus Mozart”, concedida desde Austria por la Asociación “Yage”, en pro del arte, ciencia y cultura latinoamericanos (Salzburgo, 2005/2006); el cuento distinguido fue traducido al alemán. Cuando nos presentaron, Antonio, muy gentilmente, me regaló un ejemplar de cada publicación, con una cariñosa dedicatoria. Leí agradecido las tres y los tres títulos que, para mí, desgraciadamente, eran desconocidos. El último me llamó poderosamente la atención. Parecía que tendría que haber un protagonista doliente: Se me había aparecido el enganche. A la sazón tenía yo a medio leer el capítulo La danza macabra, el que precede al último, La noche de Walpurgis. La danza de la muerte, en alusión directa a la Totentanz alemana de Holbein traspuesta a un colectivo de condenados a muerte por la enfermedad. El término doliente se prodiga en la obra de Thomas Mann. El primer tomo de La montaña mágica me recuerda mucho al, con razón famoso, Bolero de Ravel, que se inicia con el monotono representante del motivo de toda la composición y que va creciendo en intensidad y cantidad hasta conseguir un clímax final de danza multitudinaria y bien acordada. Thomas Mann, en su Montaña mágica, hace aparecer desde el principio, al despreocupado protagonista que, como en el bolero, encontrará pronto a un comparsa que ha de acompañarle el resto de la novela: su doliente primo. Poco a poco van creciendo los personajes y con ellos la profundización en los avatares de la vida que allí es más bien el crecimiento de las dolencias hasta el final, con una danza de la muerte, también multitudinaria. Sin embargo, Thomas Mann se despega de Ravel en que después de que el director ha hecho el gesto brusco de agachar la batuta para impartir el silencio largamente anhelado, él añade la coda de un último capítulo, La noche de Walpurgis que es un encuentro de amor en tono amable, tan anhelado asimismo por el lector, desde hacía bastantes capítulos. En estas consideraciones andaba yo antes de llegar a casa y abrir el poemario de Antonio Daganzo Mientras viva el doliente. Para mi sorpresa, lo primero que encuentro es, antes de la Introducción, precisamente una cita de Thomas Mann, extraída de su Montaña mágica. … La enfermedad era la forma depravada de la vida. ¿Y la vida? … No he podido reconstruir la cita dentro de la novela para dilucidar si está puesta en boca de Thomas Mann, directamente, o de su personaje interpuesto, Setembrini que, al alimón con su autor se reparten intervenciones pedagógicas sobre el humanismo, la vida, la muerte, la enfermedad, el tiempo, la fisiología, la felicidad y cien cosas más. Y ¿quién es el doliente en el libro de Antonio Daganzo? El hombre, pero sobre todo, un niño; sin duda, el autor niño. También en el sanatorio de Davos había niños que terminaron allí sus días. A nuestro poeta le fue mucho mejor, afortunadamente. Y por suerte para nosotros, lo recuerda. El libro contiene 35 poemas que van desde el primero en que se alumbra la luz al hombre en el nacimiento … / y el astro cobra luz de futuro mortal/ … / y se transforma en hombre: / enfermedad soy yo. hasta el último que empieza con el final del primero: Enfermedad soy yo / mas también su silencio, / su dormir impasible. / Llevo escrita la muerte: / La humana condición grabó en mi pecho / un alfabeto indescifrable / que mis ojos comprenderán sobre el abismo, / cuando ya nada importe. para terminar en afirmación solemne: Y cuando mire atento mi corazón cansado / hallaré puras fuerzas, desde el niño que fui desarrolladas, / para gritar ya hoy, / prendiendo pese a todo, un común fuego: / “Soy este hombre que ahora vive”. La forma de expresión de Antonio Daganzo es de apariencia sencilla pero de interpretación difícil pues se apoya en un imaginario que con frecuencia vira hacia lo surrealista. El sueño o la ensoñación febril le ayudan. La colección de sus nueve sonetos titulada Perros de arena, son una buena muestra. Retendré, sin embargo, algunos versos de entre ellos; los más directos: … ¿Por qué calláis, a qué fingir, arteros? / ¿No comprendéis que el miedo me tortura, / que espero aún la calma del ladrido? … en el primer soneto; o estos dos tercetos del tercero: … Morir para olvidar, mas morir tarde, / que el alma tarde aprende su mentira, / su condición de cuerpo ensimismado; / que tarde mi ilusión en ser cobarde: / a un cielo se encamina y ya suspira / por recobrar al dios que yo he matado. El dios que nuestro poeta había hecho morir en estos versos anteriores: La queja, / la voz más animal y al tiempo más humana. / … / La mayor evidencia de que el impulso divino está en nosotros. / Y de que Dios no existe. conclusión que ratifica en el poema siguiente La inexistencia de Dios: … / ¿Cuál es el sentido del humano sufrir? / si Dios ha creado al hombre, lanzándolo a la vida? / … Para terminar me voy a referir al conjunto de nueve poemas que se agrupan bajo el título de Memoria del doliente. Como dije antes, el niño era nuestro poeta cuando lo fue, y su memoria es lo que aquí nos dibuja. He tenido confirmación de que el cuadro clínico es el de una alergia infantil superpuesta a la maldita asma, y el cuadro plástico es el que nos ofrece ahora desde su madurez en el lienzo de sus recuerdos ensoñados. La gente no suele dar importancia a ese cuadro clínico hasta que lo sufre. Yo he tenido ocasión de padecerlo en mi hijo mayor y en mi nieto menor, y me solidarizo con Antonio y con sus padres, a quienes, por cierto, dedica sus versos. El polvo de la tiza, los hervores de la primavera (enero en primavera -ventanas cerradas en defensa del viento portador de polen-), los accesos agudos y los intermedios, cuando el niño aprendía a ser misterio de sí mismo al sepultar la mera sombra del ahogo, según nos dice el poeta. Sin juegos, sin escuela (su madre se lo enseñó todo, en casa, pero sobre todo, que … no era / la espuria sombra de un dolor extraño, cruel e injusto / … , sin recreos ni compañeros que lo distrajeran. Nuestro poeta de hoy es deudor de aquel drama de ayer. .. / forzoso prisionero de sus días sin calles, necesitaba la lectura / … / leer era vivir, / leer daba la vida que pasaba de largo / ante el doliente, / porque la vida enfermedad era entonces también vida de enfermo. / … / Fue la madre voluntariosa / quien enseñó al niño a leer. / Y fue así como un niño roto / nació, tan ileso milagro, / dos veces de su propia madre. / Salidas extemporáneas al hospital en busca de respiración flexible, donde el niño, una vez no fue niño, pues lloró como adulto de frustración ya vieja. El niño creció y pasó de la lectura a la escritura: El final de la enfermedad no fue brusco, tomó su tiempo, … / pero el verso encerrado, / cerrado en su constancia, / se fue envolviendo de una textura curva, / … / la asunción de los otros empezó a ser el reto, / vida afuera, / cuando las horas de quietud se incrementaron / y la ansiedad hubo de buscarse en alma extraña. Bueno, pues así se hizo el poeta. Pero nadie mejor que él para contárnoslo. Cuando quieras, Antonio. Referencias www.caprichos-ingenieros.com/Antonio_Daganzo.html

María Dhialma

María Dhialma Tiberti (La Plata, Buenos Aires, 25 de octubre de 1928 - San Isidro, Buenos Aires, 16 de enero de 1987) escritora argentina. Nieta de Luis Tiberti, cursó estudios en la Escuela Normal Nacional Nº 1 Mary O. Graham y Letras e Historia en la Facultad de Humanidades de la Universidad local (Universidad Nacional de La Plata). Ha tenido a su cargo la colección Ediciones del Bosque, integrada con obras de otros conocidos autores provinciales, tales como Raúl Amaral, Horacio Ponce de León, Ana Emilia Lahitte[1], Roberto Themis Speroni y María de Villarino entre otros. Ha colaborado en diarios y revistas y fue miembro fundador, y vocal titular, en 1956, de la filial platense de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y de varias instituciones culturales y sociales. Hacia 1950, fue miembro de la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares y ejerció un especial patronato intelectual como madrina (benefactora) y socia honoraria de la Biblioteca Escolar Popular Domingo Faustino Sarmiento, de la Escuela Nacional Nº 85 de Coihuecó – Loucopé (Via Zapala) en la Neuquén. También fue miembro activo del Consejo Femenino de la Asociación Interamericana de Escritores. Como escritora, recibió numerosas menciones honoríficas y premios literarios, entre ellos el del Consejo del Escritor por el cuento Niña en la ventana, y otro por la novela Estimado señor Gris Heredera de la tradición literaria de Norah Lange, de tendencia ultramodernista, en los escritos de Tiberti predomina el elemento plástico y el movimiento de las imágenes regidas por el adjetivo siempre parco, como en su famoso poema Y la nostalgia. Algo de Antonio Machado y de Juan Ramón Jiménez se encuentra a lo largo de muchos versos de la autora, pero también de Pablo Neruda y de Rainer Maria Rilke. Sin embargo, del romanticismo, la poesía de María Dhialma Tiberti no tiene sino lo más fino y delicado, lo más tenue y sutil, lo que de él ha sobrevivido en el modernismo (Helena Percas, 1958). En 1967, Ediciones de Cultura Hispánica, bajo la dirección de la académica (RAE) Carmen Conde, publica poemas de Tiberti en una antología titulada: Once grande poetisas américo-hispanas, junto a poemas de Delmira Agustini; Gabriela Mistral; Alfonsina Storni; Juana de Ibarbourou; Dulce María Loynaz; Clara Silva; Julia de Burgos; Amanda Berenguer; Ida Vitale; Dora Isella Rusell. El perfil cosmopolita y la brillante personalidad de la escritora, viajera infatigable en tierras europeas, en particular escandinavas, residente luego en Holanda por algunos años, atrae a grandes intelectuales de su tiempo. En efecto, durante más de una década, a partir de 1965, Tiberti reúne en su residencia de San Isidro, un grupo científico-literario, frecuentado por los escritores Jorge Luis Borges, Victoria Ocampo, Alejandra Pizarnik, Josefina Passadori, Maria de Villarino, Nicolás Cócaro; y los científicos, W. Selman Eggebert, Plinio Rey, Adrian Aten, entre otros. Entre literatura y ciencia, disparidad de interéses armonizados y justificados dado que la escritora era casada con el reconocido científico, experto en energía nuclear, Dr Gregorio Baro, quien fuera director de la Comisión Nacional de Energía Atómica de la República Argentina.




Top