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a b c d e f g h i j k l m n o p q r s t u v w x y z Todos
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La vida vista por un Asperger: Es difícil comprender el mundo pero no imposible, lo que tienes que tener claro es que simplemente la perspectiva es otra, la forma de interpretar las emociones es diferente, como entiendes tú la vida o a quienes te rodean cambia, en este punto la cosa se puede tornar un poco confusa, intentare explicarme. Para cualquier niño un juguete como un autito lo usara para lo que fue hecho lanzándolo, simular el sonido que hace uno real, se emocionara cuando choque con otro jugara a estacionarlo, creara fantasías en donde él es un piloto o que conduce a grandes velocidades su vehículo. Para nosotros es más que eso mucho más, son puertas, ruedas, motor, colores formas desplazamiento brillo, son preguntas muchas preguntas que no te atreverás a hacer ya sea porque no encuentres la forma de hacerlas o simplemente porque sentirás miedo de la forma en que te respondan, así que eventualmente tenderas a analizar todo, a interpretar sin preguntar nada. Esto a la larga tiende a aislarte de tu entorno te pones retraído, se burlan de ti, esto es lo peor, porque al intentar encajar uno no sabe cómo, te sientes solo, tu escape de estas situaciones puede que varié en cada caso, algunos se pondrán agresivos como método de defensa, otros apagados y sumisos dentro de un grupo que solo los utiliza para entretenerse a sus expensas. El mío fue alejarme, aislarme, siempre tuve la suerte de encontrar lugares a los que nadie iba, detrás de las salas, simplemente me sentaba en algún rincón y esperaba que pasara el tiempo, pensaba en cosas que para todos le parecían absurdas, como en como vuela una mosca, en los colores de las piedrecillas de la tierra, siempre miraba el piso, no acostumbraba a mirar a los ojos, deambulaba solo con mis pensamientos

José Gregorio González Márquez

José Gregorio González Márquez. (1965) La Azulita. Mérida. Venezuela. Poeta. Narrador. Articulista. Ensayista. Compilador. Especialista en Literatura Infantil. Editor. Ganador del Premio de Poesía XI Concurso de Literatura IPASM(2003). Ganador del Certamen Mayor de las Artes y las Letras (2004) Ministerio de la Cultura. Ganador del Concurso “Caminos del Sur” de literatura infantil. Ministerio de la Cultura (2006). Ganador Mención Publicación del Concurso de Literatura Infantil “Miguel Vicente Patacaliente” Barinas, 2010. Ganador de la Mención Publicación del Concurso I Premio de Poesía “Elena Vera” Red Nacional de Escritores, Caracas, (2010). Ganador del VIII Premio Nacional del Libro en la mención Promoción del Libro y la Lectura: Sitio electrónico que promociona el libro y la lectura. (2014). Ganador de los Premios de Poesía y Poesía infantil del XIX Concurso de Literatura IPASME (2015). Ganador de la Beca Estímulo a la Creación Literaria Género Literatura Infantil del Centro Nacional del Libro (CENAL, 2015). Ganador de la 7ma Bienal Nacional de Literatura Ramón Palomares (2017). Ganador de la IV Bienal Nacional de Literatura Cruz Salmerón Acosta. Ha publicado: Alegoría del Olvido (Mucuglifo,1991) Mujer Profana (ULA, 1995) Caballito de Madera (La Casa Tomada, 2004) En Cualquier Estación (La Espada Rota, 2004) Espejos de la Insidia (Fondo Editorial IPASME, 2005) La Ranita Amarilla (El perro y la rana, 2006) Rostros de la Insidia (Ediciones Gitanjali, 2007) Rabipelao (FUNDECEM, 2007) La Tinta Invisible y otras historias (El perro y la rana, 2008 y 2012). Transeúntes (Fondo Editorial IPASME, 2015) Golondrinas (Fondo Editorial IPASME, 2015). Cómo atrapar un tigre con pajaritos de papel: bestiario en la poesía infantil venezolana. (Fondo Editorial IPASME, 2015). Entre el sueño y la luz. Compilación de nanas, canciones de cuna y arrullos de escritores venezolanos. (Fondo Editorial IPASME, 2015) Vida y poesía: La promoción de textos poéticos en el aula. (La Casa Tomada, 2016) La Espada Rota no se rinde nunca. Entrevista al poeta Jesús Salazar. (Editorial La Espada Rota, 2016) Falso Ejercicio. (Negro sobre Blanco, 2016) Gajito de viento. (Ediciones Madriguera, 2017) En el barrio sur. Poesía para niños Zunilda Borsani – José Gregorio González Márquez. (La Tinta Invisible Editores, 2017) Bolívar, el de los niños. Compilación poemas Bolívar niño. (Sistema Nacional de Imprentas Editorial el perro y la rana, 2017) La Flauta del agua. Compilación de poesía para niños, autores venezolanos. (FUNDECEM, 2017) Bajo la luna. Compilación poética lunera. (La Casa Tomada, 2018)

Julián Marchena

Julián Marchena (San José, 14 de marzo de 1897 - ibíd., 5 de mayo de 1985) fue un destacado poeta costarricense. Muchas de las poesías de sus obras; como Vuelo supremo, Viajar, viajar; Lo efímero y Romance de la carretas; ya forman parte de la memoria colectiva de Costa Rica. Al igual que las Concherías de Aquileo J. Echeverría, Alas en fuga, su único libro, forma parte de del repertorio de textos clásicos que son de amplio conocimiento en su país. Julián Marchena nació en San José (Costa Rica) el 14 de marzo de 1897, se graduó como contador en el Liceo de Costa Rica, posteriormente estudió derecho durante cinco años pero nunca se graduó como abogado. De 1938 a 1967 y de 1974 a 1979 fungió como Director de la Biblioteca Nacional y fue miembro de la Academia Costarricense de la Lengua. Publicó poemas de manera aislada, no fue hasta 1941 cuando estos fueron recopilados en un solo libro llamado Alas en Fuga. Dicho libro fue reeditado en 1965 y se le agregaron algunos poemas nuevos. En 1963 se le otorgó el Premio Magón, máximo premio que otorga el Gobierno de Costa Rica en reconocimiento a la labor cultural de una persona. Obra literaria * Alas en Fuga (1941) Este libro es de clara tendencia modernista. Sus poemas, aunque están muy finamente construidas, son de fácil interpretación. Por lo general, sus poesías están repletas de sonoridad, armonía, imágenes plásticas y numerosas metáforas. Sin embargo, prescinde de la retórica altisonante, de lo exótico y de lo mitológico. En la forma, Marchena respeta las fórmulas clásicas de la poesía y, en contenido, trata temas como el amor, el dolor y la libertad. [editar]Otras publicaciones * Amor. 59 pp. 1982 La biblioteca como medio de cultura: Trabajo leído en el Teatro Nacional con motivo de la Primera Feria Nacional del Libro, celebrada del 24 al 31 de agosto de 1954. Editor Editorial Atenea, 15 pp. 1954 Referfencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Julián_Marchena

Leopoldo Marechal

Leopoldo Marechal (Buenos Aires, 11 de junio de 1900 - 26 de junio de 1970) fue un poeta, dramaturgo, novelista y ensayista argentino. Durante su niñez, todos los veranos viajaba a Maipú, en donde los amigos del lugar lo apodaron "Buenosaires" debido a su forma de hablar culturalmente rica. Fue bibliotecario, maestro, profesor de enseñanza secundaria y en la década del 20 formó parte de la generación que se nucleó alrededor de la revista Martín Fierro. En la primera etapa de su vida literaria prevaleció la poesía. Publicó Los aguiluchos (1922) y Días como flechas (1926), inclinándose hacia el vanguardismo, pero en sus Odas para el hombre y la mujer (1929), afirma su voz propia y el equilibrio entre la novedad y lo clásico, libro con el que obtuvo el Primer Premio Municipal de Poesía. En 1926 viajó por primera vez a Europa, donde trabó amistad con importantes intelectuales y pintores como Picasso, Héctor Basaldúa y Antonio Berni. En 1929, nuevamente en París, se estableció en Montparnasse y frecuentó a Aquiles Badi, Alfredo Bigatti, Horacio Butler, Juan del Prete, Raquel Forner, Víctor Pissarro y al escultor José Fioravanti, quien luego esculpiría el busto del poeta en bronce. Fue durante esta experiencia en París que Marechal escribió los capítulos iniciales de Adán Buenosayres, que publicaría recién en 1948 luego de muchos años de elaboración. El poeta se casó con María Zoraida Barreiro el 8 de enero de 1934, con quien tuvo dos hijas, María de los Ángeles y María Magdalena. La esposa del poeta falleció en 1947. En 1940 obtuvo la más alta distinción que otorga su país, el Primer Premio Nacional de Poesía, con sus libros de poesía Sonetos a Sophia y El centauro. La publicación de Adán Buenosayres en 1948, exceptuando el comentario elogioso de Julio Cortázar y algunas otras voces entusiastas, como las de los poetas Rafael Squirru y Fernando Demaría, a quienes dedicaría respectivamente la Alegropeya y la Poética de su Heptamerón, pasó en principio completamente inadvertida. Las cuestiones políticas no fueron ajenas a los motivos, considerando la abierta simpatía del escritor hacia el peronismo, en cuyo gobierno siguió trabajando en el campo de la educación y de la cultura. En Adán Buenosayres, el periplo simbólico que emprende el poeta Adán, protagonista, tres días antes de su muerte por la geografía urbana y arrabalera de un Buenos Aires metafísico, retratando en el camino a algunos reconocibles personajes de la literatura de entonces y tocando registros que van del humor a la epopeya con un lenguaje eximio y por momentos deslumbrante, calaría hondo en la sensibilidad argentina de las siguientes generaciones de escritores. Marechal, por su parte, declaraba: «Al escribir mi Adán Buenosayres no entendí salirme de la poesía. Desde muy temprano, y basándome en la Poética de Aristóteles, me pareció que todos los géneros literarios eran y deben ser géneros de la poesía, tanto en lo épico, lo dramático y lo lírico. Para mí, la clasificación aristotélica seguía vigente, y si el curso de los siglos había dado fin a ciertas especies literarias, no lo había hecho sin crear sucedáneos de las mismas. Entonces fue cuando me pareció que la novela, género relativamente moderno, no podía ser otra cosa que el sucedáneo legítimo de la antigua epopeya. Con tal intención escribí Adán Buenosayres y lo ajusté a las normas que Aristóteles ha dado al género épico.» Como en Ulises de James Joyce, las claves pueden rastrearse hasta La Odisea de Homero y la doctrina judeocristiana (Marechal era un católico convencido), pero el séptimo libro, último y probablemente el más brillante de la novela, el «Viaje a la Oscura Ciudad de Cacodelphia», es ni más ni menos que una parodia del Infierno de La Divina Comedia de Dante Alighieri. A diferencia de otros grandes contemporáneos, como Jorge Luis Borges, Manuel Mujica Láinez, Julio Cortázar, Ernesto Sábato la fama de Marechal no ha brillado como debiera en el exterior, con la excepción de Cuba, donde el poeta viajó en 1967 invitado por el gobierno cubano para ser jurado del premio anual de literatura que otorga la Casa de las Américas. En la Argentina misma, su obra fue relegada al olvido durante décadas, debido a ciertas enemistades gestadas por algunos compañeros de su generación, por haberse destacado en cargos oficiales -a los que llegó antes del peronismo- y donde permaneció hasta 1955. Sin embargo su Adán Buenosayres (1948) está considerada por muchos como la novela fundamental de la literatura argentina. En 1951 se estrenó la obra teatral Antígona Vélez (basada en la Antígona de Sófocles). Por esa pieza teatral recibe el Primer Premio Nacional de Teatro. Escribió dos novelas más: El banquete de Severo Arcángelo (1965) y Megafón, o la Guerra (1970). Esta última estaba en la imprenta cuando Marechal falleció en 1970. Las hijas del poeta crearon la Fundación Leopoldo Marechal que tiene como objetivo preservar y difundir la obra de los autores de la generación martinfierrista. El apellido Marechal es acentuado en la e pero el escritor dejó de usarlo hacia la década del 30. Puede verse claramente este tema en las dedicatorias de sus primeros libros. Cabe recordar que su abuelo Marechal era francés. Poesía * Los Aguiluchos (1922) * Días como flechas (1926) * Odas para el hombre y la mujer (1929)(Primer Premio Municipal de Poesía) * Laberinto de amor (1936) (Tercer Premio Nacional de Poesía) * Cinco poemas australes (1937) (Tercer Premio Nacional de Poesía) * El centauro (1940) (Primer Premio Nacional de Poesía) * Sonetos a Sophía (1940) (Primer Premio Nacional de Poesía) * Canto de San Martín o Cantata Sanmartiniana (estrenada en 1950, en el Cerro de la Gloria, * Mendoza, Argentina) * Heptamerón (1966) * El poema de Robot (1966) * Poema de la Física (publicación póstuma). Obras conocidas * Antígona Vélez (estrenada en 1951 y de vigencia permanente en las carteleras teatrales argentinas. Primer Premio Nacional de Teatro) * Las tres caras de Venus (estrenada en 1952; la última representación fue en el 2005, en el Teatro Nacional Cervantes) * La batalla de José Luna (estrenada en 1967 bajo la dirección de Jorge Petraglia, reestrenada en Río Cuarto y en la ciudad de Córdoba con dirección y puesta teatral de Malena Marechal, 1983) * Don Juan (publicación póstuma, 1983) * Antígona Vélez y Don Juan se han convertido, además, en óperas. En ambos casos, el libreto operístico es obra del poeta Javier Collazo. La música es creación del compositor Juan Carlos Zorzi. Ambas piezas se estrenaron, con gran éxito de crítica y público, en el famoso Teatro Colón (años 1991 y 1998 respectivamente) Hay una decena de obras de teatro inéditas recuperadas por sus hijas el 30 de septiembre de 2008. Novelas * Adán Buenosayres (1948) * El banquete de Severo Arcángelo (1965) * Megafón, o la guerra (1970)(El libro estaba en prensa al fallecer su creador). Algunos Ensayos * Historia de la calle Corrientes (1937) * Descenso y Ascenso del Alma por La Belleza (1939) * Cuaderno de navegación (1966) Cuentos * El rey Vinagre (1926) * El Niño Dios (1939) * Narración con espía obligado (1966) * El hipogrifo (1968) * El beatle final (1968) * Autobiografía de Sátiro (publicación póstuma, 1971) Obras Traducidas * Adán Buenosayres Grasset,Paris,Unesco 1995, traducción al francés de Patrice Toulat. * Adán Buenosayres Vallecchi, Florencia 2010, edición a cargo de Claudio Ongaro *Haelterman; traducción al italiano de Nicola Jacchia. * Il banchetto di Severo Arcangelo. Introduzione e traduzione dallo spagnolo di Lucio *D’Arcangelo. Milano: Rusconi, Prima edizione, luglio, 1976. * Il banchetto di Severo Arcangelo. Traduzione di Lucio D’Arcangelo. Milano: *Zanzibar,Prima edizione, febraio 1995, 318 p. * Le Banquet de Severo Arcángelo. Traducido al francés por Anny Amberni. París,Gallimard, 1993, 361 p. * Adán Buenosayres Vallecchi, Florencia 2010, edición a cargo de Claudio Ongaro * Haelterman; traducción al italiano de Nicola Jacchia. Algunos libros sobre Leopoldo Marechal * Squirru, Rafael, Leopoldo Marechal, Buenos Aires, Ediciones Culturales Argentinas, 1961. * Coulson, Graciela, Marechal, la pasión metafísica, Ediciones García Cambeiro, Buenos Aires, 1973, 190 p. * de Navascués, Javier, Adán Buenosayres: una novela total. Estudio narratológico, Pamplona, EUNSA (Universidad de Navarra), 1992, 296 p. * Kröpfl Ulrike, Leopoldo Marechal oder die Rückkehr der Geschichte, Vervuert Verlag. Frankfurt am Main, 1995, 409 p. * Kröpfl, Ulrike, Cahiers d´Histoire des Littératures Romanes Romanistische Zeitschrift für Literaturgeschichte, Universitätsverlag C. Winter Heidelberg, 21. Jahrgang, 1997, Sonderdruck, pp. 393-415. * Cheadle, Norman, The Ironic Apocalypse in the Novels of Leopoldo Marechal, Colección *Támesis. Serie A, Monografías 183. Londres: Támesis Books, 2000. * Podeur, Jean-François, Don Juan, de Leopoldo Marechal: du Mythe à l´allégorie du salut, Theatres du Monde, Université d´Avignon, Institut de Recherches Internationales sur les Arts du Spectacle, Faculté des Lettres et des Sciences Humaines, Cahier Nº 3, 1993. * Lojo de Beuter, María Rosa, La mujer simbólica en la narrativa de Leopoldo Marechal, *Ensayos de crítica literaria. Año 1983. Buenos Aires: Editorial de Belgrano, 1983. * Sierra, Ernesto. La doble aventura de Adán Buenosayres. Instituto Cubano del Libro, La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubanas, 1996, 58 p Refefrencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_Marechal

Mercedes Matamoros

«La poetisa del dolor» «La alondra ciega» "Fue precursora de la poesía intimista femenina y una de las figuras claves del modernismo en Cuba." Mercedes Matamoros es uno de los casos más dolorosos de nuestra historia literaria. Fue una mujer triste, pues la vida poco o nada la retribuyó en el amor y hasta en la belleza, pues, se afirma, era poco agraciada. Suplió estas carencias con su propia obra cargada de energía dramática y concentrada emoción. Perfecta hacedora de sonetos, los suyos quedan como una de las muestras más sobresalientes de la poesía cubana en su momento de transición del romanticismo hacia los primeros atisbos modernistas. En vida le fue difícil alcanzar la gloria y la dicha («en tu pecho anidó, porque en la vida/ gloria y dicha alcanzar fuera locura», expresó Manuel Serafín Pichardo en un momento de su poema «A Mercedes Matamoros», leído después de ser sepultada), pero será recordada siempre, porque fue grande de espíritu y de obra, expresión de una carga de sentimiento acumulado que estuvo siempre, como dijera Lezama Lima, en «la más permanente fascinación».(...) Su vida y su obra Nació Mercedes Matamoros en la hermosa ciudad de Cienfuegos el 13 de marzo de 1851. Las breves noticias biográficas que de la poetisa se han publicado coinciden con el error casi unánime de señalar el año 1858 como aquel en que ocurriera su nacimiento. Error injustificable en sus biógrafos, pero sobre todo en los que, como D. Francisco Calcagno, el laborioso y frecuentemente equivocado autor del «Diccionario Biográfico Cubano», fueron contemporáneos de Mercedes Matamoros... . (...) Aún en el caso de que no existiera la partida de bautismo que damos a conocer al final de este estudio, no podría aceptarse que dicho suceso ocurriera en 1858, a poco que se recorriesen los periódicos en que aparecieron las primeras producciones literarias de Mercedes Matamoros. En efecto, ella dio a la publicidad en 1867 folletines y artículos de costumbres en algunos diarios de La Habana. ¿Cómo habría de escribir esta clase de trabajos una niña de nueve años? La Avellaneda creó a los ocho años un cuento, es verdad, y Heredia de poco más edad una fábula; pero apenas es necesario establecer una comparación entre unos y otros géneros para echar de lado la posibilidad de que Mercedes Matamoros hubiera escrito sus artículos «Un primer baile», «Uno como hay muchos» y «Desvaríos y tonterías» aún no cumplido el primer decenio de su vida. Hoy, con la partida de bautismo de la poetisa ante la vista, podemos corregir definitivamente el repetido lapsus cronológico, autorizado por escritores de la reputación del citado Calcagno, de Chacón y Calvo y otros. Muy joven aún, tendría dieciséis años, empezó a dar a la publicidad sus primeros trabajos. Y, cosa rara, estos primeros escritos no eran en versos, sino en prosa. Eran, como se ha dicho, artículos de costumbres; en los que demuestra, a la par que un espíritu tempranamente inclinado a la reflexión, marcadas dotes para observar y describir. (...) pasa una década sin que Mercedes Matamoros vuelva apenas al escenario de la publicidad. Calló, como era preciso que callaran los poetas de la Isla mientras se escribía con sangre y llanto la epopeya de Yara. Fue un ciclo en que el alma cubana tuvo puestos todos sus entusiasmos, toda su fe, todos sus ideales, en el triunfo de los hermanos que en lucha homérica defendían nuestro derecho a la independencia. Los poetas rehusaban toda pueril aventura lírica y pulsaban la lira de hierro para lanzar sus imprecaciones al enemigo, en la manigua cómplice, entre carga y carga de machete; o para evocar en la tristeza del destierro las delicias sacrificadas al amor de la libertad. En las ciudades cubanas, en tanto, otros componían, bajo la mirada áspera y desdeñosa de los amos de la colonia, poemas en que se evocaban rebeldías bíblicas o se fustigaba la soberbia de extranjeros déspotas, poemas cuya alusión al drama nacional reconocía enseguida el nativo y que servían de alivio y de estímulo al alma revolucionaria en su obligada clausura. (...) Atraviesa la poetisa el apogeo de su gloria. Martí, Varona, Tejera, le prodigan elogios. (...)El último amor de Safo es en opinión general de los críticos la mejor de las obras de Mercedes Matamoros. Lo componen veinte sonetos que consagran a la autora entre los grandes cultivadores de este género poético. Sus versos son fáciles, armoniosos y rotundos. Cada soneto dentro del poema encierra un pensamiento completo y se enlaza con los anteriores y con los siguientes solamente por el estado anímico que representa dentro del proceso de la pasión sentida por la protagonista de la obra. Algunos son primorosas joyas que se diría labradas para lucimiento de antologías si no se supiera que la autora, enemiga del artificio hasta hacer un culto de la expresión primigenia, los escribió con su presente compostura y se negó a introducir en ellos modificaciones de forma que críticos amigos le aconsejaron después de leer por primera vez el poema. (...) Réstanos analizar parte de su labor literaria que, aunque menos valiosa, es necesario tenerla en cuenta si se quiere dar una impresión completa de la obra poética de Mercedes Matamoros. Nos referimos a la poesía patriótica, inspirada por un vehemente amor por Cuba que ella condensó en la contestación que diera a una encuesta hecha por «El Fígaro»: «-¿Si usted no fuera cubana, en dónde quería haber nacido?» «-Si yo no hubiera nacido en Cuba, quisiera haber nacido en Cuba.» Esto en cuanto a su amor por Cuba, que en cuanto a su idea de lo que es la Patria la encontramos definida en una estrofa de la Sensitiva XX: «Bastarán una flor, una armonía, para acordarte de la ausente patria, Ella es tu madre, y por la madre siempre derrama el hombre sus mejores lágrimas.» Fue Mercedes Matamoros uno de los 'poetas de la guerra'. Su alma grande, llena de todos los amores, no podía contemplar impasible la epopeya gloriosa que regaba de sangre los campos de Cuba. Su lira no podía permanecer muda ante los dolores de sus compatriotas, ante las victorias de la Tiranía, ante aquel cuadro de horror que ofrecía la Reconcentración. Y le arrancó notas tristes para cantar a los mártires y sonidos guerreros para cantar a los héroes, y lágrimas amargas para llorar con la familia cubana, y estrofas henchidas de esperanzas en el porvenir de la Patria. Los sonetos de Mercedes Matamoros merecen consideración aparte. En ellos alcanzó su mayor perfección formal. En ellos encajó descripciones y fantasías imperecederas. La Tempestad, escrita después de su primer largo silencio ocasionado por calamidades domésticas, es un lienzo sobrio y viril en que aparece la figura del Primer Almirante en primer plano, frente a la chusma atemorizada ante el gesto sereno con que acoge al par la inclemencia de los hombres y la de los elementos; «Que al bramar de los vientos desatados, entre la sombra que oscurece el día, y al choque de los mástiles lanzados por el vívido rayo al hondo abismo, tranquilo el genio está, porque confía en su inmenso poder, como Dios mismo.» Referencias Cuba Literaria - http://www.cubaliteraria.cu/autor/hortensia_pichardo/mercedes.html Cuba Literaria - http://www.cubaliteraria.cu/articulo.php?idarticulo=14171&idseccion=84

Luis Marimón

Luis Marimón fue un poeta y escritor que nació en La Habana pero vivió la mayor parte de su vida en Matanzas, donde se constituyó en el prototipo del poeta bohemio, rebelde y desordenado cuyo recuerdo es hoy una leyenda en el ambiente literario local. En lo literario su figura no ha sido suficientemente reconocida, pese a los merecimientos de su obra y a la trascendencia de su huella poética, emblemática de toda una generación. Las razones de la exclusión de Marimón del canon poético al uso hay que buscarlas en el carácter marginal y bohemio de su trayectoria. Bebedor empedernido, protagonizó más de un escandaloso incidente en la provinciana y pequeña ciudad de Matanzas. Viviendo en La Marina, uno de los barrios más pobres, era compañero de los desclasados, crítico de la política oficial según unos, colaborador según otros, inmerso siempre en la contradicción, pero siempre humano, amigo de quienes le seguían y lo consideraban parte de la ciudad. En la década del noventa emigra a Estados Unidos. En 1995 está en Las Vegas, llenándose de casinos y alcohol. Ya en Cuba había protagonizado algún que otro intento de suicidio, cortándose las venas. Ahora se bebe hasta el fondo, de un tirón, una botella entera de wiskhy o ron para ganar una apuesta, pero su agotado corazón no soporta más y se detiene. Algunos lo consideran un suicidio, una manera distinta de matarse. Como fuere, el poeta vivió siempre en una apuesta interminable con la muerte.

Francisco de Medrano

Francisco de Medrano (Sevilla, 1570 - Sevilla, 1607) poeta español, de tendencia clasicista dentro del Barroco. Vida Este horaciano poeta fue hijo de una familia escasa de dinero formada por Miguel de Medrano y María de Villa. Francisco de Medrano inicia probablemente sus estudios en el colegio sevillano de San Hermenegildo y posteriormente ingresa en la Compañía de Jesús en Montilla 1584. Durante los siguientes años estudió arte, filosofía y teología, y enseñó en Córdoba, Salamanca (1592) y allí se ordena sacerdote; luego va a Valladolid y en 1597 al Colegio de la Compañía en Monterrey, Galicia; vuelve a Salamanca y en 1602 abandona la Compañía, quizás por haber simpatizado con algunas posturas rebeldes en las controversias internas que por aquel entonces agitaban la orden, y regresa a Sevilla, donde vive hasta el final de sus días como sacerdote secular, y se ocupa de una de las propiedades de la familia, la finca de Mirarbueno, que le sirve de refugio e inspiración poética. En estos últimos años se relaciona con los círculos literarios de la ciudad y continúa con su labor poética. Aunque no se conocen las causas exactas de su fallecimiento, hay numerosas alusiones a continuos problemas de salud desde su infancia. Obra La producción poética de Francisco de Medrano se enclava más dentro de la Escuela de Salamanca que dentro de la sevillana; se compone primordialmente de 34 odas y 52 sonetos. y su eje es una continua imitatio, no sólo de su modelo principal, Horacio, sino de otros autores, entre ellos Tasso, Ludovico Ariosto, Boecio, Plinio el Viejo. Su temática es amorosa y elegíaca, y en algún caso casi ascética. El rasgo principal que caracteriza a estas composiciones es la imitación de Horacio, siguiendo una costumbre arraigada en la poesía española del Siglo de Oro compartida con Fray Luis de León, entre otros. Sin embargo, a diferencia de muchos de sus coetáneos, como Góngora, mantiene un estilo alejado de los excesos del Barroco. A pesar del lugar secundario que ocupan sus poemas en la literatura española, algunos críticos del siglo XX como Cernuda o Dámaso Alonso han intentado llamar la atención sobre su calidad literaria, ocupándose este último de la edición de su poesía y publicando Vida y obra de Medrano (Madrid, 1948, vol. I; con Stephen Reckert, vol. II, Madrid, 1858). Su lírica amorosa está dirigida a Flora, identificable con una tal doña Inés de Quiñones, a Amaranta (María de Esquivel), a Amarilis, de quien se ignora el nombre, y a Catalina de Aguilar. Sus obras se publicaron en el raro volumen Remedios de Amor (Palermo, 1617) de Pedro de Venegas y Saavedra; junto a los Remedios de Venegas aparecen las poesías de Medrano. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_Medrano

Juan de Mena

Juan de Mena (Córdoba, 1411 - Torrelaguna (Madrid), 1456), poeta español perteneciente a la escuela alegórico-dantesca del prerrenacimiento español y conocido sobre todo por su obra Laberinto de Fortuna. Vida y obras La ausencia de documentación sobre sus padres hace sospechar que tuviera origen judeoconverso. Parece ser que fue nieto del señor de Almenara Ruy Fernández de Peñalosa e hijo de Pedrarias, regidor o jurado de Córdoba, y quedó huérfano muy pronto. Tras iniciar estudios en su ciudad natal, los continuó en la Universidad de Salamanca (1434), donde obtuvo el grado de maestro en Artes. Allí entró en contacto con el cardenal Torquemada, en cuyo séquito viajó a Florencia en 1441 y después a Roma. En 1443, de regreso a Castilla, entró al servicio de Juan II como secretario de cartas latinas, cargo que compatibilizó con su oficio de veinticuatro (regidor) de la ciudad de Córdoba. Un año más tarde el monarca le nombró cronista oficial del reino, aunque su paternidad sobre la Crónica de Juan II ha sido cuestionada. A este monarca dedicó su obra más famosa, Laberinto de Fortuna, poema alegórico cargado de erudición al estilo de Dante Alighieri, con influencias de Lucano y Virgilio, en verso dodecasílabo y casi trescientas coplas de arte mayor, caracterizado por el uso de un lenguaje latinizante e hiperculto muy influido por la retórica latina y la versificación galaicoportuguesa. El tema de este gran poema es el papel de la Providencia en la vida humana y el destino nacional de Castilla. Se cuenta allí cómo el poeta es arrebatado por el carro de Belona y depositado en una gran llanura, donde se yergue el palacio de la diosa Fortuna, en cuyo interior hay "muy grandes tres ruedas": dos quietas, que simbolizan el pasado y el futuro, y otra en continuo movimiento, que representa el presente. Cada una se divide en siete círculos, que corresponden a las órbitas de los siete planetas conocidos entonces, donde el autor ubica a diversos personajes: de la Antigüedad o contemporáneos. En 1499 se publicó Las cincuenta o Coronación del marqués de Santillana, poema muy famoso y divulgado en su época, habida cuenta de los manuscritos que se han conservado de él. Por otra parte, intentó combinar la tradición alegórico-dantesca con la lírica cancioneril en el Claroscuro, compuesto en estrofas de arte mayor y menor. En las Coplas de los siete pecados capitales Mena utiliza un lenguaje más llano, pero dejó la obra inconclusa y otros autores la continuaron. Alonso de Cartagena lo describe como pálido y enfermizo, consagrado al estudio y gran trabajador, obsesionado con la poesía: Traes magrescidas las carnes por las grandes vigilias tras el libro, el rostro pálido, gastado del estudio, mas no roto y rcosido de encuentros de lanza. Y Juan de Lucena pone en boca del poeta la gran afición u obsesión que este encontraba en su oficio: Muchas veces me juró por su fe que de tanta delectación componiendo algunas vegadas detenido goza, que, olvidados todos aferes, trascordando el yantar y aun la cena, se piensa estar en la gloria. Mantuvo una gran amistad con el condestable don Álvaro de Luna, cuyo Libro de las claras y virtuosas mujeres prologó, y también con Íñigo López de Mendoza, Marqués Santillana, con quien compartía gustos literarios. Parece asentada con firmeza la hipótesis de que Juan de Mena trabajó en la biblioteca del marqués, así como la sólida relación amistosa que los unió, ya que a la muerte de Mena fue don Íñigo el que costeó los gastos de su funeral, por hallarse el fallecido en posición poco desahogada. Su gran prestigio literario le valió pronto una fama inmensa y en el siglo XVI el Laberinto fue comentado y glosado como un clásico por el humanista Francisco Sánchez de las Brozas, el Brocense. Así, Juan de Valdés, en su Diálogo de la Lengua, afirma: "Pero, porque digamos de todo, digo que, de los que han escrito en metro, dan todos comúnmente la palma a Juan de Mena", si bien le reprocha de forma purista su lenguaje poco castizo: Puso ciertos vocablos, unos que por grosseros se debrían desechar y otros que por muy latinos no se dexan entender de todos, como son rostro jocundo, fondón del polo segundo, cinge toda la sfera, que todo esto pone en una copla, lo qual a mi ver es más scrivir mal latín que buen castellano. Escribió además en prosa el Comentario a la Coronación (1438), glosa de su propio poema en honor al marqués de Santillana, y el Homero romanceado, una versión de la traducción latina de la Iliada de Homero (1442). También se conserva un gran número de poemas de lírica cancioneril reunidos en el Cancionero general de Hernando del Castillo. Contribuyó decisivamente a la creación de un castellano culto, introduciendo numerosos neologismos procedentes del latín. Murió en Torrelaguna, según dicen unos de dolor de costado y, según Gonzalo Fernández de Oviedo en sus Batallas y quincuagenas, a resultas de haber caído y ser arrastrado por una mula. Del suntuoso sepulcro que le mandó construir el Marqués de Santillana no queda nada, aunque Antonio Ponz cuenta en su Viaje de España (1781) que en las gradas del presbiterio de Torrelaguna halló una piedra con esta inscripción en letra gótica: Patria feliz, dicha buena, / escondrijo de la muerte / aquí le cupo por suerte / el poeta Juan de Mena. El Juan de Mena más asequible se encuentra en la lírica cancioneril de tema amoroso que cultivó, compuesta de canciones, decires, juegos de presencia y asuencia y galanteos, ligera, pero llena de gracia: Vuestros ojos, que miraron / con tan discreto mirar, / firieron y no dejaron / en mí nada por matar. O Donde yago en esta cama, / la mayor pena de mí / es pensar cuando partí / de los brazos de mi dama. Sin embargo su estilo posterior se obsesiona con el simbolismo y la erudición. La Iliada en romance, compendio breve de la obra de Homero, de quien fue primer traductor en España, es un poema que está tomado de las Periochae de Ausonio y del segundo Píndaro Febano. La Coronación o Calamideos (1438) es un conjunto de 51 quintillas dobles que desarrollan alegóricamente un argumento en el que Mena es arrebatado al monte Parnaso para contemplar la coronación de su amigo y mecenas el Marqués de Santillana como excelso poeta. De este poema dijo Marcelino Menéndez Pelayo que es " un sermón romado..., seco, realista, inameno, adusto, pero muy castellano". Lo hacen oscuro las descabelladas alusiones a todo lo divino y lo humano y las rimbombancias, hasta el punto que el propio poeta tuvo que añadir un comentario en prosa "literal, alegórico y anagógico" a un poema que, según él mismo, corresponde al género "cómico y satírico". Lo claro oscuro es una composición que mezcla el conceptismo de la lírica candioneril más sutil con la oscuridad más engimática, con lo que se adelantó en siglo y medio a su coterráneo Luis de Góngora. El Laberinto de Fortuna, o Las trezientas, poema dedicado al rey Juan II es su obra maestra. Constó primitivamente de 297 estrofas, todas coplas de arte mayor en dodecasílabos escindidos en hemistiquios isométricos de seis sílabas. Se cree que el monarca deseó que fueran tantas como el número de días del año y juan de Mena, para complacerle, compuso 24 más, sin llegar al fin prometido por haber fallecido; pero el hispanista Raymond Foulché-Delbosc, editor decimonónico del poema, piensa que esas 24, que aparecen en algunas ediciones, que se sumaron a las tres que dicen faltaban a las 300 del manuscrito, constituyen un poema fragmentario independiente posterior que juzga severamente el capricho del monarca compuesto por otro ingenio; un cortesano como Juan de Mena jamás hubiera criticado la decisión de su rey. El Laberinto es un poema alegórico que se inspira en el Paraíso de Dante Alighieri; su verdadero valor no está en el simbolismo, sino en los episodios históricos vigorosamente descritos, donde se muestra un genuino patriotismo reflexivo y una visión de la unidad nacional encarnado en el rey Juan II, que asume el destino providencial de Castilla. El argumento es sencillo: Juan de Mena es arrebatado en el carro de Belona, la diosa guerrera, tirado por dragones y es conducido al palacio de Fortuna. La Providencia, que acude a recibirlo en una nube muy grande y oscura, le muestra la máquina del mundo, formada por "muy grandes tres ruedas", dos inmóviles (futuro y pasado) y una en perpetuo y vertiginoso girar, el presente. En cada rueda hay siete círculos: el de Diana, morada de los castos; el de de Mercurio, de los malvados; el de Venus, lugar donde se castiga el pecado sensual; el de Febo, retiro de los filósofos, oradores, historiadores y poetas; el de Marte, panteón de los héroes muertos por la nación; el de Júpiter, sede de los reyes y príncipes y el de Saturno, solio que ocupan los gobernantes de la república. El ritmo de cuatro acentos del dodecasílabo es poco flexible y monótono, aunque solemne; el estilo muy elaborado, lleno de hipérbaton, cultismos, italianismos, retórica, símbolos y alusiones, pero la verdadera inspiración está presente y las dotes del verdadero poeta relucen pese a todo. Junto a la influencia del Dante, se percibe la de Lucano y la de Virgilio, y hay que reconocer que nadie como juan de Mena dominó tanto el dodecasílabo. Las Coplas contra los siete pecados capitales es la última obra que llegó a componer, y quedó inacabada. Se inspira en los debates medievales sobre ese mismo tema y más remotamente en la Psicomaquia de Prudencio. Gómez Manrique las concluyó y Pero Guillén de Segovia y fray Jerónimo de Olivares añadieron además las disputas de la Gula, la Envidia y la Pereza. Estilo Es el primer poeta castellano que se plantea crear un lenguaje poéticamente elevado, distinto de la lengua vulgar. Como ha demostrado María Rosa Lida de Malkiel, principal estudiosa de los aspectos formales de la lengua y estilo del gran poeta cordobés, el castellano debe a Mena una profunda renovación, dinamizando la sintaxis por medio del hipérbaton e incorporando nuevos elementos y neologismos: para ello toma palabras directamente del latín y sustituye con ellas palabras existentes del lenguaje popular. Así, por ejemplo, vulto por "rostro", exilio por "destierro", poluto por "sucio". Gustaba también de usar esdrújulos (diáfano, sulfúreo) con lo que consigue una peculiar sonoridad. Tal acumulación de recursos expresivos da a la poesía de Mena una forma barroca y recargada, además de un gran sonoridad y fuerza expresiva. Sus innovaciones, introducidas en un idioma todavía rudo, estaban todavía lejos de la madurez que se alcanzaría durante el periodo barroco, pero Mena es sin duda un precedente imprescindible que facilitó las líneas poéticas desarrolladas posteriormente en la literatura castellana y el más destacado poeta que usó el rotundo y solemne dodecasílabo y la copla de arte mayor. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_de_Mena

Rafael Montesinos

Rafael Montesinos Martínez (Sevilla, 30 de septiembre de 1920 - Madrid, 4 de marzo de 2005), poeta español. Aunque nacido en Andalucía, Montesinos vivió en Madrid desde 1941, donde publicaría sus primeros poemas dos años después, en las revistas «Garcilaso», «Espadaña» e «Ínsula», antes de empezar a escribir para revistas extranjeras. Ganó el Premio Ateneo de Madrid de 1943, el Premio Ciudad de Sevilla de 1957 y el Premio Nacional de Ensayo de 1977 por Bécquer, biografía e imagen. Montesinos es Hijo Predilecto de Andalucía. La Tertulia Literaria Hispanoamericana (desde 2005 "Rafael Montesinos”) El nombre de Rafael Montesinos es inseparable de la Tertulia Literaria Hispanoamericana que dirigió desde 1952 hasta muy pocos días antes de morir en marzo de 2005. A pesar de la denominación de "tertulia" es, por lo general, un poeta el encargado de ofrecer una lectura de su obra. Cabe destacar, que desde sus origenes y a lo largo de su evolución bajo el patrocinio de distintas instituciones tanto del Régimen anterior como de la Democracia (Cultura Hispánica, Ministerio de Asuntos Exteriores y de Coopeeración, en la actualidad), Rafael Montesinos supo dotarla de un carácter independiente desde el punto de vista estético, literario y político, sin otra orientación que la sola exigencia de calidad literaria, más allá de tendencias, reconocimientos o modas literarias. Este "espíritu" de Rafael Montesinos ha convertido la Tertulia Literaria Hispanoamericana en un lugar de referencia para la Historia de la poesía en lengua española de la segunda mitad del siglo XX. Con motivo del 40 Aniversario el propio Rafael Montesinos escribió una pequeña recapitulación titulada La memoria y el martes. En 2007 y con motivo de su 55 Aniversario se publicó en edición no venal 55 Años de la Tertulia Literaria Hispanoamericana Rafael Montesinos (1952-2007) (Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación/ Editorial Mar Futura, Madrid, 2007) donde se recoge un "censo" de todos los autores tanto españoles como de hispanoamérica que participaron en la terulia desde sus orígenes. Tras la ausencia de su fundador sigue celebrándose, en 2010 ha cumplido su curso número 58. Su sede actual es el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe (Avd. de Séneca, 4. Madrid) y tiene lugar cada martes. Obra poética * Balada del amor primero, Garcilaso, Madrid, 1944 * Canciones perversas para una niña tonta, Garcilaso, Madrid, 1946 * El libro de las cosas perdidas, colección Halcón, Valladolid, 1946 * Las incredulidades, Ediciones Rialp, colección Adonais, Madrid, 1948 * Cuaderno de las últimas nostalgias, Neblí, Madrid, 1994 * País de la esperanza, colección Cantalapiedra, Santander, 1955 * La soledad y los días (Primera Antología de Poesía), Afrodisio Aguado, Madrid, 1956 * El tiempo en nuestros brazos, Ágora, Madrid, 1958 (Premio Ciudad de Sevilla y Premio Nacional de Literatura) * Breve antología poética, La Muestra, Sevilla, 1962 * La verdad y otras dudas (seguido de la 3.ª antología poética), Cultura Hispánica, Madrid, 1967 * Cancionerillo de tipo tradicional, Pliegos Sueltos de la Estafeta, La Estafeta Literaria, Madrid, 1971 * Poesía 1944-1979 (4.ª antología poética), Plaza & Janés, Barcelona, 1979 * Último cuerpo de campanas, Calle del Aire, Sevilla, 1980 * De la niebla y sus nombres, Ediciones Hiperión, Madrid, 1985 * Antología poética 1944-1995. Notas de Rafael de Cózar. Edición Especial de la XVIII Feria del Libro de Sevilla, Diputación Provincial, 1995 * Con la pena cabal de la alegría, Libertarias-Prodhufi, Madrid 1996 (Premio Andalucía de la Crítica) * Madrugada de Dios. Ed. Mundo Cofrade y Art & Press, Sevilla, 1998 * Antología poética, edición de José María Delgado y Carmelo Guillén Acosta, Ediciones Rialp, colección Adonáis, números 566-567, Madrid, 2003 * La vanidad de la ceniza, Ediciones Vitruvio, Madrid, 2005 Prosa * Los años irreparables (prosas en memoria de la niñez). Ínsula, Madrid, 1952. * Cuaderno de Alájar, Diputación Provincial, Huelva, 1988. * La memoria y el martes (Cuarenta años de Tertulia Literaria Hispanoamericana) Edición no venal, Madrid, 1993. * Amor a Carmona. Verso y Prosa. Edición no venal, Diputación Provincial, 1997. Ensayo * Bécquer. Biografía e imagen Editorial RM, Barcelona, 1977 (Premio Nacional de Literatura 1977 y Premio Fastenrath 1979 de la Real Academia Española). * La semana pasada murió Bécquer. Reflexiones en torno al "Libro de los gorriones", Ediciones 2000, Madrid, 1982 (vendido por suscripción). * La semana pasada murió Bécquer, Edición aumentada respecto a la 1ª, Editorial El Museo Universal, Madrid, 1992. Ediciones preparadas por el autor * Poesía taurina contemporánea, Editorial RM, Barcelona, 1960. * Suma taurina de Rafael Alberti. Editorial RM, Barcelona, 1963 (primer libro publicado de Alberti en España tras la guerra civil). * Antonio Zarco, Col. Artistas Contemporáneos, Madrid, 1976. * Primera antología poética de Aristides Pongilioni 1853-1865. Selección, introducción y notas de Rafael Montesinos, Col Dendrónoma, Sevilla, 1980. * Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer, edición, prólogo y notas de Rafael Montesinos, Cátedra, Madrid, 1995. Referencias Wikipedia – http://es.wikipedia.org/wiki/Rafael_Montesinos

Juan Marinello

Juan Marinello. Destacado intelectual y revolucionario cubano. Ensayista que realizó notables estudios acerca de José Martí. Nació en el pequeño poblado de Jicotea, provincia de Villa Clara. Sus padres fueron Felio Marinello Fábregas, español, y Juana Vidaurreta y del Valle, cubana. Primeros estudios Realizó sus estudios primarios y secundarios en la ciudad de Santa Clara. Pasó después a la Universidad de La Habana, donde obtuvo los títulos de doctor en Derecho Civil —como alumno eminente—, en Derecho Público y en Filosofía y Letras. A principios de los años 20 amplió sus estudios en la Universidad Central de Madrid. Labor pedagógica La labor de Marinello como pedagogo fue extensa y abarcó varios países. Ejerció como profesor de Literatura Cubana y en el Instituto de Idiomas Moderno de la Universidad de La Habana; de Lenguaje, Literatura Española y Cubana en la Escuela Nacional para Maestros de La Habana. En México impartió clases de Historia del Arte en la Escuela Normal de Maestros de México, fue profesor de Literatura Hispanoamericana de la Escuela de Verano de la Universidad Autónoma de México en 1933 y 1936, y de Literatura Iberoamericana en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma institución. Además, Marinello ocupó importantes posiciones en organismos internacionales: miembro permanente del jurado internacional de los premios Lenin por la Paz, presidente del Coloquio Internacional “José Martí” en la Universidad de Burdeos, y vicepresidente del Consejo Ejecutivo de la UNESCO. Representó al Movimiento Cubano por la Paz en importantes eventos internacionales como los efectuados en Varsovia, México, Budapest, Bruselas, Helsinki y Berlín. Presidió la delegación cubana a la Conferencia de los Pueblos, efectuada en la Habana en 1962. En enero de 1965 integró la delegación de nuestro país al Coloquio sobre Literatura Latinoamericana celebrado en Génova, Italia. Como embajador y delegado permanente de Cuba ante la UNESCO, participó en sus conferencias generales de 1964, 1966, 1968 y 1970, y tomó parte en el Coloquio sobre Lenin convocado por esa organización internacional, efectuado en Tampere, Finlandia, en abril de 1970. Trayectoria política En su condición de patrocinador del Congreso Mundial de la Juventud de Vassar College, asiste a sus sesiones, y en 1939 representó al Partido Unión Revolucionaria en el Congreso de las Democracias de Montevideo. Presidió después en Buenos Aires la Conferencia Continental de Ayuda a España. En Chile fue declarado Huésped de Honor de la Alianza de Intelectuales, con la adhesión de la Universidad de Santiago y de los Partidos del Frente Popular. Presidiendo el Partido Unión Revolucionaria Comunista, fue electo, representándolo, delegado a la Asamblea Constituyente de 1940, y fue allí su líder. El mismo año resultó electo candidato de su partido a la Alcaldía de La Habana y, dos años más tarde, representante a la Cámara. Presidió además la Comisión de Enseñaza Privada del Consejo Nacional de Educación y Cultura (1941), en la que desarrolló una intensa campaña nacional a favor de una enseñaza cubana y progresista. Dirigió el Partido Socialista Popular desde 1944 hasta su disolución. En las elecciones de junio de ese año fue electo senador por la provincia de Camagüey, y en 1946 ocupó la vicepresidencia del Senado. Fue candidato a la Presidencia de la República por el Partido Socialista Popular en 1948. Político de paz Juan Marinello Vidaurreta planteó: “El intelectual no puede dejar de ser político, sin que por ello tenga que dedicarse, primordialmente, a la política, porque eso depende también de las facultades personales”. Aproximarse al pensamiento y acción de una figura como Marinello conduce desde la perspectiva teórico conceptual a investigar y valorar el reconocimiento de sus ideas, su aporte ideológico, matizado por su carácter reflexivo, revolucionario, marxista –leninista y martiano, que tuvo la oportunidad de desarrollar. Su militancia en el PCC más que una concesión de la elite de poder, representó una gran conquista del movimiento revolucionario nacional e internacional, que veía ahora una de sus más caras aspiraciones materializadas, la legalización de un partido político marxista – leninista de los trabajadores. El periódico Hoy desde su fundación constituyó una trinchera de las masas populares en su combate y papel en la socialización del Marxismo-Leninismo y contribuyó de manera significativa en la formación del sentimiento antiimperialista e internacionalista del pueblo cubano. Fue un fiel exponente de nuestra prensa revolucionaria de la historia cubana. Su activa participación en la práctica política, lo convierte en un hombre de acción, que hace de la política y la ética una unidad inseparable. Sentó las bases para la distinción entre la política como expresión de la cultura y la cultura de hacer política. Su pensamiento marxista–leninista le permiten articular las tradiciones revolucionarias de Martí, desde una perspectiva diferente. La cultura política que posee le permite utilizar los recursos literarios para plantear los intereses, necesidades del pueblo cubano. Activo militante comunista, forjador de la unidad como elemento decisorio y estratégico para aprovechar espacios políticos sin hacer concesiones de principios. Su valía pasa por la extensa obra escrita, llena de conceptos, ideas y valoraciones que lo distinguen por poseer el don de la contemporaneidad, elemento altamente valioso en la dimensión cultural sin dejar de mencionar que al unísono están sus cualidades de líder innato de los oprimidos, defensor de las causas justas e incansable luchador por la independencia no sólo de Cuba, sino de América. Sujeto que se convierte en actor socializador del principio de la unidad como prerrequisito en la revolución cubana para la genuina democracia humanista. La política la utilizó como incesante gestión patriótica, creación espiritual. Formó parte activa de la vanguardia intelectual y política. En el confluyen el pensamiento martiano, marxista-leninista que promulga en cada espacio político. Devela en Martí la visión totalizadora de su pensamiento no solo para los cubanos sino para América Latina y Europa. Maestro de la ética revolucionaria al pronunciar sus discursos respetaba la diversidad de opiniones expresadas planteadas aunque no la compartiera. Sentó las bases de la cultura de hacer política. Sabía distinguir entre la política como expresión de la cultura y la cultura de hacer política. Revolucionó el arte y la política. Incansable luchador antimperialista como parte de las luchas por la independencia nacional. Aprovechó todos los espacios políticos para socializar las ideas emancipatorias y revolucionarias. Su visión le permitió utilizar alternativas en las nuevas condiciones, para reconocer hasta donde debía pronunciarse y conciliar sin renunciar a los principios que no son negociables. La década del 40 y 50 estuvo matizada por eventos que trascendieron los marcos de nuestra territorialidad, pero que de una manera u otra influyeron en la impronta de sus actores políticos. Se desarrolló la Segunda Guerra Mundial, cuya causa fundamental fue la lucha por un nuevo reparto del mundo entre las potencias imperialistas y el afán de aplastar el socialismo triunfante en la URSS. Se enfrentaban dos grandes bloques, el eje fascista liderado por Alemania y el antifascista por la URSS. En esta guerra se vieron involucrados casi todos los países del mundo. La obra de marinello continúa creciendo, particularmente la referida a Martí, logrando revelar su raigal humanismo y exponerlo como totalidad trascendente. En 1959, con el triunfo de la revolución, el comunista humanista sexagenario se integra en cuerpo y alma a la obra de la Revolución. En ella ve realizado los ideales por los que había trabajado durante toda su vida. Gran parte de su actividad la pone en función de la lucha por la paz, como portador de la Cuba socialista. Preside el Movimiento cubano por la paz y la soberanía de los pueblos. Trabaja con Fidel Castro en la reorganización de la vida partidista del país, ocupa la Rectoría de la Universidad de La Habana; actúa como Embajador y Delegado permanente de Cuba ante la UNESCO, entre otras tareas importantes. Juan Marinello promotor y líder de las luchas en este período y en constante enfrentamiento con el régimen gobernante en una de las tantas ocasiones que denunció la injusticia al pueblo para desenmascarar a la clase dominante expresó: “…Lo que nosotros queremos es lo mismo que asienta Engels en las últimas páginas de su libro insigne: el mantenimiento de la unión singular entre el hombre y la mujer, pero perfeccionada, limpia de los vicios que la sociedad capitalista les contamina. Y no podrá limpiarse de esos vicios mientras la sociedad esté organizada capitalísticamente. De ahí que el socialismo sea la mejor defensa del matrimonio verdadero” Se aprecia en Marinello su concordancia con el pensamiento martiano, puesto de manifiesto en su actividad y proyección antiimperialista y en su eterna lucha por lograr la equidad entre los cubanos en busca de la libertad y la paz, como condición suprema, así como librar a Cuba de los gobiernos títeres, que sólo piensan en satisfacer sus problemas individuales y del gobierno americano. Representó al Movimiento por la Paz de Cuba en importantes eventos internacionales como los efectuados en Varsovia, México, Budapest, Bruselas, Helsinki y Berlín. Presidió la delegación cubana a la Conferencia de los Pueblos, efectuada en la Habana, Marinello comprendió que la unidad es el elemento mediador que centra al hombre como máxima preocupación. La promulgación de su pensamiento humanista, visionario y renovador constituyó la alternativa política que unido al accionar políticos se convirtieron en estrategia para resolver los problemas acuciantes de Cuba y de América. "Pero ese carácter universal de la lucha por la paz está –y el caso de nuestros pueblos lo evidencia indiscutiblemente-, asentado en las luchas nacionales. Entendemos la lucha por la paz como una batalla decisiva por la soberanía de cada uno de nuestros pueblos. Así, al paso que cumplimos nuestro deber patriótico, trabajamos por un mundo mejor. Mientras damos a la lucha por la paz el indispensable ámbito universal, combatimos a los causantes de nuestras desdichas nacionales." Aquí se han recordado unas palabras admirables de José Martí: “en todos los problemas, el porvenir es la paz” Y el problema que ahora se ventila es precisamente, el de la paz. Asegurar a la paz es asegurar el porvenir. También nuestros pueblos han hecho suya la causa de la vida. Y la vida es siempre invencible por los que son dignos de honrarla con su valor y con su coraje. En el pensamiento evolucionista de Marinello se evidencia su esencia humanista que sentó pautas en el ejercicio del poder político, vinculado a su ideología marxista–leninista, en la búsqueda de justicia y ética revolucionaria. “Debe quedar definitivamente aclarado en este Congreso que la lucha por la paz es la lucha por nuestra soberanía, por nuestra libertad, por nuestra democracia, por nuestra justicia y por nuestro progreso. La lucha contra la guerra está tan unida, como hemos visto, a nuestra suerte colectiva, que no podemos entenderla como algo ocasional, transitorio y efímero. La lucha por la paz es la primera tarea y la primordial reivindicación de los pueblos del mundo; pero para nuestras patrias latinoamericanas significa, además, la vía irrenunciable para lograr nuestra liberación política y económica. Decir que sólo los comunistas luchan por la paz, es hacerles un honor muy alto; es aceptar que sólo los comunistas luchan por la paz, es hacerles un honor muy alto; es aceptar que sólo ellos quieren el bienestar de América. Y no es así. Nuestra liberación importa al liberal y al conservador, al católico y al protestante; formar en las columnas de la paz no es ceder a la acción de un partido sino cumplir un deber patriótico y humano. Y como nuestro Continente está poblado de millones de hombres y mujeres de sentimientos humanos y generosos, la movilización por la paz es invencible.” Raúl Castro, al referirse a Marinello y lo que representó para el proceso revolucionario expresó: “Pero, casi no hay que decir que una Revolución como la cubana no alcanzaría su singular magnitud si no obedeciese al dictado primordial de su tiempo, la instauración de la sociedad socialista. “Ha sido un hombre de su tiempo, porque ejerció su alta estatura intelectual y su fina sensibilidad artística, como Rubén Martínez Villena, sinceramente ajeno a vanidades y reclamos; porque se mantuvo siempre fiel a su propia obra, y como en ella, no pugnaron nunca en su conducta el mérito con la modestia, los honores con la humildad. De él puede decirse que encarnó las cualidades a las que nos convocara el compañero Fidel al concluir su Informe al I Congreso del Partido cuando exhortó a «que la honestidad más absoluta, la fidelidad sin límites. Durante la Revolución presidió la Sociedad Cubano-Mexicana de Relaciones Culturales; fue designado rector de la Universidad de La Habana, en la que realizó la reforma universitaria, y fundó la Facultad Obrero-Campesina “Julio Antonio Mella”. Fue presidente del Movimiento Cubano por la Paz y Soberanía de los Pueblos, de la Mesa Constitutiva de la Asamblea Nacional del Poder Popular, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y del Consejo de Estado hasta su fallecimiento el 27 de marzo de 1977. Trayectoria revolucionaria A su regreso de Madrid colaboró con el líder estudiantil Julio Antonio Mella en el movimiento por la Reforma Universitaria, y junto a éste y a Rubén Martínez Villena en la creación de la Universidad Popular José Martí. Se vinculó a la vanguardia juvenil intelectual que emergió a la vida pública entre los años 20 y 30, período que él llamó la década crítica, en la que ocurrieron importantes acontecimientos, entre ellos la fundación de la Confederación Nacional Obrera de Cuba y el Partido Comunista. En 1923 fundó y dirigió junto con Martínez Villena la Falange de Acción Cubana, y forma parte de la dirección del Movimiento de Veteranos y Patriotas en unión de Mella y Martínez Villena. Participó en la Protesta de los Trece de la Academia de Ciencias contra un mundo de corrupción administrativa del gobierno de Zayas, y fue procesado junto con sus compañeros. Muerte Muere el 27 de marzo de 1977 en La Habana, Cuba. Obra Fundador y vicepresidente de la Institución Hispano-Cubana de Cultura (1926), integró el Grupo Minorista, que en 1927 publicó una declaración contra el clima político imperante y la dependencia imperialista. En ese año contrajo nupcias con María Josefa Vidaurreta y del Canal. Marinello creó, dirigió o colaboró en importantes publicaciones progresistas latinoamericanas y europeas, como la Revista de Avance (1927-1930), de gran significación en la vida cultural, y el periódico La Palabra, vocero de las masas trabajadoras cubanas. Fue uno de los editores de la revista Masas, órgano de la Liga Antiimperialista de Cuba, así como de Venezuela, Libre, periódico que luchó contra la tiranía de Juan Vicente Gómez. Fundador de la revista Mediodía, de notable influencia en la política nacional. Editó, con un grupo de escritores revolucionarios, la revista Mensaje, en la época de la dictadura de Batista, y colaboró en La Carta Semanal, periódico clandestino de los comunistas cubanos, durante la misma etapa. Combatiente contra la dictadura de Machado, Juan Marinello Vidaurreta cumplió condena de seis meses de prisión en el presidio de la antigua Isla de Pinos, y la misma dictadura lo obligó a asilarse en México. Del regreso del exilio, se reintegró a las tareas intelectuales y políticas. Doctorado en Filosofía y Letras y profesor del Instituto de Lenguas Modernas de la Universidad de La Habana, se incorporó a la manifestación estudiantil de 1930 en protesta contra el régimen de Machado. Fue detenido y acusado de instigador. En 1932, después de la muerte de Mella, presidió la Liga Antiimperialista. Asimismo, presidió el Primer Congreso Internacional Contra la Guerra, la Intervención y el Fascismo, celebrado en La Habana en 1934. En febrero de 1935 fue condenado con sus compañeros de la dirección de la revista Masas a seis meses de prisión, que cumplió en el Castillo del Príncipe de La Habana. Libertado, sufrió otro exilio en México, donde trabajó por nueve meses como periodista y profesor. En 1937 pronunció el discurso inaugural en el Congreso de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y forma parte de su directiva. Viaja a España presidiendo la delegación cubana al Congreso Internacional de Intelectuales por la Defensa de la Cultura, preside la sesión de apertura en Madrid y pronuncia el discurso inaugural en representación de los Escritores Latinoamericanos. De regreso en Cuba, desarrolló una intensa labor a favor de la República Española, viajando a New York, donde tomó parte en actividades de solidaridad con el pueblo español. Reconocimientos y Condecoraciones Recibió importantes condecoraciones y reconocimientos de instituciones culturales, académicas y docentes, entre ellas: Doctor Honoris Causa en Ciencias Filológicas de la Universidad Carolina de Praga en 1963, la medalla Federico Joliot-Curie de Oro y Plata por diez y veinte años de militancia en el Consejo Mundial de la Paz y la Orden Caballero del Águila Azteca de México, entre otros. Bibliografía * Liberación: poemas (1927) * Juventud y vejez (1928) * Sobre la inquietud cubana (1930) * Americanismo y cubanismo literarios(1932) Poética * Ensayo en entusiasmo” (1933) * Momento español” (1937) * Actualidad americana de José Martí (1945) * Martí, escritor americano” (1958) * Meditación americana” (1959) * El pensamiento de Martí y nuestra Revolución Socialista(1962) * Contemporáneos (1964) * Creación y Revolución (1973) Referencias EcuRed - www.ecured.cu/index.php/Juan_Marinello_Vidaurreta

Rafael María de Mendive

Rafael María de Mendive. Destacado intelectual, comprometido de palabra y de hecho con la justa causa liberadora de la segunda mitad del siglo XIX en Cuba. Literato, poeta y eminente educador de vasta cultura. Nació el 24 de octubre de 1821 en La Habana, hijo de Mariano Mendive, comerciante vizcaíno y de Dolores Daumy, natural de La Habana. Sus padres mueren siendo aún niño, haciéndose cargo de su educación su hermano mayor, quien se encargó de ofrecerle vasta instrucción, enseñándole Literatura Española, Inglés y Francés, lo que correspondió con el impresionante adelanto de Rafael María. Contaba 13 años de edad, en 1834, cuando ingresa en el seminario de San Carlos, ya poseía buen dominio de la literatura española, el inglés y el francés. En "San Carlos", estudió Derecho, Filosofía y latinidad, a cargo de los más renombrados profesores de la época. Sus excelentes resultados académicos, más el apoyo económico de su familia, le permitieron, ingresar, en 1838, contando con 17 años de edad, en la Real y Pontificia Universidad de La Habana, donde culminó la carrera de Derecho en 1844. Llegado este momento, a los 23 años de edad, con una sólida formación académica, así como una febril inclinación hacia la poesía y lo bello en general, decide realizar un prolongado viaje al extranjero, dicho proyecto se materializa gracias al apoyo económico de su tía Mercedes, quien lo aprecia como a un hijo. Esta estancia en el exterior, que se extendió hasta 1852, le resultó altamente productiva, pues se vincula con figuras de gran renombre político y literario, tales como Félix Varela, José Antonio Saco y Domingo del Monte entre otros, los cuales por diversas razones, contrarias a la política colonial imperante en Cuba, habían tenido que abandonar la patria. Este período de 8 años fue decisivo en su formación intelectual. Regresó a Cuba en 1852 y en 1856 ingresó en la Sociedad Económica de Amigos del País, contaba con 35 años de edad y estaba en plena madurez intelectual, con una amplia producción literaria, fundamentalmente poética. En 1851 sus versos fueron incluidos en la antología “Poetas españoles y americanos del siglo XIX”. Después de visitar Italia regresó a Cuba en 1852. Cuatro años después ingresa en la Sociedad Económica de Amigos del País y colabora con diferentes publicaciones entre las que se encuentran: Guirnalda Cubana, Revista Habanera, Álbum de lo Bueno y lo Bello, el Correo de la Tarde y el Diario de La Habana. Mendive; maestro de Martí Durante sus años de profesor, protector y maestro de José Martí. Su casa era centro de reuniones literarias y fervor patriótico. En 1864 ocupa la dirección de la Escuela Superior Municipal de Varones, y más tarde funda el colegio San Pablo, instalado en su propia casa, en Prado 88, la cual constituyó, para todos sus discípulos, un seminario cívico donde encuentran calor de hogar. Martí se forma en las manos de Mendive. Los conceptos fundamentales de la prédica martiana: amor a la libertad, decoro, dignidad, prestigio, justicia, preocupación por los humildes, pureza de pensamiento, eran virtudes atesoradas por Mendive, las cuales supo transmitir a su discípulo. Sobre él escribe Martí en carta a Enrique Trujillo: "Y ¿cómo quiere que en algunas líneas diga todo lo bueno y nuevo que pudiera yo decir de aquel enamorado de la belleza, que la quería en las letras como en las cosas de la vida, y no escribió jamás sino sobre verdades de su corazón o sobre penas de la Patria?..." El Patriota El 22 de enero de 1869, como consecuencia de las manifestaciones revolucionarias ocurridas en el Teatro Villanueva, donde se escucharon vivas a Cuba y a Carlos Manuel de Céspedes, durante la representación de la obra "El perro huevero", Rafael María de Mendive fue detenido y remitido a prisión en el Castillo del Príncipe donde estuvo cinco meses, por ser su casa centro de reuniones patrióticas. Su Colegio San Pablo, fundado en 1867, fue clausurado, y el poeta resultó sentenciado a cuatro años de confinamiento en España, desde donde logró pasar rápidamente a Nueva York, ciudad donde residió desde 1869 hasta 1878. Allí colaboró en varias publicaciones de lengua española y continuó alentando la causa separatista, por la cual murió su hijo Luis. Mendive regresó a Cuba al firmarse la Paz del Zanjón donde dirigió el periódico liberal Diario de Matanzas desde diciembre de 1878 hasta marzo de 1879. Continuó escribiendo para importantes publicaciones internacionales, y en 1883 apareció la tercera edición de sus Poesías. Estuvo al frente del colegio San Luis Gonzaga, de Cárdenas y allí enfermó en 1886, por lo que fue trasladado a La Habana, donde murió el día 24 de noviembre. El 20 de diciembre del mismo año le fue tributado un homenaje póstumo en el Teatro Tacón, donde participaron algunas de las más destacadas figuras de la cultura cubana de la época. José Martí su más devoto alumno publicó una semblanza de su maestro en El Porvenir, de Nueva York, el 1 de julio de 1891. (...)¿Se lo pintaré preso, en un calabozo del castillo del Príncipe, servido por su Micaela fiel, y :sus hijos, y sus discípulos; o en Santander, donde los españoles lo recibieron con palmas y :banquetes?; ¿o en New York, adonde vino escapado de España, para correr la suerte de los cubanos, y :celebrar en su verso alado y caluroso al héroe que caía en el campo de pelea y al español bueno que :no había querido alzarse contra la tierra que le dio el pan, y a quien dio hijos?; ¿o en Nassau, :vestido de blanco como en Cuba, malhumorado y silencioso, hasta que, a la voz de Víctor Hugo, se :alzó, fusta en mano, contra «Los dormidos»?; ¿o en Cuba, después de la tregua, cuando respondía a un :discípulo ansioso: «¿Y crees tú que si, por diez años a lo menos, hubiese alguna esperanza, estaría :yo aquí?» ¿A qué volver a decir lo que saben todos, ni pensar en que los diez años han pasado? :Prefiero recordarlo, a solas, en los largos paseos del colgadizo, cuando, callada la casa, de la luz :de la noche y el ruido de las hojas fabricaba su verso; o cuando, hablando de los que cayeron en el :cadalso cubano, se alzaba airado del sillón, y le temblaba la barba. El Poeta Mendive es coautor de Cuatro laúdes, junto con Ramón Zambrana, José Gonzalo Roldán y Felipe López de Briñas. En colaboración con José de Jesús García publicó su antología América poética. Prologó, además, la segunda edición de las Poesías de Fornaris. Fue traductor, dejó dramas inéditos y utilizó los seudónimos Tristán del Páramo, La Caridad y Armand Flevié. La perfección formal y el sentido de la musicalidad, caracterizan la obra lírica de Mendive, a veces más recordado por haber sido maestro de José Martí, que por su legítimo valor como poeta. La gota de rocío es uno de sus poemas más característicos; es también muy hermoso La oración de la tarde. Refinado y pleno de matices, parece ser un poeta transicional entre la primera y la segunda generaciones románticas; con él se abandonan las tendencias más facilistas del criollismo, sin dejar de reflejar en su poesía una sensibilidad íntimamente cubana. Mendive * La Gota de Rocío * ¡Cuán bella en la pluma sedosa de un ave, * O en pétalo suave, * De nítida flor, * Titila en las noches serenas de estío * La diáfana gota de leve rocío * Cual vívida estrella de un cielo de amor! * El álamo verde que el aura enamora, * El sauce que llora, * El verde palmar, * El mango sombroso, la ceiba sonante, * Cual fúlgido rayo de níveo brillante * La ven en sus hojas inquieta temblar. * Resbala entre rosas tan rápida y leve, * Tan frágil y breve, * Tan blanca y sutil, * Cual son de la vida los sueños de amores, * Y el beso de almíbar que en copa de flores * Nos brinda gozosa la edad infantil. * Acaso de un ángel la lágrima sea * Que amor centellea * Con luz celestial, * La gota de aljófar de un niño que llora. * La perla más blanca que vierte la aurora * Y lleva en sus alas el suave terral. * ¡Soñando ternezas gallarda hermosura * El cáliz apura * De aromas y miel; * Y el lago sus ondas azules levanta, * El cisne se queja de amores y canta, * Y todo en la tierra respira placer! * ¡Oh noche! ¡Oh misterio de eterna armonía! * ¡Oh dulce poesía * De sueño y de paz! * ¡Poema de sombras, de nubes y estrellas, * De rayos de oro, de imágenes bellas * Suspenso entre el cielo, la tierra y el mar! * ¡Oh! ¡Cómo gozoso en las noches de Mayo * Al trémulo rayo * De luna gentil, * Sentado en el tronco de un sauce sombrío * Tras gota apacible de suave rocío * Pensé de mi madre las huellas seguir! ¡Y allí con mis versos, en paz deleitosa Mis hijos, mi esposa, Mis libros y Dios, He visto las horas rodar sin medida, Cual rueda esa perla del cielo caída Temblando en el cáliz de tímida flor! ¡Feliz si, muriendo, mis tristes miradas De llanto bañadas Se fijan en ti! ¡Feliz si mi lira vibrante y sonora, Cual cisne amoroso, con voz gemidora Su queja postrera te ofrece al morir...! ¡Tú, al menos, podrías en gélida losa Con luz misteriosa Mi nombre alumbrar; Y el ave sedienta verá con ternura De un pobre poeta la lágrima pura, Allí sobre el mármol tranquila brillar...! Bibliografía * Mendive, Rafael María: Poesías escogidas, selección y prólogo de Rafael del Valle, Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1977. * Mendive, Rafael María: Autobiografía. Tomado de Portal de la Universidad de Ciencias Pedagógicas "Raael María de Mendive" de Pinar del Rio. Cuba Referencias http://www.ecured.cu/index.php/Rafael_Mar%C3%ADa_de_Mendive

María Luisa Milanés

(...) Autora del primer manifiesto feminista que se conoce en Cuba: su valiosa Autobiografía, está casi olvidada. Poetisa bayamesa, vivió apenas 26 años, pero le bastaron para marcar con su impronta, no sólo las letras de su tiempo, sino, de forma muy particular, introducir el tema de género en los que serían, de unos años acá, los actuales estudios sobre el tema. Y es que su fino y culto temperamento, convirtieron a María Luisa Milanés en la incomprendida y rebelde autora de valiosos textos en verso y prosa que, por su calidad, la ubican entre una adelantada de las corrientes literarias que formarían parte de nuestras letras a partir de los años ‘40 del siglo XX. (...) Venir al mundo, ¿para crear? María Luyisa Milanés, nacida el 15 de julio de 1893, en el poblado bayamés de Jiguaní, de la antigua provincia de Oriente, y en una familia de la que saldrían figuras de nuestra historia (valga un ejemplo: fue sobrina de Margarita Estrada, hermana del primer presidente Tomás Estrada Palma), por su talento y formación, pudo estudiar en los mejores centros educacionales de la época, como el Colegio Francés y el Sagrado Corazón. Ya de pequeña escribía versos y había oído en su hogar y de boca de sus padres, poemas de José María Heredia, Juan Clemente Zenea y Plácido, entre otros destacados autores de la centuria que la vio nacer, como asimismo, pintaba y tocaba el piano («el arte sublime que me hacía soñar»), según nos cuenta la ensayista y narradora María del Carmen Muzio en la valiosa biografía: María Luisa Milanés, el suicidio de una época, publicada por las capitalinas Ediciones Extramuros en el 2005. Justamente, con apenas 19 años, ya dominaba el inglés, el francés y el latín; de tal suerte, durante su educación en esos centros, leía lo mejor de los clásicos de las literaturas españolas, inglesa y francesa. Y se interesó por un género entonces en boga en Europa, la novela psicológica («se apoderó de mi alma el amor la novela psicológica, que había de perdurar y fructificar más tarde», nos dice en su Autobiografía), pero también por la Astronomía, algo raro en una mujer de esos años. Al culminar sus estudios, frisando los 20 años, regresa a Bayamo, entonces una ciudad bastante atrasada en las costumbres de sus pobladores, al punto de que allí, como en muchas otras regiones del interior, no era común que una joven leyera y escribiera versos, aunque fuera de familia acomodada. Durante su etapa de estudios, lo mismo en su hogar que en las escuelas religiosas, ya comenzaría a chocar con la férrea educación las ‘tías’ y de tales centros, donde se formaba a las chicas para ‘mujeres del hogar’, ‘buenas esposas’ y ‘dulcísimas madres’. Así, en unas breves vacaciones, el padre la llevó a su hogar en Bayamo, donde «mi madre —según la poetisa contaría en su Autobiografía— quedó dolorosamente impresionada por mi cambio de carácter. Había olvidado la risa. Las viejas tías, al cambiar por completo mis hábitos, cambiaron mi naturaleza espiritual. Mi alegría dejó de ser un gesto natural para encarnar una recompensa. Y eso es un error. […] En ocasiones, «pierdo el color y la vista, y el control de mí misma, y caigo en una abulia mental y espiritual dolorosísima, que, hiperestesiada, me ha llevado a veces hasta la desesperación. Y como no hablo ni lloro, ni desahogo mi temperamento, la tempestad dura, y me enerva. Y para evitarla me he sentido siempre capaz de renunciar hasta a la misma vida. Y como mis gritos, mis cantos, mis retozos provocaban las violencias de aquellas tres pobres viejas, tan buenas y cariñosas, pero chapadas tan a la antigua, renuncié a los juegos… Porque ellas pensaban que ya a los diez años, la mujer debe ser ‘formal, hacendosa y callada para demostrar lo que será después’.» La poetisa se rebela, pero... Nunca quiso publicar sus poemas y sólo serían conocidos, tras su desaparición física, gracias a un número especial de Orto, la importante revista especializada de la vecina ciudad de Manzanillo. Baluarte de la cultura cubana de aquellos años, la publicación fue dirigida, desde su creación, por el poeta Juan Francisco Sariol, quien dedicó esta edición en homenaje a la poetisa. En las páginas de la Edición extraordinaria en homenaje póstumo a la excelsa poetisa María Luisa Milanés (1920), se aprecian las cualidades literarias de Liana de Lux, seudónimo adoptado por la poetisa, para ocultarse y así poder escabullirse de los torpes prejuicios de la época, cuando a una provinciana casada se le prohibía publicar sus versos. Se debe comprender a esta mujer, quien, con sensibilidad y espíritu no comunes, se sentía condenada, por las circunstancias epocales, a una mediocre existencia dedicada a las elementales tareas del hogar, al que estaba atada por un padre y un marido machistas. El padre la adoraba y complacía sus caprichos hasta que se casó en contra de su voluntad. El dolor, la frustación y más, mucho más El epicentro de su obra en versos es el dolor y la frustración por no poder dedicarse a las letras ni al arte, sus fervientes pasiones. Y aunque quiso rebelarse ante tal status, desapareció tempranamente, quizás al ver qué imposible resultaba entonces luchar contra el dominio del hombre o, lo que es lo mismo, el demonio del machismo en aquella sociedad y época, marcada por la también machista cultura hispana. La muerte, muy pensada por la poetisa, resultaba tema común en su obra, toda vez que veía truncos sus afanes y acaso, tal una obsesión, intuida acaso como una liberación, una redención de la existencia. Así en sus poemas «Jan Noli Tardare», «Ya yo me voy consciente» y «Hago como Spartaco» refleja tal sentimiento. En el primero alude, poéticamente, a «las mariposas negras del suicidio». Pero será en el soneto «Yo quiero hartarme de llorar», donde mejor y con más calidad refleja este pensamiento. Allí clama, quizás anticipando su pronta muerte: sólo un mes y medio antes de desaparecer, el 12 de octubre de 1919. Yo quiero hartarme de llorar, yo quiero Desmenuzar mi amor y mis dolores Demoler mi ilusión, mi pesar fiero Y acabar mis recuerdos y rencores. Yo quiero hartarme de llorar mis lágrimas Que jamás calman mi añoranza intensa Que no se llevan mi desgracia inmensa Ni borran, cuando corren, mis nostalgias Yo quiero hartarme de llorar, rendida Por el dolor, por la injusticia helada Y en llanto rojo al fin, dejar la vida. Contar su vida A pesar de la calidad de su escasa, pero valiosa obra poética, lo más importante de sus letras radica en su Autobiografía, donde narra sus ansiedades, avatares, y frustraciones. Son reveladoras estas breves e intensas páginas, en las que, al margen de su calidad, se confiesa ante sí misma, pues ella nunca pensó publicarla. Allí, dice: No soy dueña de mí misma. En ese mundo en que tanto se cantea, se precisa y se saca a relucir el libre albedrío, no se es dueño siquiera de vivir la vida; hay no sólo que dejar que se la vivan a uno, sino que querer o demostrar que quiere uno que lo lleven de la mano y le reglamenten el amor, el deseo, el talento, el placer, el dolor y hasta el más supremo de los derechos: el de vivir o no. […]… la vida de la mujer latina es un ferropusiato. Todo está previsto, marcado, arreglado, medido y, hasta duplicado por si se pierde, se confunde o se olvida el ‘proyecto de vida’. No tiene el derecho de sus emociones, de sus inclinaciones, de sus aficiones, de sus aspiraciones, de su talento, sino el deber de lo que ‘está bien’ y la prohibición de lo ‘que está mal’. Es decir, que está sometida a un código fantástico, envilecido y anormal, que prescribiéndole ‘lo que está bien’ y prohibiéndole lo ‘que está mal’, le prescribe la hipocresía y le prohíbe ser honrada. Sí, porque ser honrada des seguir la ley natural, ser veraz, ser franca. En otro momento, condena la poetisa: Tenemos también que entre los hombres latinos está tan reciente, tan vivo, tan entero el hombre prehistórico, que no se conciben relaciones afectuosas y menos afectuosas entre personas de diferente sexo que por decencia, por consciencia, por posesión y control de sí, sean asexuales y asensuales. Y como consecuencia de la esencia y el alcance de todo lo dicho, tenemos que la cultura, la erudición, la educación, el talento cultivado, la mentalidad fuerte y serena, está en la mujer latina, mucho menos que en embrión. Que en los casos en que se persigue un fin tan noble y puro como este, la mujer, para adelantar, formarse y progresar, necesita relacionarse con el hombre porque es el hasta aquí cultivado. Aún en otro instante, deja sentado: Yo me limito a sonreír, a hacer creer que creo ‘que no está bien’ que yo escriba, porque eso no es cosa de mujeres, ni las amistades, ni la publicidad, son cosas distinguidas, y con el más supremo de todos mis derechos, me reservo el de reunir, para aquellos que me acogieron con júbilo fraternal, ‘lo que di de mí’… Por eso, en las propias memorias, añade algo no menos importante de su etapa de soltera: Mi tiempo de soltería no ofrece interés ni quiero repasarlo. Una soltería exactamente igual a las de todas las mujeres aldeanas cuyos padres tienen un poquito de dinero. Unos días llenos de piano, de pintura, de bordado. Jamás vi lo que era un baile. No tuve una amiga cuya conversación no oyera todo el mundo. Jamás salí sola. Jamás salí sola. Jamás tuve ninguna libertad de ninguna clase. Puede decirse que yo, asustada por la violencia del cambio, no revelé mi verdadera personalidad. No hablaba mucho, no reía. Mis párpados cubrían mis ojos casi constantemente. Y a solas, en la noche dormida, lloraba mucho… Mas, un fragmento que define aún más la paupérrima condición espiritual a que se vio sometida esta sensible mujer, es el siguiente, que, aunque brevemente, confiesa sus atribulaciones ya casada: El 19 de septiembre de 1912 me casé y no puedo decir que a gusto de mi familia; permanecí con ella todavía cerca de un mes, a causa de ciertos arreglos que tardaron, y el 10 de octubre fui a formar un nuevo hogar. Que no fructificó. Por lo cual, hoy que tengo los ojos abiertos, me congratulo. Es lo menos que puedo hacer. Por no haber cometido el crimen de traer a la vida más hombres que hicieran llorar las mujeres ni más mujeres a quienes hicieron llorar los hombres. Y sin embargo, en mis primeros tiempos yo lo deseaba ardientemente, lo soñaba, llorando de angustia. ¡Y no falto quién pensara que yo, pobre yo!, tan tierna, tan cándida, tan niña, no reunía condiciones para la maternidad. Quiero pasar por alto también toda mi vida de casada. No seré yo quien deje mis dolores al descubierto, ni quien profane mis gozos, publicándolos. Voy a resumir mi vida entera con estos versos del poeta mexicano Amado Nervo: He sufrido como todos y he amado. ¿Mucho? ¡Lo suficiente para ser perdonado! Y para concluir, quiero transcribir el último fragmento de su Autobiografía, donde insinúa por qué destruyó su papelería, escrita durante tantos años con talento, cultura y amor: Y voy a mi obra literaria en prosa y en verso. Causas ajenas a mi voluntad me han obligado a destruirla toda, salvo pequeños especimenes, los más en verso. Yo llegué a completar siete obras en prosa, extensas, puesto que hubiera hecho, cada una, un tomo de los más gruesos de la biblioteca Renacimiento. Hasta aquí, este retrato de María Luisa Milanés, la casi olvidada poetisa bayamesa que, por las limitaciones de la época que le tocó vivir, frustró sus enormes posibilidades como poetisa y narradora cubana de su tiempo, perdiendo de esta manera nuestras letras uno de los genuinos valores de lo que hoy se define como discurso femenino en la poesía y la prosa. Temática: Libro y Literatura compartir en: Lector crítico Referencias http://www.cubarte.cult.cu/periodico/opinion/6731/6731.html El 9 de octubre de 1919 la ciu­dad de Bayamo fue tes­tigo de un suceso trágico que derivó en escán­dalo: María Luisa Milanés se hizo un dis­paro que tres días más tarde pon­dría fin a su vida. Este hecho local pudo haber ocu­pado ape­nas un renglón en las estadís­ti­cas de sui­cidios si su pro­tag­o­nista no hubiera sido tam­bién una escritora. Dejó incon­clusa su auto­bi­ografía y sólo llegó a pub­licar algunos poe­mas en la revista Orto, bajo el seudón­imo Liana de Lux: sin­u­osi­dad, ver­dor que se desprende silen­cioso en busca de una luz que para ella nacía y moría en la sombra. María Luisa reedita en la poesía cubana el drama de la mujer sometida a las restric­ciones de su tiempo, que escoge la muerte como forma de lib­eración. Cortó de golpe todos los vín­cu­los con una vida mar­cada por las desave­nen­cias famil­iares, la infi­del­i­dad conyu­gal y la repre­sión de su espíritu creador. El 19 de sep­tiem­bre de 1912 decidió casarse, en con­tra de la vol­un­tad de sus pari­entes, con un dis­putado galán de Bayamo. Pero el mismo que la rescató de la torre famil­iar no tardó en con­ver­tirse en ver­dugo y carcelero de otra torre más alta: el matrimonio. Inspi­rada fun­da­men­tal­mente en los motivos de su infe­li­ci­dad, los siete años que le sigu­ieron con­for­man su etapa de mayor creación poética, aunque la poesía la vis­itó siem­pre en su ver­tiente más neg­a­tiva y dolorosa. Su escrit­ura es evasión y catar­sis de una inqui­etud gen­eral; en ella no hay esper­anza ni ilusión. Del amor nos mues­tra sólo su costado tanático; cada pal­abra es el tes­ti­mo­nio de una destruc­ción y su único deseo es de muerte: ¿Qué esperas ya? Me impul­sas a buscarte En el silen­cio eterno que te envidio Y a cada rato vienen a anunciarte Las mari­posas negras del suicidio! Estaba tan triste María Luisa que hasta su deseo de morir se nota cansado. Morir y vivir, todo le cuesta. Sin fres­cura ni ardor de vida, sus pal­abras son bar­rotes, mari­posas negras posadas sobre la flor de la poesía, der­ra­mando una som­bra que la obliga a cur­var el tallo, pesarosa. Había estado escri­bi­endo su auto­bi­ografía. ¿Qué es lo que una mujer de 26 años puede miti­ficar de su vida en una ciu­dad de provin­cia, per­dida en la vasta geografía del amor? Al calor de agosto doraba María Luisa su pena, y al hac­erlo tal vez bus­caba alivio. Al escuchar el sonido de la llave del esposo en la cer­radura secaba sus lágri­mas con la punta de un pañuelo y se apresuraba a ocul­tar bajo la almo­hada las mari­posas que había con­seguido apre­sar durante el día: “doradas del recuerdo”, “de fuego de la glo­ria”, “azules de año­ranza” o, des­col­ori­das, aquél­las “de un cruel remordimiento”. Tor­na­so­lada aunque monó­tona esta obsesión por las mari­posas, “negras y silen­ciosas” como her­al­dos valle­jianos dis­eca­dos por la entomóloga María Luisa. Todos estos ejem­plares se encuen­tran reunidos en un mismo soneto, y en su revolotear tratan de trasmi­tir al esposo un sen­timiento de culpa que lo lleve al arrepen­timiento. Al menos eso es lo que desea la escritora, esperando obtener en rec­om­pensa la opor­tu­nidad de per­donarlo: “Yo pasaré ser­ena, olvi­dando tu infamia, / Alum­braré tus pasos con mis tristes sonrisas!” Creyó que el mundo empez­aba y ter­minaba en las fron­teras de lo per­mi­tido, y muy ape­sad­um­brada debió sen­tirse, pues durante horas per­manecía en la cama, acostada bocabajo mirando fija­mente el piso de cemento pulido hasta que, exas­per­ada por su propia inmovil­i­dad, se incor­poraba agi­tada, como quien ha olvi­dado algún asunto de interés, y cor­ría hacia el piano con la esper­anza de encon­trar sosiego. Ella vive fer­men­tada en el olvido. Es cierto que no escribió una obra de gran cal­i­dad, pero fue más lejos, mucho más lejos. Algunos autores con­fiesan que la escrit­ura es un con­juro con­tra la muerte, una vis­itación men­es­terosa, pero en la acti­tud de esta mujer hay algo trágico y fol­leti­nesco, una lucha dis­pareja entre sen­timiento y razón, sueños y con­ven­ciones, en la cual la poesía es, más que tes­tigo y con­fi­dente, un ali­ado seguro. La noche antes del dis­paro escribió sus Noc­turnos, negros como la noche, oscuros como la muerte, pero inten­sos, como sólo es el vivir en esa hora. Su lan­guidez es pasional —si acaso esto es posi­ble— pero pasión al fin, que busca la unión con el amado y, al no encon­trarla, la susti­tuye por muerte. Libre de ansiedades y pos­turas estu­di­adas porque su yo no resultaba con­vin­cente. Libre de temores y horas de un pesado silen­cio que ha preferido olvi­dar. Ya no espera el final de la película, cuando el héroe la carga en bra­zos hasta la alcoba; cierra la nov­ela antes de leer la última frase: “No es un sueño, te amo.” Cierra los ojos, pasa las hojas; el amor es un camino que se pierde en el hor­i­zonte, no se esconde en almo­hadones de plumas ni brota ele­men­tal y sal­vaje de un par de man­tas colo­cadas sobre la hierba en un domingo de campo. Tierra, colchón, ban­cos y rin­cones, topografía semi­ur­bana (íntima) de Eros; acci­dentes cor­po­rales que tras las cir­cun­stan­cias dis­im­u­lan su ende­blez. La inten­si­dad es un pén­dulo gigante que va del-hombre-a-la-mujer-de-la-mujer-al-hombre dejando mar­cas de impiedad sobre los cuer­pos y un día se detiene igual que un reloj. El amor es, en cam­bio, esa gotera que horada el oído, cuya humedad estorba en días plomi­zos, pero no cesa, y un día nos ve morir mien­tras sigue cayendo, per­sis­tente. Entonces ya no espera ni desea un final de cuer­pos suda­dos, con el tabaco del esposo ardi­endo en el cenicero y las sábanas por el piso —visiones de un ero­tismo canónico que reco­bran su novedad sólo en el can­dor de la ado­les­cen­cia—. Sin embargo lo ama, y cier­tas noches con gusto habría renun­ci­ado a la muerte para per­manecer a su lado. Hay en sus poe­mas invo­cación y pre­fig­u­ración del sui­cidio. En “Jam noli tar­dare” expresa un “can­san­cio pro­fundo” pero, impa­ciente, encuen­tra el impulso que nece­sita para bus­car “el silen­cio eterno”. El mismo deseo de renun­ciar a la vida está con­tenido en el soneto “Sub lumen”, donde describe con pre­cisión el estado de enlutec­imiento gen­eral de todas sus fun­ciones vitales y creativas: No tengo ni siquiera can­san­cio que me embriague, No tengo ya deseos en que mi mente vague. Yace tran­quila y muda mi fér­rea voluntad. Callé todas las voces, ahogué todos los cantos… Está poseída por un spleen pueb­lerino que se agota en los teja­dos de casitas idén­ti­cas, mas, como el phenix, recu­pera cierto aliento de vida que “renace por la renun­ciación”. En paradoja harto cono­cida, María Luisa no acepta el pan con sabor a olvido que el esposo sirve en la mesa. De la cocina del amor se escapan los vapores del hedo­nismo y la belleza para for­mar una nube frente a sus ojos. Melancólica y dis­traída, recoge la vajilla y con­funde los sabores: muerte dulce como la miel; amor, almen­dras amar­gas que paladea mien­tras escribe: “En la angus­tia ter­ri­ble, que mi labio no nom­bra, / ¿Pasaré por tu vida, cual nave por la sombra?” Patética, aunque lúcida, es la duda de María Luisa. En la car­rera de relevos que es el amor, el esposo es más veloz, pero ella más resistente. Así, no puede com­pren­der “la per­fecta her­mo­sura de tu frente, / Donde jamás el pen­samiento brilla!” Con altivez enseña el tobillo la escritora que no es Dama ni Señora, ape­nas una mujer que sabe val­o­rar la inteligen­cia por sobre la belleza. Ambas seducen, pero mien­tras que la primera a-lumbra, da luz, la segunda des-lumbra, la quita. Algo le molesta en la her­mo­sura del amado que se con­tem­pla no como Nar­ciso en las aguas del estanque, y sí como un aven­turero en la mirada femenina de toda una ciu­dad: el no reconocimiento de esa mirada difer­ente que ella le ofrece, la literaria. Esta noche, al salir del baño, la cor­ri­ente de aire que entra por la ven­tana del fondo la ha estreme­cido. Cuánta suavi­dad, ahora que se suelta el cabello y deja caer la bata en mitad del pasillo, para que la brisa cumpla su parte en el juego que es tam­bién el amor. Tanta qui­etud y una promesa podrían seducirla; se siente una mujer plena, ha dejado de ser capullo. Sig­ilosa, se acerca al gran espejo ori­entable que años atrás mandó colo­car en el come­dor y com­prueba la aut­en­ti­ci­dad del mila­gro: brillo en los ojos, tem­blor en las manos, calor en el vien­tre y un vuelco en el corazón. Pero dice: “Si lo que veo proviene del espejo, / entonces no es un reflejo, / se trata más bien de un espe­jismo.” Y mien­tras des­cubre la sineste­sia, su última opor­tu­nidad se deshace en el camino sin regreso, adonde va consciente: Colo­cad sobre mí las campanillas Azules de la vega, las sencillas Flo­recitas del campo, sin cultivo, Que tanto quiero mien­tras tanto vivo. Y colo­cad debajo mi cabeza Unos ver­sos de Nervo, con terneza, Para que mul­lan mi tran­quilo sueño Y reco­jan así mi último empeño. Que nadie me acom­pañe ni me llore, Ni turbe mi silen­cio, ni profane Mi soledad final; nadie me llame, Que yo me voy, con­sciente y abstraída En el silen­cio intenso de la noche, Y alum­brarán los astros el derroche Postrero de ilusión que haré en mi vida. Texto pub­li­cado en la edi­ción 146 de Crítica Referencias http://revistacritica.com/ensayo-literario/elogio-del-folletin-por-idalia-morejon-arnaiz




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