—Un portal. —No lo tenemos. —Por una noche. —¿Quién eres? —La Virgen.

Huele a sangre mezclada con esplie… Venida entre un olor de resplandor… A sangre huelen las quemadas flore… Y a súbito ciprés de sangre el fue… Del aire baja un repentino riego

La cabra te va a traer un cabritillo de nieve para que juegues con él. Si te chupas el dedito, no te traerá la cabra

Hubierais visto llorar a las yedra… a un yelmo moribundo sobre una ros… a esa hora en que los nardos más s… y los laúdes se ahogan por arrolla… Es verdad que los fosos inventaron…

En un verso de ocho sílabas ¿qué no cabrá, si es una y tan sólo en ella cabe el mar? Ocho sílabas son muchas

Las cochinillas de humedad, las mariquitas de San Antón, también vagaba la lombriz y patinaba el caracol. Infancia mía en el jardín;

Ven. Ven. Así. Te beso. Te arranco. Te arrebato. Te compruebo en lo oscuro,

... Hay peces que se bañan en la a… y ciclistas que corren por las ola… Yo pienso en mí. Colegio sobre el… Infancia ya en balandro o biciclet… Globo libre, el primer balón flota…

Vino el que yo quería el que yo llamaba. No aquel que barre cielos sin defe… luceros sin cabañas, lunas sin patria,

Siempre es todo ojos. No te quita los ojos. Se come las palabras con los ojos. Es el siete ojos. Es el cien mil ojos en dos ojos.

¡Qué altos los balcones de mi casa! Pero no se ve la mar. ¡Qué bajos! Sube, sube, balcón mío,

Aun verdes, imagino que algún día de algún año pasado, un curso ido, sobre un mapa en el tiempo desvaíd… estudiábamos juntos geografía. Como los papagayos colegiales,

Robada por un pez de acero y lona, tú, sin malló, dormida, diste con una estrella que, escond… rondaba a Barcelona. ¡Susto en la luz! Teléfonos fundi…

¿Será difícil, madre, volver a ti?… somos tus hijos. Sabes que no te merecemos quizás, que ho… maldita nos desune, nos separa de tu agobiado corazón, cayendo