En un alhajero abierto
están guardados los sueños
de oro, de plata y de cobre.
Pero son sueños más nobles
los que frecuentan mis días,
rodeados de melodías,
sentimientos de tristeza,
con ternura e impaciencia,
alivio reparador,
disfrutando del sabor,
preocupándome de a ratos,
que haya justicia y buen trato,
y mejorar la salud.
Mis sueños vestidos de héroes
se encargan de rescatarme
del profeta de los males,
y perversos vaticinios,
del fatídicos destinos
que suelen adjudicarnos,
de lo peor de lo humano,
que pretenden convertirnos.
Mis sueños son ambiciosos,
y por eso es que se animan
a matear en la cocina,
a pasearse por las sierras,
se convierten en poemas,
y se nutren del amor,
escuchando al corazón,
mis sueños, ahuyentan penas.