(1919)
#EscritoresCubanos
En la gloria de la mañana, un celaje deja pasar el sol. El viento encarruja sutilmente las olas, que besadas por la luz parecen una floración argéntea
Desde el balcón ruinoso de baranda… que como boca horrible del muro se… miro con ojos tardos hacia el verg… en donde el viento airado las pomp… En el confín borroso, un horizonte…
Me gustan tus labios gruesos y tus ojos adormidos: temblor fragante de besos y ocasos oscurecidos! Busco tus brazos posesos,
Perla, ópalo y gris: la madrugada _dijérase sibila triunfadora_ anuncia el rojo de la vieja aurora con una urente brisa fatigada. Traman feble batista opalizada
Expira la tarde. En el interior d… la casa solariega, silenciosa y or… te, la penumbra cuelga sus tules.… repente, el crepúsculo, como un pi… curioso, irrumpe por debajo de la
La gama de la tarde me invita a soñar: Blanco y azul: un vuelo de gaviotas sobre el ras de la mar.
Con el beso solemne que la Aurora a la Tierra le ofrenda antes que el Sol asome su cuadriga y los cielos encienda, me incorporé en el lecho, ensombre…
Como yo la esperé, también mi choz… con su alma sin vida la esperó; y la ausente –esperanza vagabunda– para hacerme poeta retornó. A la puerta insegura de mi choza
Hay más arcano que en el beso, que en el dolor y que en la muerte… en el ojo humano del elefante. Y mientras danza torpemente y sincroniza sus orejas,
Oh, Tierra, yo soy un espíritu in… mi comunión fue de dudas y alegría… soy viva idealidad de un esqueleto… soy un ebrio sensual de melancolía… Oh, Tierra, el himno profano de t…
Del horizonte al cenit, y entre gu… De masas nacarinas, índigo, pru– sia, celeste. Las nubes _imitativa… todas las formas_ son: montañas, f… tas y frondas. La luz del mar se l…
Prima noche: anchurosa se distiend… ante mí la dalmática del cielo, y pone un tinte de ventura y duelo en cada albino luminar que enciend… Su incólume silencio al mar extien…
Traje negro como para asistir a un funeral. Rubí el párpado. Camisa blanca. (Cuando la suele usar.) El pico inquisidor.
Tienen sabiduría tus caderas, tan flexibles como algunas maderas de mi predio natal. Tienen sabiduría tus caderas, para enojo de ansiadas bayaderas
Yo tallo mi diamante, yo soy mi diamante. Mientras otros gritan yo enmudezco, yo corto, yo tallo; hago arte en silencio.