Rogelio Eduardo Ramallo

BETELGUEUSE

BETELGEUSE    Estrella gigante roja de la constelación de ORIÓN, llamada también “Alfa Orionis”, se encuentra a 520 años luz de distancia, y su tamaño, si estuviera en el lugar de nuestro Sol, sería realmente asombroso. Su límite exterior, es decir el borde de la estrella, llegaría hasta la órbita de Marte.-

BETELGEUSE

En la tinta negra...
En el ala oscura del Cuervo Cósmico....
En la sombra africana del Monte de Venus.
En la pupila triste del niño de Somalía.
(y por qué no del niño de San Vicente)
En la negrura atroz del sentimiento de Edgar Allan Poe.
En todas estas oscuridades saltan vociferantes los negros temores, los  negros temblores y dudas, misterios, sueños, pasiones que abarcan los sexos, los sesos,
los senos, y las uniones, las manos apretadas y sudadas, los abrazos mundanos,
los sablazos terribles y los besos malsanos.
La oscuridad,... la noche... La noche y los sueños. Lo Eterno.
Nuestra mirada surca la negrura de los cuervos, de las tintas, de los montes
de Venus, de las pupilas.. pero esas oscuridades se rinden ante la Noche.!Y allí estas Betelgeuse... Divina y roja... ardiente, sensual y evocadora en tu
sangrante brillo.
Orión te tiene en su hombro, te lleva como un tesoro el cazador mitológico...
Tu luz, alborota de alegría el corazón del hombre primitivo que te contempla...
Así con esa misma mirada, los habitantes de la Crisálida estamos hipnotizados
por tu fuego helado... por tu distancia y tu misterio.
Las bestias del Jurásico ignoraban tu existencia, pero tu brillo golpeó
la iridiscente pupila del Tiranoraurio Rex, rebotó en las flechas del hombre de Neardenthal...
se arremolinó tu luz en la piel de Cleopatra, sensual en el Mare Nostrum...
brilló en el cuchillo del sacrificio en Tenochtitlan,
surcó la línea del astrolabio en la carabela de Américo Vespucio...
Penetró emotiva y cálida tu luz rubí
Oh Betelgeuse, por el telescopio de Galileo y sublime surcaste su nervio óptico
y rebotando en las circunvoluciones cerebrales, quedó estampada en las neuronas
del astrónomo renacentista...

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