Siéntate a la mesa. Bebe un vaso de agua. Saborea cada trago.
Las 00.30 y heme aquí fumando hasta matarme delante de una pantalla negra con manchas de verde embadurnándola.
Es tarde ya en la noche y la playa está desierta. Rompe el mar sobre las rocas. Un aire cálido,
Pedro Salinas dice en un poema que no quiere dejar de sentir el dolor de la ausencia de la mujer a la que ama
Las poéticas son un poco como los preservativos: si te tienes que parar, más vale dejarlo para otro día.
Hace falta estar a punto de morirse para caer en la cuenta de que nada en esta vida
Invertir cerca de un paquete de cigarrillos en la escritura de un poema de apenas ocho versos.
Desayunar con Nietzsche es relativamente fácil, sobre todo si hace sol, la lluvia es fina —un ligero chaparrón traslúcido y oxigenado–
Gente. Pedazos de carne con patas. Dos cosas que se llaman ojos.
Es como siempre habías querido estar y no podías hasta que
Es inútil, le dije. Escribir. Escribir es inútil. Ya, me contestó. Ya lo estaba yo pensando
Por delante o por atrás hincar la… tranca y puta virgen quééé polVASSSO hasta amígdala o riñones o tú de e… y ella encima
Otra maldita tarde de domingo, una de esas tardes que algún día escogeré para colgarme del último clavo ardiendo
Salgo del trabajo. Los huesos, el… dulcemente dolorido, como –a veces… después de un polvo de los buenos. La luna, sajada en dos pedazos, me… el ojo ese famoso de Buñuel,
Nadie que habiendo estado, pongamos por caso, paseando al perro por una calle céntrica y desierta a las tres o tal vez a las