¿Por qué escribo? Porque...
Blaise Cendrars
Es como siempre habías querido estar y no podías hasta que
Me llama. Está borracho. Un poco borracho; la lengua le patina, y me imagino su babosa, su estúpida sonrisa.
La ducha no funciona. La sartén convierte en picadillo lo que se supone que tenía que ser nuestra comida. Abro el grifo del fregadero
Me faltan algunos odios todavía. Estoy seguro de que existen. Céline El odio son las cosas que te gustaría hacer
Suena el teléfono. Manolo. Me com… que le han dejado un ojo como un p… En una fiesta —cosas que ocurren,… cuando uno se divierte. Algo que, como ya se sabe, no gusta dem…
Y ahora que estás en España que como ya sabrás
Camino por el tejado del centro comercial. Lo tienen montado como un jardín. Plantas por aquí y por allá. Flores, enredaderas, incluso
Cien incendios diarios en Galicia… Una extensión equivalente a 19 campos de fútbol de arbolado arrasada de 24 en 24 horas. 300 muertos en las carreteras
La vieja terminó por fin de volver… Se levantaba la falda y exhibía el… le pedía que se lo chupara al maitre. Se llamaba Linda. Tenía
Desayunar con Nietzsche es relativamente fácil, sobre todo si hace sol, la lluvia es fina —un ligero chaparrón traslúcido y oxigenado–
Lo llaman algunos. Otros dicen: «Hace falta valor, coraje, resistencia.» Y el caso es que nadie sabe nada.
«Soy yo. Estaba por aquí abajo. Invítame a un café.» «Estoy un poco liado.» «Es igual. Tú sigues
Invertir cerca de un paquete de cigarrillos en la escritura de un poema de apenas ocho versos.
El comienzo del verano y la noche yace como un cuerpo herido que la aurora no consigue desvelar… Recorro la ciudad taconeando
Todo el día queriendo redactar este poema y ahora no recuerdo qué se supone que tenía que decir.