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LA CALLE

Cualquier sitio de la calle da lo mismo...

 
Unos van con premura, otros sin prisa,
unos con alegría, otros con nostalgia,
millones han pasado y volverán a pasar.
Es la calle, cualquier sitio de la calle,
la esquina, un espacio distante para unos,
para otros un lugar especial,
el mejor reflejo de lo que somos está en la calle,
ése es nuestro hogar, el de todos,
sin distingos sociales, doctrinas,
razas e ideologías;
en la calle está todo lo que quieres,
aquello que quieres o no quieres,
lo que conoces y extrañas, todo...,
hasta de lo que hayas podido oír
hablar e ignoras; ríos de seres humanos,
de la gran ciudad, de mil ciudades,
del mundo entero,
los que han existido dieron pasos
por la senda de la calle,
trashumantes del destino,
huérfanos de la vida han echado sus
raíces y seguirán estando allí en cualquier
rincón de la calle.
La calle, un conjunto inmenso de sufrimientos
y alegrías, de seres humanos ejemplares y de
su propia ruindad,
del constructor y destructor de la vida.
La calle, donde se rozan el hombre
grande y el pequeño hombre.
La calle, donde camina la esperanza hacia
el norte y la desesperanza hacia el sur,
pero se cruzan sin mirarse, la calle,
donde se confunde el hambre con la
necesidad y deambula impávida la saciedad;
la calle, por donde discurre el sabio y se arrastra
el ignorante; la calle, ancha para el político corrupto
y estrecha para la mendicidad.
La calle, arraigo de la prostituta
y pasarela de la doble moral;
la calle, por donde circula el predicador
de prisa a su banco buzón;
olores, malos olores, esencias mil;
la calle y una moneda por favor,
la calle, el ciego y el que mira sin
asombro a su alrededor,
el cojo y el que más aprisa camina
para llegar a la cita con el médico,
cita de trabajo, o cita con el matón.
La calle, un pequeñísimo escenario
para una gran historia,
mil ocurridas y comentadas,
otras ocultadas;
la esquina de la calle de todos
y ninguno,
visible en el día y en la noche
invisivilizada, desierta, inhóspita
e infranqueable;
una vida pasa por la calle a oscuras
y en la esquina, es “cosida” a puñaladas;
la calle no vio nada, inmutable se aserena,
un muerto más entre mil muertes ya no es nada,
en contraste, en la otra esquina de la calle y en
medio de la lluvia, una niña trae al mundo a su bebé,
lloran juntos, la niña madre nada implora,
es la calle y está sola, a nadie importa...

Poema que narra las vivencias diarias de lo que ocurre en la calle.

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