Infinitos
Un día comencé a escribir el inicio de nuestro final. Escribí con resignación porque, aunque había tenido mil razones para irme, entendí que no tenía nada más por hacer cuando todas ellas dejaron de importar.
Pensé en el pequeño infinito que vivimos juntos; lo infinitamente feliz y miserable que fuí. Por primera vez estuve segura de que el high no compensaba el low y de que dejabas de ser mi lugar seguro. Necesitaba huir de nuevo; esta vez de ti. Tal vez, ese es el sentimiento que más me rompe.
Han pasado meses y aún no paro de escribir. Supongo que eso es lo que sucede cuando tienes el privilegio de sentir un amor infinitamente profundo y la desdicha de vivirlo en medio de infinita confusión.
Ya sabes que hay infinitos más grandes que otros. Tan infinitamente doloroso como se siente este punto final, sé que los puntos suspensivos habrían sido infinitamente peores.
Y aunque tal vez nunca deje de escribir este final, sé que un día viviré nuevos infinitos. Y quizás, con algo de suerte, estos sean infinitamente más amables con mi corazón.
