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Honrar las acciones

El orden y la conexión de las ideas es lo mismo que el orden y la conexión de las cosas. (...) La verdadera libertad del hombre, tienen que ver con la fortaleza, esto es, con la firmeza y la generosidad. -Baruch Spinoza

Nunca fui muy de palabras-discurso, aunque en ello se funda mi profesión y existir.
Pero supe distinguir que la idea-acción para mí no se lleva en la separación.

A mi papá hoy le honro en demasía, fue un hombre al que le corría sangre por las venas. La tibieza nunca fue su bandera, le ardían los pies, por ello bailaba, le palpitaba el corazón, por eso amaba, le asustaba el dogma, por eso reflexionaba y cuestionaba.

Y a ese hombre, lo vi durante 24 años de mi vida... Aprendí, descifré sus dudas, le enfrenté sus dogmas, le confronté la vida y le terminé dando un abrazo cuando ya la respiración se había agotado, pero su corazón todavía latía (mi papá duró 8 minutos más vivo sin respirar).

Hoy solo quedan las cenizas de un hombre hecho a mano lenta, por su madre y por su padre, pero aún más por todas aquellas experiencias que vivió y resistió sin comprometer a traición su espíritu en ellas. En un rincón florido de mi hogar, yacen esas cenizas. El polvo de lo que un día me diría: “solo estamos aquí de pasada, terminarás hecho polvo ¿qué harás con eso?”.

Me enseñó a ser fuerte (claro) quizás él desde una idea masculinizada de la fuerza, pero yo que ni hombre me sé hoy, la fuerza y la contundencia de mis ideas, para nunca jamás traicionarme, son el retrato vivo de lo que mi padre un día dijera: “tienes que ser fuerte”.

La ética que me enseñó ese hombre no fue normativa, no nace de un conjunto de bases ideológicas, la ideología misma de mi postura es la ética. Mi padre era primero ético y después se cuestionaba la ideología.

Mi papá era querido no porque era “bueno”, mi padre era respetado porque de enemigos nunca supo, ya que ellos mismos quizás trabajaban con él porque sabían que no había nadie más que fuera así. Como era él.
Sabía lidiar con cualquier persona, sabía nunca traicionarse bajo cualquier circunstancia. Es justo ahí donde ni Maquiavello sabía teorizar ese temor político porque no era miedo, era respeto.

A mí papá, que hoy más que nunca sé, el orgullo que le estaría despertando. Me construyó genuino, supo que a mí me construía para algo “diferente” pero justamente eso no lo detuvo de construir, siguió y creyó que justamente hoy fuera su mejor creación.

Un abrazo a mi papá.

Para el día del padre del 18 de junio de 2023.

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